Las protestas en Perú no dan tregua. Y en medio de la creciente violencia, cada vez son más los sectores productivos que comienzan a verse afectados. Ya no sólo la minería, el turismo y el comercio está reportando un duro impacto en sus operaciones, sino que las consecuencias comienzan a sentirse también con fuerza sobre la agroindustria.
Millonarias pérdidas, vandalizaciones, interrupciones en la actividad y en la cadena logística, son algunas de las situaciones que está reportando el sector agrario, en medio de la actual crisis social que afecta al país sudamericano desde hace más de un mes y que se concentra con mayor intensidad en las localidades de Ica y Arequipa.
Y es que lo que comenzó con una fallida disolución del Congreso y posterior salida de Pedro Castillo del poder, ha terminado por comprometer la estabilidad social y política del país y con ello de su economía. Ya se habla de un deterioro en las expectativas de crecimiento del PIB anual en medio de una crisis que parece estar lejos de terminar.
Cadena logística paralizada
Para el sector agrario el escenario es complejo. Con una incidencia en torno a 6% del PIB anual, estimaciones de la Cámara de Comercio de Lima apuntan a que el rubro productivo podría perder seis décimas porcentuales de crecimiento en el primer trimestre, pasando de 1,6% a 1,2%. Las mismas proyecciones apuntan a que se podrían perder unos 3 millones de puestos de trabajo, cuya mayor incidencia estaría en los empleos informales rurales.
Si bien las mayores afectaciones se concentran en estas dos localidades del sur (Ica y Arequipa), las implicaciones se extienden también hacia el norte, que, si bien no ha visto su operación directamente comprometida, sí está sufriendo interrupciones en su cadena logística por causa de los bloqueos de rutas.
Otras estimaciones del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo apuntan a que solo el sector agroexportador podría sufrir pérdidas diarias de US$ 21 millones. Por su parte, la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP), ya cuantifica una perdida de US$ 200 millones para el sector durante lo que va de enero, debido a los bloqueos que se produjeron en La Libertad, Ica y Arequipa. Esto derivaría en unos 80 mil puestos de trabajo paralizados, solo en Ica.
“La campaña de uvas será la más afectada porque es la que recién comienza en Ica. También lo harán -aunque en menor medida- las de mango y espárragos, que están finalizando. De todas maneras, el impacto en el sector agrario no solo afecta a la exportación sino al trabajo diario”, relató el presidente de Pro Arándanos, Daniel Bustamante. “Por un lado, no puedes exportar porque no te dejan pasar y por otro, aunque no estés en la zona de conflicto tampoco puedes movilizar producción ni a los trabajadores”, señaló.
Esa visión es compartida por el presidente de la exportadora del capitales chilenos Gesex, Cristián Allende, quien planteó que “en estas situaciones lo primero que falla es la logística. Las cosechas se deben parar porque la capacidad de almacenamiento se agota y así se va afectando toda la cadena de producción, hasta el punto de que todo lo que es de exportación se pierde, porque no llega a tiempo”.
Pérdida de mercados
Por su parte, Gabriel Amaro, director ejecutivo de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP), indicó que el clima de violencia que retrasa las exportaciones agrarias está haciendo que los productos peruanos estén siendo desplazados en sus mercados de destino por competidores de Chile, Argentina, Colombia y Sudáfrica.
Las agroexportadoras El Pedregal, Don Ricardo y Pomica ya han suspendido sus actividades porque su capacidad de almacenamiento se ha visto agotada. Mientras este martes se sumarían a los cierres Agrokasa (Sociedad Agrícola Drokasa) y La Calera. “En el transcurso de enero las empresas agrícolas han tenido que cesar operaciones y es probable que esto continúe así, extendiéndose incluso en el norte”, dijo Bustamante.
A lo anterior se le sumarían los costos que tendría que asumir el sector producto por las vandalizaciones de las que ha sido víctima. Este lunes, por ejemplo, cinco agroexportadoras fueron invadidas por un grupo de manifestantes con los rostros cubiertos en Ica. La Cámara de Comercio de esa localidad relató que dos de ellas sufrieron quemas. A esto se sumarían tres agroexportadoras en el norte, una de ellas AguaLima, y la invación de tres fundo en Villacurí: El Fraile, Natalia y Agro Victoria.
Alza en los precios
El desabastecimiento y su relación directa con el alza en los precios es otro de los efectos colaterales. Desde la AGAP, su presidente Gabriel Amaro, relató que si normalmente un kilo de tomate cuesta US$ 0,77, en zonas convulsionadas hoy puede llegar a valer hasta US$ 6,5. “Por eso es que esta afectación no es a solo unos pocos, sino a todos los peruanos”, dijo.
En esta línea explicó que la pequeña agricultura, que es la que en su mayoría abastece el consumo local, “se ha visto afectada por los bloqueos haciendo que no se pueda llegar a los destinos, sin contar la cantidad de alimentos que se han perdido”.
Como respuesta a este estrés en la cadena logística y de abastecimiento, Amaro dijo que en lo más reciente se han registrado varios operativos policiales durante la jornada en las zonas más conflictivas, como Ica, por ejemplo, para intentar destrabar los focos de conflictos y reanudar así el normal flujo en las principales vías de acceso.