La inflación es un tema de preocupación constante para los economistas. Este fenómeno económico tiene repercusiones en todo el sistema y afecta al día a día de todos los agentes económicos, ya sean individuos, empresas o gobiernos. Sus efectos son muy diversos y a veces impredecibles y complejos de aislar, pero no por ello debemos dejar de prestarle la atención que merece.
¿Qué es la inflación?
El fenómeno económico de la inflación consiste en la subida general de precios de bienes y servicios a lo largo del tiempo. La medida más frecuente que observan los economistas es la tasa de inflación anual, que consiste en calcular en qué porcentaje han variado los precios en el plazo de un año.
Si nos fijamos en Estados Unidos, la tasa de inflación anual ha tenido una media del 3,2%, por tanto, un grado moderado de inflación ha sido lo más habitual durante la mayor parte de la historia económica moderna (1914 a 2022). Y, como referencia temporal más cercana, en la década de los 90, la tasa media de inflación fue del 2,5%.
Hay diferentes modos de clasificar la inflación, en función de sus causas. Pero la característica común consiste en la subida de precios. Esta subida de precios tiene múltiples efectos en todo el sistema económico.
¿Qué efectos y problemas que causa?
En un sistema económico complejo, a veces es difícil aislar e identificar los efectos y causas de los acontecimientos. Pero sabemos que el impacto de la inflación es importante y nos afecta a todos. Veamos algunos de los efectos más significativos:
Erosiona el poder adquisitivo
El principal efecto negativo de la inflación es que erosiona el poder adquisitivo de los ciudadanos. Al subir los precios, podemos comprar menos cosas con la misma cantidad de dinero. Siempre que hay inflación perdemos poder adquisitivo. El grado de pérdida varía en función del grado de inflación. A una inflación más alta, más poder adquisitivo perdemos con el paso del tiempo.
Además, la inflación afecta a nuestro poder adquisitivo de forma compuesta, es decir, que con el paso del tiempo la pérdida acumulada va siendo mayor. Si un año sufrimos inflación de 10% y al año siguiente también, nuestro poder adquisitivo se verá deteriorado en más del 20%, por el efecto del interés compuesto.
Esta erosión del poder adquisitivo es uno de los efectos más perversos de la inflación y la principal causa de que la inflación de más de 10% interanual que sufrimos en 2022 preocupe tanto a los economistas.
Afecta a los hogares con menores rentas de forma desproporcionada
Una de las tragedias de la inflación es que afecta a la gente con menores ingresos de forma desproporcionada. Aquellos que gastan una proporción más alta de sus ingresos generales en necesidades básicas tienen menos margen para paliar el efecto de la inflación en su día a día.
Además, suelen tener menos porcentaje de su patrimonio en activos que tradicionalmente han servido como protección frente a la inflación, como los activos inmobiliarios.
Mantiene alejada la posibilidad de deflación
Uno de los aspectos positivos de un grado moderado de inflación es que mantiene la posibilidad de la deflación alejada. Los bancos centrales modernos suelen tener como objetivo mantener un nivel de inflación cercano al 2% anual.
La deflación es la situación contraria a la inflación y puede ser mucho más desestabilizadora que la inflación, ya que en el momento en que hay deflación se produce un incentivo fuerte para no gastar recursos económicos y esto puede conducir a un paro importante de la actividad económica y un repunte del desempleo.
Puede producir una espiral de hiperinflación
Uno de los aspectos preocupantes de la inflación es que cuando se descontrola, puede crear una espiral muy peligrosa difícil de romper. Uno de los aspectos importantes de las economías modernas es la inclusión de las expectativas de los agentes económicos.
Si la inflación asciende de forma descontrolada y los agentes económicos creen que va a seguir creciendo, se crea una espiral ascendente difícil de romper. Los trabajadores demandan subidas salariales superiores para hacer frente al incremento de coste de la vida, que a su vez provoca subida de precios.
Cuando la situación se desboca se habla de hiperinflación. Aunque afortunadamente no hay muchos casos en la historia de las economías avanzadas, cuando se ha producido la hiperinflación ha sido uno de los fenómenos económicos más devastadores para una sociedad.
Suben los tipos de interés
Los bancos centrales tienen un mandato y un fuerte interés en mantener la estabilidad de precios. La política monetaria es diseñada por los bancos centrales para cumplir con este objetivo y una de las principales herramientas que utilizan los banqueros centrales para mantener la inflación bajo control es el manejo de los tipos de interés.
Cuando la inflación sube, los bancos centrales aplican una política monetaria más restrictiva, subiendo los tipos de interés y enfriando la actividad económica para mantener la inflación controlada. Por contra, cuando la inflación es baja, los bancos centrales pueden bajar los tipos de interés para estimular la actividad económica e intentar producir una subida en la inflación.
Aumenta el crecimiento económico y el empleo a corto plazo
En el corto plazo un aumento de la inflación puede conducir a un aumento en el empleo y el crecimiento económico. La inflación alta perjudica a los ahorradores —dinero guardado sin ser invertido, dinero que pierde valor— y, por tanto, favorece el consumo. Ocurre así porque anima a los consumidores a adelantar sus compras y a las empresas a adelantar sus inversiones —ahora que todavía no han subido tanto como cabe esperar—.
Sin embargo, este beneficio de la inflación en algún momento se verá contrarrestado por una corrección o recesión que restablezca las expectativas económicas adecuadas a la realidad.
Perjudica la valoración de activos de renta fija y empresas de crecimiento
La inflación afecta el valor presente de los futuros flujos de dinero que producen los activos financieros. Por esta razón, activos como la renta fija o las empresas de crecimiento que basan su valoración en unos flujos futuros de dinero suelen ver revisados a la baja sus precios en períodos inflacionarios.
Otros activos que pueden ajustar sus flujos futuros sufren menos en períodos inflacionarios. Por ejemplo, los activos inmobiliarios se han comportado históricamente bien en períodos inflacionarios porque los inversores pueden repercutir las subidas de precios en una subida del alquiler y, de esta manera, el valor de los flujos futuros de dinero no se ve tan mermado como en el caso de la renta fija.
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