La riqueza de América Latina en hidroelectricidad y otros recursos energéticos renovables podría convertirla en una gran productora de hidrógeno limpio, en momentos en que el mundo busca alternativas a los combustibles fósiles para luchar contra la crisis climática, pero existen obstáculos en el camino.
Los líderes gubernamentales esperan que el hidrógeno limpio, también conocido como hidrógeno verde, producido con electricidad procedente de fuentes renovables que no emiten carbono, suponga un gran impulso para la región.
El Gobierno de Colombia, dirigido por el presidente izquierdista Gustavo Petro, convirtió el cambio del petróleo y el carbón por energías renovables en uno de sus principales objetivos políticos.Y los prestamistas multilaterales ofrecen financiación de miles de millones de dólares.
Sin embargo, los grupos industriales y los analistas afirman que aún se necesita más inversión. También mencionaron otros obstáculos importantes, como la falta de clientes, ya que las empresas locales rehúyen firmar los contratos que los productores necesitan para asegurarse la financiación. Esto ha agravado la escasez de producción local.
Sus defensores promueven el hidrógeno limpio como combustible para todo, desde camiones a hornos de acero, y como insumo para fertilizantes verdes.
Sin embargo, sus detractores afirman que su producción sigue requiriendo excesivos insumos energéticos.
La directora ejecutiva de la Asociación Hidrógeno Colombia, Mónica Gasca, declaró a Reuters que los países latinoamericanos están a punto de beneficiarse del hidrógeno, ya que las naciones europeas y asiáticas necesitan dar el paso y empezar a firmar contratos por “cantidades sustanciales” de hidrógeno.
Pero ella y otros expertos de la industria dijeron que la producción probablemente no aumentará mucho si no se firman contratos.
“En lo que respecta al hidrógeno verde, nos encontramos en una situación muy parecida a la del huevo y la gallina”, afirmó Fernando Schaich, responsable de hidrógeno verde de la empresa de servicios energéticos SEG Ingeniería, con sede en Uruguay.
Las propias industrias latinoamericanas podrían ser importantes clientes de hidrógeno, según Schaich.
“Todos los proyectos empezarán realmente cuando las industrias naviera, aérea y pesada firmen acuerdos y se comprometan”, explicó.
Poner un precio al combustible lo suficientemente económico como para atraer clientes depende de que haya suministros baratos, abundantes y fiables de energía renovable.
Pero en Colombia, decenas de proyectos eólicos terrestres previstos en la península de La Guajira se cancelaron o se retrasaron porque los grupos indígenas rechazaron su construcción.
“Si Colombia no se esfuerza realmente por facilitar el diálogo entre las comunidades y los promotores, sobre todo en La Guajira, será al menos 33% menos competitiva que el resto de América Latina”, afirmó Christiaan Gischler, especialista principal en energía del Banco Interamericano de Desarrollo, BID.
El hidrógeno limpio es actualmente mucho más caro -más de US$10 por kilogramo en algunos lugares-que el hidrógeno más contaminante, según Luisa Palacios, investigadora del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia.
El hidrógeno gris, generado a partir de combustibles fósiles, actualmente cuesta entre US$1 y US$3 el kilogramo, reveló Palacios.
Pero Gischler afirmó que la reutilización de activos existentes, como gasoductos o la construcción de infraestructuras compartidas, podría reducir los costos del hidrógeno limpio en América Latina a entre US$1,50 y US$2,50 por kilogramo.
Un informe del Foro Económico Mundial publicado en agosto registró unos US$6.100 millones de destinados a inversiones en energías renovables, incluido el hidrógeno limpio, en toda la región por parte de prestamistas y fondos multilaterales, así como de gobiernos extranjeros y regionales, además de un estudio de viabilidad para una planta de hidrógeno limpio de US$4.000 millones en Uruguay.
Se trata de una pequeña fracción de la inversión de entre US$100.000 y US$300.000 millones que la industria necesitaría en la región para el 2030, de acuerdo con María Florencia Attademo-Hirt, del BID.
Hay unos 65 proyectos de hidrógeno limpio en América Latina, la mayoría en las primeras etapas de desarrollo, según el centro de estudios Wilson Center que organizó la mesa redonda.
A finales del 2023, Colombia tenía unos 28 proyectos, según Gasca, incluido un proyecto a escala industrial en la refinería de la empresa estatal de energía Ecopetrol en la ciudad de Cartagena, que entrará en funcionamiento en el 2026.
La brasileña Petrobras también está considerando el hidrógeno limpio para sustituir al hidrógeno gris en sus propias operaciones, según el jefe de transición energética de la empresa, Mauricio Tolmasquim.
Petrobras, controlada por el Estado, planea construir dos plantas de hidrógeno verde y mantiene conversaciones con posibles clientes, según Tolmasquim, quien afirmó que aún están fijando los precios.
Chile identificó 12 normativas relevantes para el desarrollo del hidrógeno verde que deben actualizarse, dijo Marcos Kulka, director ejecutivo de H2 Chile, la asociación del hidrógeno homónima del país sudamericano. Otras cinco normas deben crearse para que el desarrollo avance.
Al igual que La Guajira colombiana, el Estrecho de Magallanes chileno podría convertirse en un importante centro de producción de hidrógeno limpio gracias a los fuertes vientos, señaló Gischler.
Los productores tienen que ser más audaces a la hora de encontrar clientes, afirmó Diego Arboleda, director ejecutivo de la productora de hidrógeno colombiana Hevolución.
“El cliente no va a llegar por la puerta y va a decir, ¿quién me vende 100 toneladas de hidrógeno ya?”, afirmó Arboleda.
La planta de Hevolución, situada cerca de Medellín, la segunda ciudad más importante de Colombia, empezará a producir una tonelada diaria de hidrógeno limpio en noviembre, y la empresa planea un proyecto piloto para exportar amoníaco verde -producido combinando hidrógeno limpio con nitrógeno- al puerto de Rotterdam para su uso como almacenamiento de energía.
Según Arboleda, el Gobierno colombiano debería ofrecer incentivos a escala nacional, entre ellos normas sobre los vehículos que mezclan gasóleo con hidrógeno para reducir las emisiones.
Clara Bowman, directora de operaciones de HIF Global, cuya planta de Haru Oni, en el sur de Chile, produce hidrógeno limpio para fabricar metanol destinado a los e-combustibles, afirmó que sería útil que se impusiera la obligación de mezclar combustibles limpios a base de hidrógeno con la gasolina existente.
Los clientes potenciales “necesitan apoyo normativo para asegurarse de que no van a perder competitividad en su sector por tomar este tipo de decisiones”, afirmó Bowman.