La policía ha asaltado el complexo do Alemão para desarticular una banda de ladrones. Los agentes de la tropa élite se quedaron sin munición en dos horas, según un portavoz policial
Una operación policial en un complejo de favelas de Río de Janeiro que ha durado 12 horas ha terminado este jueves por la tarde con 18 muertos, incluidos un policía y una mujer que circulaba en coche por la zona. Es la tercera operación más letal en la ciudad en poco más de un año. Unos 400 agentes han desembarcado antes del amanecer en la barriada del Complexo do Alemão para desarticular una organización criminal dedicada al robo de coches, cargamentos de camiones, joyerías y bancos. Los delincuentes han plantado cara a las fuerzas de seguridad. Y el intercambio de tiros ha durado unas 12 horas mientras los vecinos, aterrados, se refugiaban como podían en sus precarias viviendas.
El portavoz de la Policía Militar de Río de Janeiro ha hablado este viernes en una entrevista de la potencia de fuego con la que los delincuentes recibieron a las fuerzas de seguridad era tal que en dos horas sus mejores agentes se quedaron sin munición. “Para las 7.30, el BOPE (el batallón de élite) ya había consumido toda su munición dada la intensidad del enfrentamiento armado (…) hablo de cientos de fusiles, de equipamientos tácticos, de barricadas”, ha dicho el teniente coronel Ivan Blaz a TV Globo. Por redes sociales circulan imágenes de callejuelas con el suelo cubierto de casquillos.
La policía brasileña está entre las más letales del mundo. El año pasado murieron más de 6.000 personas en sus operativos. También lidera el ránking de agentes fallecidos. En la incursión al Complexo do Alemão participaron varios cuerpos de seguridad, además de cuatro helicópteros y 10 vehículos blindados. Los agentes detuvieron a cuatro personas y decomisaron una metralleta capaz de abatir un helicóptero, cuatro fusiles y dos escopetas. Algunos cuerpos de seguridad, como la Policía Militar de São Paulo, están colocando cámaras en los uniformes de los agentes para combatir el gatillo fácil. Los resultados son, por ahora, prometedores. Río inició su implantación hace dos meses con cámaras para más de 1.600 agentes.
La Defensoría Pública ha expresado su preocupación por el alto número de víctimas. Ha divulgado una nota en la que advierte de que “existen indicios de graves violaciones de derechos, con la posibilidad de que este sea uno de los operativos con mayor índice de muertes en Río de Janeiro”. Los 18 muertos solo se han confirmado al final de la tarde. A lo largo del día el balance era de cinco, pero simultáneamente circulaban imágenes de allegados de los tiroteados trasladándolos envueltos en sábanas para ser atendidos.
Hace dos meses, 25 personas murieron en una operación en otro barrio de Río, en Vila Cruzeiro, y en mayo del año pasado se produjo la más letal en la historia de la ciudad, con 28 fallecidos en la favela de Jacarezinho.
Según la Defensoría de Río, los hechos ocurridos este jueves se asemejan a los que se sucedieron hace poco más de un año en Jacarezinho, donde también murió un uniformado en medio del operativo. Los datos indican que cuando un agente muere, las operaciones policiales suelen ser más brutales y acaban con un mayor número de sospechosos muertos.
Durante todo el día los vecinos han ido volcando su angustia y sus relatos de la incursión policial en las redes sociales con vídeos y testimonios. La policía ha informado después de que los criminales han montado barricadas de fuego para impedir el paso de los agentes. También han regado las calles con aceite para evitar que avanzara. Las redadas con muertos en barrios pobres de Río de Janeiro son frecuentes, muchos de ellos están dominados por narcotraficantes o por las llamadas milicias, organizaciones criminales integradas por antiguos policías. Y el estado homónimo es donde más letales son las fuerzas de seguridad.
Según el portavoz policial, el Comando Vermelho, el grupo que manda en el Complexo do Alemão, es cada vez más fuerte gracias a las armas y a su poder sobre los vecinos. Son barriadas en las que el Estado está muy poco presente. Sostiene el teniente coronel Blaz que los delincuentes “sacrifican a estos jóvenes de las favelas para garantizarse protección a sus vidas y su libertad”. Y ha explicado gráficamente la magnitud del desafío: “Estas operaciones son como intentar secar el hielo. Pero lo fundamental es tener alguien que intente secarlo porque si no la sociedad se va a morir ahogada”.