Unos 14 camiones cargados cruzaron este viernes (10.02.2023) el paso fronterizo Bab al-Hawa entre Turquía y Siria. Los vehículos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) llegaron a Idlib con frazadas, colchones, carpas y lámparas solares para la población siria afectada por los recientes terremotos, que han dejado más de 23.000 muertos en ambos países. La ayuda será suficiente para más de mil familias, dijo un portavoz de la ONU en Ginebra, Suiza.
Pero en la provincia de Idlib, al noroeste de Siria, viven más de cuatro millones de personas. Miles fueron afectados por los terremotos que el pasado 6 de febrero sacudieron el sur de Turquía y el norte de Siria. Incluso antes de la catástrofe natural, nueve de cada diez personas en las cercanías de Idlib recibían ayuda humanitaria extranjera debido a la guerra civil que sufre el país desde 2011.
Por lo tanto, no hacen falta 14 camiones, sino cientos, para aliviar las urgentes necesidades de los habitantes del noroeste de Siria. “Lo que ha llegado ni siquiera se acerca a lo suficiente”, dice Kelly Petillo, experta en Siria del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, por sus siglas en inglés).
Una resolución de la ONU permitió la ayuda
El problema es que el régimen de Bashar al-Assad, en Damasco, impide hace años que la ayuda humanitaria llegue a esa zona siria, controlada por rebeldes e islamistas.
“Desde 2014, existe una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, que permite el envío de la ayuda a través de la frontera turca, incluso sin el consentimiento del régimen de Assad. Pero desde el 2018, en el Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia se ha asegurado, con el apoyo de China, de que el número de traspasos fronterizos sea cada vez más restringido”, asegura Petillo a DW.
¿Con o sin el consentimiento de Assad?
Bab al Hawa es actualmente el único paso fronterizo que la ONU puede utilizar. Con una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, se podrían abrir otros pasos para enviar más ayuda. Sin embargo, que el presidente ruso Vladimir Putin, un aliado de Assad, lo permita, “no es muy probable, desafortunadamente”, afirma Petillo. Como todos los miembros del Consejo, Rusia puede bloquear cualquier decisión.
Una alternativa sería aplicar la llamada “ayuda transversal”, que implicaría el envío de ayuda a las regiones controladas por Assad, para luego ser trasladada a las zonas dominadas por los rebeldes. “Hasta ahora, este tipo de ayuda no ha sido exitosa. No obstante, no debe descartarse”, señala Petillo. Actualmente, Turquía intenta negociar la apertura de un acceso fronterizo con una región controlada por Assad al norte de Siria, pero “no está tan claro en qué punto se hallan las negociaciones realmente”, aclara la experta.
En conversación con DW, Bente Scheller, otra experta en Siria de la fundación Heinrich-Böll, no ve posibilidades a una solución de este tipo: “No tiene ningún sentido levantar las sanciones y esperar que llegue la ayuda humanitaria. Esto depende, en primer lugar, de la voluntad política del régimen sirio. Y, hasta ahora, no hemos visto que el régimen esté interesado en el destino de sus ciudadanos”, declara Scheller.
¿Qué más le queda a la ONU? El envío de ayuda humanitaria a través del aire es una opción, según Petillo, de la ECFR. Asimismo, se podría ver la posibilidad de usar otros pasos fronterizos entre Turquía y Siria sin tener que esperar por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, sugiere: “Esa sería una medida unilateral, y claramente eso hace las cosas más complicadas. Pero ante la falta de alternativas, y dada la magnitud de la emergencia, se debe intentar hacer todo lo posible”.
Con ayuda de perros rescatistas, se siguen salvando vidas tras los terremotos en Siria y Turquía. En el futuro, también se planea trabajar con robots.