La organización Prisoners Defenders ha lanzado la campaña ‘Está pasando de nuevo‘ con la que intenta visibilizar la grave situación que viven los presos políticos en las cárceles de Venezuela, Nicaragua y Cuba. Durante la conferencia de prensa celebrada este jueves, varios activistas denunciaron el incremento del “encarcelamiento sistemático e infundado de más de 1.480 personas” en estos países, así como también las torturas físicas y psicológicas a las que se enfrentan aquellos que osan alzar la voz contra los regímenes de Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Miguel Díaz-Canel dentro de los centros penitenciarios. “Nadie está a salvo”, expresó Wilfredo Miranda, moderador del encuentro.
“Las prisiones de Cuba son precisamente lo que describió Luis Manuel Otero Alcántara [preso político]. Son catedrales del mal”, indicó el abogado y defensor de derechos humanos Alain Espinosa al inicio de su intervención. En la isla hay actualmente 1.091 presos políticos y muchos son sometidos a “tratos crueles e inhumanos”, a aislamientos prolongados, así como también a otro tipo de “medidas disciplinarias”. Además, muchas de las cárceles ni siquiera poseen la infraestructura necesaria para albergar a tantos presos. A veces duermen en el suelo y en caso de poder contar con una litera el espacio que suele quedar entre la última cama y el techo es de escasos centímetros.
No obstante, el abogado recordó que esta situación no es nueva en las cárceles de Cuba, ya que desde que Fidel Castro llegó al poder en 1959 se comenzaron a implementar este tipo de procedimientos. También hizo referencia a las torturas llevadas a cabo en la prisión de Isla de Pinos, en la que, según las personas que estuvieron recluidas allí, el Gobierno llegó a colocar explosivos. “Muchos de ellos describían que debajo del suelo había un subsuelo que estaba lleno de explosivos supuestamente previendo la posibilidad de una intervención de un tercer Gobierno para, en ese caso, dinamitarlo todo”, explicó Espinosa.
En los centros penitenciarios de Venezuela hay 269 presos políticos, según la organización Foro Penal. Sin embargo, el periodista y ex preso político Víctor Navarro explicó que en dicho país los números pueden variar. “En primer lugar porque secuestran a las personas, porque hay desapariciones forzosas y hay un proceso para su comprobación. Y en segundo lugar porque en Venezuela está la política de ‘puerta giratoria’, lo que significa que constantemente están metiendo y sacando presos políticos”, explicó Navarro, quien fue recluido en 2018 en El Helicoide, sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) y uno de los centros de tortura más conocidos del país.
Por este motivo, Navarro enfatizó la necesidad de visibilizar esta situación y de alzar la voz con el fin de poder llamar la atención de las democracias del mundo. “No subestimemos la capacidad de un tuit, hay gente que ha desaparecido forzosamente y ha aparecido por el impacto de las redes sociales. Hay gente que ha sido liberada por este tipo de campañas”, indicó el director ejecutivo de la organización Voces de la Memoria. Además, destacó la necesidad de recibir el apoyo de otros países “porque esto ayuda a aumentar el costo político de aquellos que están causando atrocidades”.
La activista nicaguense Yaritzha Mairena también corrió la misma suerte que Víctor Navarro en Venezuela y fue encarcelada por el régimen de Ortega. “No hay palabras para describir el sufrimiento humano que viven los presos políticos, sobre todo aquellos que reciben tortura física y psicológica”, expresó. Además, recordó que muchos presos políticos son víctimas de aislamiento sensorial. “Les han quitado la luz y hasta el agua y los han aislado completamente sin la posibilidad de contacto humano para quitarles la noción del tiempo. Se trata de un ensañamiento total con la persona, de una forma de castigo”, continuó la activista.