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Alemania: el “Plan de Emergencia del Gas” y las preocupaciones de la industria alemana

El gas todavía fluye desde Rusia, pero desde la puesta en marcha del primer nivel del “Plan de Emergencia del Gas”, los temores aumentan en el sector industrial alemán.

El presidente del gigante energético Evonik, Christian Kullmann, parece preocupado al hablar sobre el Plan de Emergencia del Gas durante una entrevista en la radio de la cadena pública alemana WDR: “Tenemos que estar preparados ante una situación drástica, en caso de que nos corten el suministro de gas ruso”.

Por ahora, el gas fluye, pero ¿qué se puede hacer si no es así? Las preocupaciones tienen ahora más razón de ser, después de que el ministro alemán de Economía y Clima, Robert Habeck, convocara el miércoles (30.03.2022) una conferencia de prensa.

Robert Habeck, ministro de Economía y Clima en AlemaniaRobert Habeck, ministro alemán de Economía y Clima, explicando en rueda de prensa el plan de emergencia del gas.

Tres niveles de alerta

El ministro anunció que activaría el primer nivel de alerta del Plan de emergencia del Gas, porque Rusia exigió el pago de gas solo con rublos. Alemania y los demás países del G7 rechazaron esa demanda.

El plan consta de tres niveles: alerta temprana, nivel de alerta y nivel de emergencia. En la etapa de alerta temprana, los proveedores deben ultimar los preparativos. La seguridad del suministro todavía está garantizada. Además, se intensificará la cooperación con los proveedores de red de los países vecinos.

La Agencia Federal de Redes se encargaría de desarrollar criterios para las diferentes industrias y los sectores económicos alemanes, que seguirán recibiendo gas, incluso en periodos de escasez de suministro.

En el segundo nivel de alarma, hay una interrupción del suministro de gas, o una demanda excepcionalmente alta de gas, pero el mercado aún puede hacerles frente.

En el tercer nivel, el de emergencia, existe una “demanda extraordinariamente alta de gas, una interrupción significativa en el suministro, o un deterioro significativo en el abastecimiento”, según el Ministerio Federal de Asuntos Económicos y Clima.

En ese nivel, el Estado tiene que intervenir, sobre todo, para garantizar el abastecimiento de gas, por ejemplo, en los hogares particulares. Según el Ministerio alemán de de Economía y Protección del Clima, la Agencia Federal de Redes regula la distribución de gas de manera coordinada con los proveedores de red. También pueden obligar a desconectar a clientes industriales y exigir a los consumidores finales que usen menos gas natural.

Empresa química alemana.Industria química: indispensable para las cadenas de suministro.

¿Quién seguirá recibiendo gas?

Las hogares privados, los hospitales, los centros asistenciales, los bomberos y la Policía siguen estando protegidos en el nivel de emergencia. Es decir, que la entrega de gas está garantizada por la intervención estatal en el mercado. La industria, en cambio, se enfrentaría a posibles cortes de gas. Ese sector representa una cuarta parte del consumo de gas total de Alemania. Las empresas ya han advertido de las posibles consecuencias. Una interrupción abrupta del suministro de gas ruso no solo conduciría a la paralización de la producción en la industria del acero, sino también a una caída en la producción industrial en Alemania y la UE, señaló el presidente de la Federación Alemana del Acero, Hans Jürgen Kerkhoff.

Todos los ojos puestos en el equipo de crisis

Para la industria química, el petróleo y el gas son indispensables. Ese rubro consume mucha energía y es muy relevante para gran cantidad de productos primarios. “Alrededor del 95 por ciento de todos los productos industriales en Alemania requieren en la actualidad de sustancias químicas en su proceso de fabricación”, según el sitio web de la asociación industrial VCI. Sin industria química, no habría pintura para la industria automotriz, ni materiales aislantes para la industria de la construcción, y tampoco envases para los medicamentos, afirma Christian Kullman, presidente de Evonik Industries.

Michael Vassiliadis, jefe del Sindicato de Química IG BCE, adivirtió en entrevista con el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung que un cese abrupto del suministro de gas podría costar “cientos de miles de puestos de trabajo”. Autoridades de la empresa química BASF declararon que se verían obligadas a cerrar sus plantas de producción si el abastecimiento de gas se redujera en más del 50 por ciento.

En caso de que se activase el nivel de emergencia, la industria se verá afectada, de todas maneras. El suministro de gas ruso se pudo reducir del 55 al 40 por ciento. Es decir, que el 60 por ciento del gas necesario sigue fluyendo todavía desde Rusia hacia Alemania.

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