Las autoridades hicieron un nuevo balance y señalaron que sigue habiendo dos personas desaparecidas y 53 heridas, de las cuales 14 están todavía hospitalizadas.
El aluvión que el lunes arrasó un campo deportivo en Quito ha dejado hasta este viernes (04.02.2022) un total de 27 muertos y 53 heridos, según el más reciente reporte entregado por el director de seguridad del municipio local, Guido Núñez. El funcionario agregó que “en el último reporte tenemos dos personas que todavía continúan desaparecidas”.
Rescatistas mantienen las labores de búsqueda de víctimas en el área de la descampada cancha de barrio en la que se disputaba un campeonato de vóleibol ante público, que fue arrasada al ser lo primero que encontró la correntada al descender por una pronunciada quebrada. Esta jornada se dio el vamos a los trabajos de limpieza con maquinaria pesada, cuatro días después de la tragedia y ante la imposibilidad asumida de encontrar más personas con vida.
El gobierno local señaló que 41 heridos han sido ya dados de alta de distintos centros de salud, en tanto que 14 permanecen hospitalizados, uno de ellos en estado crítico. Además, 348 personas resultaron afectadas por la riada de agua, lodo, árboles y piedras que bajó desde el volcán Pichincha y se ensañó con zonas del centro-oeste de la capital.
¿Lluvia récord o construcción descontrolada?
Según el alcalde de Quito, Santiago Guarderas, el aluvión ocurrió por un “fenómeno natural extraordinario”, que tuvo su origen en la intensa lluvia que cayó sobre la ciudad el lunes, con 75 milímetros de precipitaciones, cuando se preveían apenas dos milímetros. Uno de los embalses construidos para captar las aguas lluvias en la montaña, con capacidad de 4.500 metros cúbicos, se desbordó porque se calcula una acumulación de 20.000 metros cúbicos, explicó el alcalde.
Pero los vecinos achacan la tragedia a la construcción descontrolada en las faldas del volcán ganada a un terreno boscoso, además de la acumulación de desperdicios en la zona. El aluvión arrastró a su paso a personas, pero también destruyó viviendas, vehículos y postes eléctricos a los largo de tres kilómetros por la empinada avenida La Gasca.