La búsqueda de un acuerdo de paz para la guerra de Ucrania, la invasión rusa de ese país, continúa. La segunda ronda de mediación entre Moscú y Kiev por parte de Estados Unidos ya tiene fecha. Rusos y ucranianos se reunirán el próximo lunes con los negociadores estadounidenses para defender sus líneas rojas.
Se volverán a reunir con una delegación de EEUU en Arabia Saudí y lo harán en la primera vez, por separado. En esta ocasión llegan tras haber aceptado ambas partes el acuerdo de Trump y Putin de este martes en el que se pactó cesar los ataques a infraestructuras energéticas durante 30 días. Ese alto el fuego relativo es la culminación de dos semanas de negociaciones en las que también han participado Reino Unido, Francia y Alemania.
Los hombres de Trump lo intentan, pero cualquier negociación de paz necesita de muñidores; personas con temple y conocimiento, de las relaciones internacionales pero también de las relaciones humanas. En el caso de la guerra de Ucrania uno de esos hombres es Jonathan Powell. Estuvo en Ucrania durante el fin de semana discutiendo los términos de la propuesta por escrito con Volodímir Zelenski y su jefe de gabinete, Andrei Yermak, antes de que Ucrania y EEUU entablaran negociaciones urgentes para conseguirlo.
A las pocas horas de hacerse público el plan de paz, fuentes británicas hicieron saber que entre sus arquitectos estaba Powell. “No habrá una victoria total, los ucranianos no marcharán sobre Moscú, como pasaba en la Segunda Guerra Mundial, e impondrán sus condiciones. Incluso si Putin se va, habrá negociaciones”, dice Powell.
En su currículum está la consecución de la paz en Irlanda del Norte o su ayuda para lograr el fin de ETA. Actualmente es asesor para asuntos de seguridad del primer ministro británico, Keir Starmer, al que impresionó mientras dirigía las negociaciones del gobierno para devolver las Islas Chagos a Mauricio. Según The Guardian, Powell es el puente entre Zelenski y Trump.
Se trata de un veterano de los años del Nuevo Laborismo “que se ha revelado como una de las figuras más importantes en la configuración de la política exterior británica bajo Starmer”, asegura el diario. En palabras de Emily Thornberry, presidenta laborista de la comisión de Asuntos Exteriores de los Comunes, “Powell se ha ganado su dinero”.
Ha sido fundamental para definir la postura del Reino Unido tras el desencuentro entre Trump y Zelenski en el despacho oval. Sugirió al primer ministro que no reaccionara públicamente sino que se pusiera al teléfono con ambos líderes. Y eso hizo. “La idea de que haya estado hablando con estadounidenses, alemanes y franceses, elaborando la oferta y luego yendo a Ucrania y elaborando la respuesta es un logro”, declaró Thornberry a Radio 4 de la BBC.
Antes de todo ello, Powell fue diplomático y trabajó en las negociaciones para devolver Hong Kong a China y en las conversaciones de control de armamento con la Unión Soviética a mediados de los ochenta.
Con 38 años empezó a trabajar para Tony Blair, primero en la oposición y luego como jefe de gabinete durante todo el mandato de éste entre 1997 y 2007. En ese tiempo ayudó a negociar el acuerdo del Viernes Santo, el proceso de en Irlanda del Norte. Powell también ayudó en España a que ETA abandonara la lucha armada. Participó en la Conferencia Internacional para Promover la Resolución del Conflicto en el País Vasco, más conocida como Conferencia Internacional de Paz de Donostia-San Sebastián, en octubre de 2011.