¿A quién votarán los alemanes en las elecciones generales del 26 de septiembre? Las preferencias varían según la edad de los votantes y el lugar donde viven.
Cuando los aproximadamente 60 millones de votantes alemanes puedan marcar la casilla en la papeleta el 26 de septiembre, el partido elegido dependerá de la edad y del lugar donde vivan los electores. Los ancianos tienden a preferir los partidos establecidos, como los democristianos CDU y CSU, el liberal FDP y el socialdemócrata SPD. Para ellos, estos partidos simbolizan la estabilidad y la prosperidad.
Votantes mayores valoran la experiencia
Nico Siegel, gerente del instituto de investigación de opinión Infratest dimap en Berlín, dijo a DW: “Descubrimos que los votantes mayores tienen más probabilidades de tener más vínculos partidistas a largo plazo que los votantes más jóvenes. Esto, a menudo, es algo que se desarrolló en etapas tempranas de su vida. Hace más 20 años, CDU, CSU y SPD eran, con diferencia, las fuerzas (políticas) más poderosas. Por ejemplo, a mediados de la década de 1970 lograron juntos el 90 por ciento de los votos”.
Sin embargo, en este segmento también hay votantes indecisos, según el gerente: “En las próximas elecciones generales pueden surgir cambios, pero sobre todo entre la CDU y el SPD. Esto se debe principalmente al hecho de que los votantes mayores valoran, a menudo, la experiencia, la competencia y dan mucha importancia sobre todo al (perfil) carismático y tranquilo, y entonces ponen la cruz: y hasta ahora, el candidato del SPD a canciller, Olaf Scholz, es el que sale ganando”.
Los partidos más jóvenes, como Los Verdes, tienden a lograr éxito entre los más jóvenes.
Los mayores tienen más probabilidades de votar
Básicamente, el tirón de los viejos partidos de la Alemania occidental , como CDU, CSU y SPD, ha disminuido. Es impensable que logren el 30 por ciento o más en estas elecciones. En 2013, la CDU logró más del 42 por ciento de los votos en las elecciones generales; cuatro años después, en 2017, obutvo solo el 33 por ciento. En general, sin embargo, cuanto mayor sea el votante, mayor será su disposición para ir a votar.
En promedio, en todas las elecciones generales desde 1953 a 2009, el grupo de personas mayor de 60 años fue siempre el que más participó. En las de 2013, alrededor del 80 por ciento de las personas mayores votaron; en 2017, el grupo de personas de 60 a 69 años fue el que más votó, el 81 por ciento.
En zonas rurales, gente más conservadora
También existen diferencias considerables entre las zonas urbanas y rurales. El cambio energético, por ejemplo, la expansión de la energía eólica y solar, se decide en la capital, y la mayoría de los partidarios se encuentran en las metrópolis. En el campo, la gente se enfrenta a la implementación del cambio energético y es, por ejemplo, bastante escéptica hacia las numerosas turbinas eólicas.
Un estudio europeo de la Universidad de Cambridge examinó las diferentes intenciones de voto de las personas en las zonas urbanas y rurales de todos los países de la UE. El resultado fue que la gente en el campo es más conservadora que en la ciudad. Es más escéptica con los problemas migratorios y también con las consecuencias de la globalización y el cambio climático.
Sin embargo, los investigadores también observaron que las personas de las regiones rurales tienen más probabilidades de votar que en las ciudades. Al mismo tiempo, esto significa que los partidos populistas obutvieron más votos allí.
Nico Siegel dijo a DW que “Los Verdes tienen sus baluartes en los entornos urbanos. Hay sobre todo muchos votantes más jóvenes que tienen un alto nivel de formación. Es decir, los votantes verdes clásicos, por así decirlo. La CDU sigue pisando fuerte en las zonas rurales. Los temas o propuestas suelen ser diferentes en este partido, por ejemplo, los conceptos de movilidad futuros. Las personas mayores, en particular, difícilmente pueden prescindir de un automóvil en las zonas rurales”.
Las turbinas éolicas son un tema controvertido. Su ubicación se aprueba en la ciudad y se erigen en las zonas rurales.
La intención de voto, más difícil de predecir
Pero, en general, la intención de voto se ha vuelto tan impredecible, que siempre puede haber sorpresas. En junio, por ejemplo, el candidato a canciller de la CDU, Armin Laschet, estaba muy bien visto entre los votantes más jóvenes, según una encuesta del instituto de investigación de mercado Appinio. El 26 por ciento de los encuestados entre 16 y 24 años le habría dado su voto en ese momento, pero el 18 por ciento de los encuestados también tendía a votar a partidos más pequeños. En otras palabras, la intención real de voto es cada vez más difícil de predecir.
