“La mayor responsabilidad recae sobre los medios de comunicación que no cumplen con esa tarea de desafiar a la agenda oficial de los gobiernos y de los poderes políticos imperantes. Si EEUU impone una agenda de persecución a sus denunciantes, en este caso al periodismo que ha develado sus crímenes, es vergonzoso que los grandes medios simplemente se hagan eco de esa persecución, que tomen como verdad lo que los perseguidores de Assange han dicho sobre él, en lugar de defender a uno de los suyos, a un periodista”, afirmó Narváez.
Narváez, quien estuvo al frente del consulado de Londres cuando Assange entró en la embajada de su país y solicitó asilo político en 2012, sostuvo que los medios de comunicación más potentes son empresas con una “lógica económica y comercial”, por lo que detrás de sus dueños, hay “grandes empresarios, millonarios o grupos que están alineados con el establishment de los diferentes países y en este caso sobre todo de EEUU”.
“Además, ahí hay una especie de celo, de confrontación que Assange causó con los grandes medios porque los ha desafiado, primero porque hizo un trabajo mejor que ellos. Segundo porque les dijo que son replicadores de desinformación oficial de los gobiernos, sobre todo cuando se trata de guerras”, recordó Narváez.
El excónsul señaló que Assange siempre tuvo la tesis de que esas guerras no pudieron ser posibles sin la complicidad de los grades medios de comunicación occidentales, que “hicieron silencio frente a los atropellos y los crímenes”.
“Esta es la mayor amenaza para la libertad de expresión en todo el mundo. Estamos criminalizando al periodismo. Si vamos a meter a la cárcel por cientos de años a un periodista que publicó la verdad sobre crímenes, que están impunes y los criminales no están siendo enjuiciados, sino aquel que los ha develado, entonces es el peor escenario para la libertad de expresión y el peor precedente para el futuro del periodismo”, reflexionó.
Extraditado
El juez Paul Goldspring de la Corte de Magistrados de Westminster, en Londres, remitió a la oficina de la ministra del Interior del Reino Unido, Priti Patel, una orden para que se tramite y concrete la extradición de Assange a EEUU.
La defensa del australiano puede presentar sus argumentos ante Patel con fecha límite el próximo 18 de mayo.
EEUU reclama la extradición del informático para juzgarle por 17 presuntos delitos en violación de la ley de Espionaje de 1917, y uno de intromisión informática.
Las imputaciones, que se penalizan con hasta 175 años en prisión, se relacionan con el acceso y la publicación en WikiLeaks de partes militares sobre las guerras en Irak y Afganistán, y sobre la prisión en la base de Guantánamo, así como informes diplomáticos que desvelan supuestos crímenes de guerra y otros abusos de oficiales y autoridades estadounidenses.
“Muerte lenta”
Por otro lado, Narváez afirmó que la extradición de Assange a EEUU es el “equivalente de un asesinato lento”.
“Si finalmente se pierden todas las instancias, significa la muerte de Assange. La extradición a EEUU es el equivalente de un asesinato lento, porque se sabe que las acusaciones que él tiene son de 175 años de cárcel y lo haría en una de las más opresivas que se conocen en el mundo. La salud de Assange ya es muy precaria, si lo llegan a extraditar, sabe que no va a ver nunca más la luz del día”, agregó.
El 20 de abril, el actual director de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson, también señaló que extraditar a Assang equivaldría a una condena a muerte.
Narváez señaló que lo más probable es que Patel apruebe la extradición, ya que es “casi imposible” que le “niegue el pedido a EEUU”.
“Todavía la defensa tiene posibilidades de apelación en una corte superior. No estamos al final, pero estamos bastante cerca del final, es muy preocupante, porque todo apunta a que la extradición será el resultado final de esta persecución”, agregó.
Assange permaneció en la embajada de Ecuador en Londres, por temor a ser extraditado, desde junio de 2012 hasta el 11 de abril de 2019, cuando fue detenido a petición de Washington, y desde ese momento se encuentra recluido en la prisión de Belmarsh.
Las audiencias de extradición comenzaron el 2 de mayo de 2019.