El mundo perdió el año pasado una superficie de bosque primario tropical del tamaño de Suiza, ya que la deforestación de la Amazonia brasileña no ha cesado, según un informe de un proyecto de vigilancia forestal publicado el martes.
Global Forest Watch, que cuenta con el respaldo de la organización sin ánimo de lucro Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés) y se basa en datos forestales recopilados por la Universidad de Maryland, reveló que en 2022 se perdieron unos 41.000 kilómetros cuadrados de selva tropical.
Ese fue el último año del Gobierno de Jair Bolsonaro en Brasil, que representó más del 40% de todas las pérdidas.
A pesar de la reciente promesa mundial de alcanzar la deforestación cero para 2030, la pérdida de bosques tropicales el año pasado superó los niveles de 2021.
“Las cifras de 2022 son particularmente descorazonadoras”, dijo Francis Seymour, un representante del WRI. “A estas alturas esperábamos ver una señal en los datos de que estábamos dando un giro en la pérdida de bosques”.
Global Forest Watch evaluó los “bosques primarios”, que incluyen bosques maduros que no han sido talados ni repoblados en la historia reciente.
Estos bosques protegen del cambio climático porque absorben grandes cantidades de dióxido de carbono. Las pérdidas del año pasado en los trópicos liberaron unas 2,7 gigatoneladas de dióxido de carbono, equivalentes a las emisiones anuales de combustibles fósiles de la India, según el informe.
Indonesia y Malasia consiguieron mantener la pérdida de bosques cerca de un mínimo histórico, continuando una racha de varios años de acabar con la deforestación impulsada por las plantaciones de palma aceitera.
Las estrictas políticas indonesias, como la moratoria sobre la concesión de nuevas licencias en bosques primarios y turberas, contribuyeron al cambio de tendencia.
Otros países ricos en bosques han tenido dificultades para seguir el ritmo de Asia. La República Democrática del Congo y Bolivia sufrieron las mayores pérdidas de bosque tropical después de Brasil.
Según los expertos, la deforestación en Bolivia se debe en gran medida a la agricultura de productos básicos, ya que el Gobierno apoya la expansión de la agroindustria. Bolivia es uno de los pocos países que no se han adherido al compromiso de deforestación cero.
Pero ese compromiso aún no ha cambiado las cosas. El análisis de Global Forest Watch halló que la deforestación en 2022 superaba en más de 10.000 km2 el nivel necesario para detenerla en 2030.
“Estamos muy lejos de la meta y vamos en la dirección equivocada”, afirmó Rod Taylor, director del programa mundial de bosques del WRI.
En 2022, el mundo perdió un 10% menos de bosque que en 2021, ya que en el bosque boreal ruso se produjeron menos grandes incendios, aunque el país perdió 43.000 km2 de cubierta arbórea el año pasado.