Las famosas esculturas de mármol del Partenón son uno de los principales reclamos del Museo Británico de Londres. Aunque estas imponentes figuras, de 2.500 años de antigüedad, lucen actualmente tonos cremas y blancos, su aspecto era muy diferente en el pasado. Un nuevo estudio ha revelado que, en realidad, eran muy coloridas y estaban pintadas con motivos florales y otros elaborados diseños.
Investigadores del Museo Británico y del King’s College de Londres se han valido de una técnica de imagen no invasiva para destapar estos rastros antiguos de pintura en once de 17 figuras, así como en una sección del friso que se exhibe en el museo.
Esculturas de mármol del Partenón, expuestas en el Museo Británico, en Londres.Esculturas de mármol del Partenón, expuestas en el Museo Británico, en Londres.Getty Images
Las famosas esculturas de mármol del Partenón son uno de los principales reclamos del Museo Británico de Londres. Aunque estas imponentes figuras, de 2.500 años de antigüedad, lucen actualmente tonos cremas y blancos, su aspecto era muy diferente en el pasado. Un nuevo estudio ha revelado que, en realidad, eran muy coloridas y estaban pintadas con motivos florales y otros elaborados diseños.
Investigadores del Museo Británico y del King’s College de Londres se han valido de una técnica de imagen no invasiva para destapar estos rastros antiguos de pintura en once de 17 figuras, así como en una sección del friso que se exhibe en el museo.
Según explican en el estudio, publicado esta semana en la revista Antiquity, entre los colores revelados se encuentra un color denominado ‘azul egipcio’. Este pigmento artificial compuesto de calcio, cobre y silicio ya se utilizaba en Egipto alrededor del año 3000 a. C. y era prácticamente el único pigmento azul utilizado en Grecia y Roma.
Según explican los investigadores en el estudio, “el azul egipcio se utilizaba para representar elementos naturales y elementos decorativos tejidos, incluidos diseños figurativos, en prendas que representaban lana”.
Otros colores detectados son el blanco y el violeta. Respecto a esta última tonalidad, los investigadores aseguran que “el verdadero pigmento púrpura era muy valioso antiguamente en el Mediterráneo y se producía a partir de mariscos, pero la púrpura del Partenón aparentemente no lo era”.
Este hallazgo viene a romper todavía más con la creencia de que las esculturas clásicas eran de color blanco. “La pintura no suele sobrevivir al paso del tiempo, especialmente cuando se expone a los elementos a lo largo de los siglos, por lo que cuando se estudiaron las esculturas griegas antiguas, la mayor parte del color ya se había desgastado. Esto significó que durante mucho tiempo muchos creyeron que el arte griego antiguo solo utilizaba mármol blanco”, explica en un comunicado el autor principal del estudio, el Dr. Giovanni Verri, científico conservacionista del Instituto de Arte de Chicago.
A esto hay que sumar que en las restauraciones históricas “a menudo han eliminado cualquier rastro duradero de pintura para restablecer la supuesta ‘blancura’ original de la escultura”, algo que ha “dificultado la comprensión y reconstrucción del aspecto original”, prosigue este experto.
En el caso de las esculturas del Partenón, fueron muy estudiadas durante siglos, pero “nunca se han encontrado rastros de color y se sabe poco sobre cómo fueron talladas”, apunta Verri.
Los hallazgos preliminares de esta nueva investigación sugieren que el empleo de pintura para colorear las esculturas del Partenón supuso “una tarea más elaborada de lo que jamás se hubiera imaginado”, sostienen.
Además, aseguran que estas esculturas del Partenón “probablemente no sean una excepción” y abren la puerta a “nuevas interpretaciones sobre el papel y la importancia del Partenón en el desarrollo de la historia del arte griego antiguo”.