El presidente de Estados Unidos mantiene su viaje a Israel este miércoles y prevé continuar sus conversaciones con los líderes árabes “pronto en persona”
El viaje del presidente estadounidense, Joe Biden, a Oriente Próximo se ha complicado. Momentos antes de partir hacia Israel, la Casa Blanca ha anunciado la cancelación de la segunda parte de la visita, a Jordania. Allí, el rey Abdalá había anulado unos minutos antes la cumbre prevista para este miércoles en Amán con Biden y los líderes de Egipto, Abdel Fatah Al Sisi, y de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, tras el bombardeo en un hospital de Gaza en el que han muerto centenares de personas. Israel y la milicia radical palestina Hamás se acusan mutuamente de la explosión.
La misión de Biden ya era difícil de por sí: evitar una escalada de la crisis en la región, y convencer a Israel de moderación en su campaña militar en Gaza para responder a los atentados de Hamás del 7 de octubre, en los que murieron cerca de 1.400 personas. Pero la matanza en el hospital Al-Ahli ha convertido la tarea en hercúlea. Jordania, la Autoridad Palestina y la opinión pública árabe acusan a las fuerzas israelíes, las IDF, de haber disparado un misil contra el centro médico, en el que se refugiaban miles de personas. A su vez, Israel sostiene que el desastre es resultado de un cohete disparado por Hamás. El suceso ya ha desatado manifestaciones de protesta en ciudades árabes.
Desde su avión, el Air Force One, que le trasladaba a Tel Aviv, Biden ha expresado su condena a la explosión en el hospital y su “profunda tristeza” por la “terrible pérdida de vidas” resultante. “Estados Unidos defiende de manera inequívoca la protección de vidas civiles en los conflictos”, ha agregado, antes de subrayar que “lloramos a los pacientes, el personal médico y otros inocentes muertos o heridos en esta tragedia”. El inquilino de la Casa Blanca ha hablado con Netanyahu y el rey jordano sobre la catástrofe y ha ordenado a su equipo de seguridad nacional que “continúe recabando información sobre lo que ha ocurrido exactamente”.
Horas antes, la portavoz del Departamento de Defensa Sabrina Singh había evitado pronunciarse sobre el bombardeo en una rueda de prensa en el Pentágono, al indicar que desconocía “quién es el responsable” y no se han esclarecido los detalles de lo ocurrido.
La decisión de cancelar la etapa jordana se tomó “de mutuo acuerdo” tras conversaciones con el rey Abdalá, y después de que Abbas hubiera anunciado que abandonaba Amman y regresaba a Cisjordania para encabezar tres días de luto, según ha declarado el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, quien acompaña al presidente estadounidense en su viaje. Biden hablará con los líderes de Egipto y de la Autoridad Palestina en su trayecto de regreso a Washington, ha apuntado el alto cargo.
La Casa Blanca plantea la decisión de no viajar como una cuestión práctica y de respeto. “Tras consultar con el rey Abdalá II de Jordania, y a la luz de los días de luto anunciados por el presidente Abás, el presidente Biden aplazará su viaje a Jordania y la reunión planeada con esos dos líderes y el presidente Al Sisi”, ha indicado un alto cargo que habló bajo la condición del anonimato. “El presidente envía sus profundas condolencias por las vidas inocentes perdidas en la explosión en el hospital y desea una pronta recuperación a los heridos”, ha agregado esta fuente.
La Casa Blanca había anunciado el viaje del presidente tan solo 24 horas antes, tras un debate interno para decidir si aceptaba la invitación a Biden del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para visitar su país. El jefe del Gobierno israelí había planteado esa posibilidad en una conversación por teléfono entre ambos dirigentes el pasado sábado. Finalmente, se dio luz verde a una visita que incluyera tanto reuniones con las autoridades israelíes como con los líderes árabes.
La cancelación complica el delicado equilibrio y el papel mediador que Biden buscaba mantener. Por un lado, tenía previsto transmitir a la parte israelí un mensaje de apoyo y solidaridad ante los atentados de Hamás. Y, al mismo tiempo, presionar para que la campaña militar de Israel en Gaza mostrara contención y no infligiera sufrimientos a los civiles. Del otro lado, en su reunión con los dirigentes árabes planeaba subrayar que la milicia radical no representa al pueblo palestino, ni el derecho de éste “a la dignidad y a la autodeterminación”, según indicaba la Casa Blanca. En Amman también iba a abordar las necesidades humanitarias de los civiles en Gaza.
Según Kirby, pese a la eliminación de la parada jornada, esos planes continúan adelante. En Tel Aviv, Biden se reunirá con Netanyahu y con el presidente israelí, Herzog, para conocer la situación sobre el terreno y conocer “los planes israelíes en los próximos días”. El presidente prevé plantear “preguntas difíciles” aunque “como amigo de Israel” a sus interlocutores, a los que dejará claro que “es absolutamente necesario proteger las vidas civiles”. El respeto por las vidas inocentes “es lo que nos separa a Estados Unidos, a Israel, de Hamás”, ha subrayado. También insistirá en la necesidad de que el conflicto “no se propague o agrave”.
En el comienzo de la crisis, Biden se había puesto con contundencia del lado de Israel. Pero a medida que transcurrieron los días, y el número de palestinos muertos por los ataques aéreos israelíes y el deterioro en la situación humanitaria en Gaza fue en aumento, el presidente estadounidense fue variando sutilmente su posición.
En una entrevista emitida en el programa 60 Minutes de la cadena CBS el domingo, Biden se declaraba contrario a una ocupación israelí de la franja de Gaza. “Creo que sería un gran error”, puntualizaba, en su intento más claro de contener a Israel desde el comienzo de la crisis. El inquilino de la Casa Blanca opinó a favor de la necesidad de derrotar a Hamás. Pero también defendió que debe lograrse con “una vía hacia un Estado palestino”, la posición que Estados Unidos defiende oficialmente desde hace décadas.