El expresidente de Estados Unidos replica que es el actual líder el que actúa como “un dictador marxista del Tercer Mundo”
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, invitó el miércoles a almorzar a la Casa Blanca a un grupo de académicos e historiadores para debatir las amenazas actuales a la democracia y a las instituciones. Biden ha recurrido a la historia en varias ocasiones para su cruzada en defensa de la democracia. En 2022 dio un discurso delante del Independence Hall de Filadelfia, donde se firmó la Declaración de Independencia de 1776. Este viernes visitó Valley Forge (Pensilvania), donde el general George Washington reagrupó sus tropas durante el invierno de 1777-1778 para preparar la contraofensiva contra los británicos en la Guerra de Independencia. Poco después dio cerca de allí, en Blue Bell, su primer mitin de 2024, en el que dejó claro que plantea su reelección en las presidenciales de noviembre como una batalla por salvar la democracia de la amenaza que supone Donald Trump, que ha llegado a decir que si gana será “dictador” por un día.
El expresidente, sin embargo, devuelve la pelota con acusaciones contra Biden y dice que la verdadera amenaza para la democracia es él, aunque lo hace basándose en bulos y mentiras.
La batalla dialéctica se ha producido en pleno aniversario del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, que sigue marcando la vida política y judicial estadounidense tres años después. Ante las acusaciones cruzadas, los ciudadanos, mientras, pierden la fe en el sistema. Una encuesta publicada por Gallup este mismo sábado muestra que solo un 28% está satisfecho con el modo en que está funcionando la democracia. Es un nuevo mínimo histórico, por debajo incluso del 35% de las semanas posteriores al ataque al Congreso para evitar la certificación de la victoria de Joe Biden en las elecciones de 2020.
“Los estadounidenses se preparan para elegir al próximo presidente en un momento en el que están menos satisfechos con el estado de la democracia estadounidense que en cualquier otro momento de al menos 40 años. Se espera que las elecciones de 2024 enfrenten a un presidente en ejercicio históricamente impopular con un expresidente al que los votantes rechazaron previamente para un segundo mandato”, resume Gallup.
Aunque Trump contraataca, el que ha hecho de la defensa de la democracia el eje de su discurso es Biden. El presidente no logra convencer a los votantes con la economía, pese al récord de creación de empleo, ni con sus logros legislativos, que han impulsado inversiones industriales y en infraestructuras. El derecho al aborto sigue movilizando al electorado demócrata, pero no es un asunto en el que Biden, católico practicante, se sienta muy cómodo. La guerra de Gaza le ha restado apoyo entre los jóvenes y los árabes americanos, dos grupos que cerraron filas con él en 2020. Y, a sus 81 años, los votantes lo ven demasiado mayor. En gran medida, pues, las bazas de Biden para lograr la reelección consisten en movilizar a los votantes para evitar que gane Trump.
Quizá eso explique que después de estar evitando a toda costa citar a Trump durante la mayor parte de su mandato, Biden haya decidido entrar al cuerpo a cuerpo. Nunca hasta el discurso de este viernes en Blue Bell, en un escenario repleto de banderas estadounidenses y decorado con cuatro columnas de capiteles jónicos, había estado tan duro contra su rival, al que responsabilizó incluso de la muerte de varios agentes del orden en el asalto al Capitolio. “Por las mentiras de Donald Trump murieron, porque esas mentiras llevaron una turba a Washington”, dijo.
Insultos cruzados
Algo poco habitual en Biden, llamó a Trump “perdedor” y “enfermo” y dijo que su actitud es “despreciable”. El mandatario, nacido en Scranton (Pensilvania), acudió por primera vez a Valley Forge cuando era un boy scout. Este viernes evocó las palabras de George Washington cuando dijo que su misión era una “causa sagrada” de búsqueda de la libertad y la democracia. Frente a eso, la actitud de Trump en el asalto al Capitolio “fue uno de los peores incumplimientos del deber por parte de un presidente en la historia de Estados Unidos: un intento de anular unas elecciones libres y justas por la fuerza y la violencia”. “Fue ese día cuando casi perdemos América, lo perdemos todo”, añadió.
Y dejó claro que la defensa de la democracia será un eje principal de su campaña. Porque, según el presidente, esa amenaza sigue muy viva: “El asalto de Trump a la democracia no es solo parte de su pasado. Es lo que promete para el futuro. Está siendo directo. No esconde la pelota. Su primer mitin para la campaña de 2024 comenzó con un coro de insurrectos del 6 de enero cantando desde la cárcel con un teléfono móvil mientras se reproducían imágenes de la revuelta [el asalto al Capitolio] en una pantalla gigante detrás de él. ¿Os lo podéis creer?”, dijo Biden, recordando que Trump ha prometido una presidencia de “venganza”, “revancha” y ser “dictador” por un día.
El presidente recordó que Trump ha llamado “alimañas” a los que se oponen a él y que ha hablado de que los inmigrantes envenenan la sangre de los estadounidenses, “repitiendo exactamente el mismo lenguaje utilizado en la Alemania nazi”, dijo, subrayando también su admiración por los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, y Corea del Norte, Kim Jong-un, entre otros.
Lo que sí evitó el presidente una vez más es mencionar las cuatro imputaciones a Trump por un total de 91 delitos. Biden se ha desmarcado de esos procesamientos, respetando la independencia de actuación del Departamento de Justicia; del fiscal general, Merrick Garland, y de los fiscales especiales. Tampoco se refirió a la exclusión provisional de Trump de las papeletas de las primarias de los Estados de Colorado y Maine, el mismo día en que el Supremo admitió a trámite el recurso del expresidente contra la decisión de Colorado, sobre el que decidirá en febrero.
Trump está usando sus problemas judiciales para presentarse como mártir y lograr que las bases republicanas cierren filas con él. Además, ha acusado sin pruebas a Biden de instigar esos procesamientos. “Ayer, en uno de los discursos más ridículos que he escuchado, el corrupto Joe Biden se comparó a George Washington y comparó su campaña de reelección con la guerra por la libertad que Washington lideró para asegurar nuestra independencia”, señaló el expresidente este sábado en un comunicado a sus seguidores.
“Este es el mismo Joe Biden que está activamente tratando de borrar vuestro sagrado derecho al voto al eliminar mi nombre de las papeletas electorales de 2024. El mismo que tuvo a su principal oponente político (servidor) ilegalmente arrestado cuatro veces y está tratando de encarcelarme de por vida como un hombre inocente”, añade. “Miro al sinvergüenza que ocupa actualmente la Casa Blanca y no veo ninguna diferencia entre Joe Biden y un dictador marxista del Tercer Mundo desesperado por mantenerse en el poder”, añade.
Acusaciones tan graves entre candidatos no son frecuentes en las elecciones presidenciales estadounidenses. Como dice Biden, “la democracia está en las papeletas”. La campaña de 2024 se presenta como la más crispada de la historia reciente de Estados Unidos.