La decisión del cartel petrolero de recortar la producción muestra que se alinea con Rusia, según la Casa Blanca
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha prometido que Arabia Saudí va a pagar las “consecuencias” del recorte anunciado por la OPEP+ la semana pasada de dos millones de barriles diarios de la producción mundial de petróleo. La declaración, en una entrevista concedida a la cadena de televisión CNN, llega después de que la Casa Blanca haya admitido que revisa la relación con Arabia Saudí tras la decisión del cartel petrolero, que interpreta como una bofetada a sus intereses y un espaldarazo a Rusia.
Aquella decisión de los 13 países miembros de la OPEP y otros diez productores, entre ellos Rusia, ha dolido, y mucho, en el Gobierno estadounidense. Durante meses, la Administración Biden había cortejado y presionado al régimen del príncipe Mohamed bin Salman desde todos los ángulos, incluida una polémica visita del presidente estadounidense, para que Arabia Saudí aumentara la producción. El recorte, en cambio, favorece a Rusia, dependiente de las ventas de crudo al exterior para apuntalar su economía y sufragar los gastos de su invasión de Ucrania. Y, a menos de un mes para las elecciones legislativas estadounidenses, pone al Gobierno demócrata ante un grave escollo si los precios de la gasolina retoman la escalada del verano.
“Va a haber consecuencias por lo que han hecho, con Rusia”, ha declarado Biden en la entrevista televisada. “No voy a entrar en lo que sopeso y en lo que tengo en mente. Pero habrá, habrá consecuencias”.
Si ya la semana pasada Biden calificaba la decisión de la OPEP+ de “decepción” y anunciaba que estudiaba opciones, este martes altos funcionarios de la Casa Blanca y del Departamento de Estado han confirmado que la revisión de los lazos está en marcha. “Necesitamos reevaluar nuestra relación con Arabia Saudí y tener una relación diferente, especialmente después de la decisión que se tomó en la OPEP+”, ha indicado la portavoz de la residencia presidencial, Karine Jean-Pierre, que ha considerado que “indudablemente” Riad se ha alineado con Rusia al aprobar el recorte.
La decisión la tomó la OPEP, pero “claramente” Arabia Saudí es el líder de ese cartel de países productores, ha declarado en una llamada telefónica con periodistas John Kirby, coordinador de comunicaciones estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Según Kirby, Biden cree que ha llegado el momento de que las relaciones entre los dos países sirvan a los intereses de Estados Unidos. Para decidir el camino a seguir, la Casa Blanca tratará, entre otros, con legisladores en el Congreso, en conversaciones que comenzarán tan pronto como sea posible: muchos congresistas se encuentran fuera de Washington, ante la cercanía de las elecciones legislativas del próximo 8 de noviembre.
“Creo que está dispuesto a comenzar esas conversaciones ya mismo. No creo que sea algo que pueda o deba esperar mucho más, francamente”, había declarado el alto funcionario previamente en una entrevista emitida por CNN.
El presidente de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado, el demócrata Bob Menéndez, había pedido el lunes la suspensión de la cooperación con Arabia Saudí, incluida la venta de armas, tras acusar a Riad de apoyar a Rusia al respaldar el recorte. Además, el senador Richard Blumenthal y el congresista Ro Khanna, ambos demócratas, han presentado un proyecto de ley que suspendería durante un año la venta de armamento estadounidense, incluidos repuestos y asistencia técnica, a Arabia Saudí.
Pero no está claro hasta qué punto las consecuencias con las que amenaza Biden vayan a ser especialmente duras. El Gobierno estadounidense no quiere correr el riesgo de arrojar al que ha sido su mejor aliado en el mundo árabe a los brazos de Moscú. Ni que un enfriamiento de los lazos con Riad beneficie a Irán, némesis de Riad y viejo enemigo de Washington. Así lo ha reconocido el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, al indicar en rueda de prensa que el replanteamiento presenta “desafíos de seguridad, algunos de los cuales emanan de Irán. Desde luego no le quitaremos ojo a la amenaza que Irán representa no solo para la región, sino también más allá, en algunos aspectos”.
Arabia Saudí asegura que la decisión de la OPEP, tomada por unanimidad, ha tenido motivos puramente económicos. El barril de crudo, que llegó a superar los 120 dólares por barril este verano, había llegado a caer por debajo de los 80 dólares en septiembre debido a la caída de la demanda. Y los 80 dólares es el umbral mínimo que algunos de los países productores calculan que necesitan para cuadrar sus presupuestos y mantener la paz social.
Pero para el Gobierno estadounidense es una bofetada. La relación, que durante décadas se basó en un trueque en el que Washington proporcionaba seguridad y armas modernas a Riad a cambio de petróleo a buen precio, se ha ido haciendo gradualmente más difícil desde que el príncipe Mohamed bin Salman se ha hecho con el poder. Y aunque durante su mandato presidencial Donald Trump quiso recuperar los lazos con generosas ventas de armamento, el truculento asesinato del periodista Jamal Khashoggi, asfixiado y descuartizado en el consulado saudí en Estambul en 2018 marcó un punto de inflexión. Durante su campaña electoral, Biden calificó a Arabia Saudí de “paria”.