El presidente estadounidense, Joe Biden, y su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, han firmado este jueves en los márgenes de la cumbre del G7 un acuerdo bilateral de seguridad con una vigencia de 10 años que busca enviar una señal de fuerte respaldo a Ucrania, aunque podría ser deshecho por futuros líderes norteamericanos.
Los dos dirigentes han estampado sus firmas en el texto del acuerdo delante de los medios de comunicación, sobre un atril azul estampado con las banderas de Estados Unidos y Ucrania, y al concluir se han dado un apretón de manos.
“El presidente Zelenski y yo acabamos de firmar el acuerdo entre Estados Unidos y Ucrania. Nuestro objetivo es reforzar las capacidades de defensa y disuasión creíbles de Ucrania a largo plazo”, ha dicho Biden en una rueda de prensa junto a su homólogo ucraniano.
Zelenski ha iniciado su comparecencia dando las gracias por un acuerdo que hace el lazo entre Kiev y Washington “más fuerte” y, además, lo vio como un puente para que Kiev pueda unirse a la OTAN en un futuro.
“El acuerdo establece que Estados Unidos apoya la futura membresía de Ucrania en la OTAN y reconoce que nuestro acuerdo de seguridad sirve como puente para la adhesión de Ucrania a la Alianza”, ha dicho Zelenski.
Biden, sin embargo, ha dejado claro en numerosas ocasiones que se opone a la incorporación de Kiev a la OTAN mientras continúe la guerra.
El texto del pacto compromete a Estados Unidos a mantener consultas de alto nivel con Kiev en un plazo de 24 horas si Ucrania vuelve a ser atacada en el futuro para “determinar los próximos pasos y necesidades de defensa adicionales”.
Sin embargo, el acuerdo no establece nuevos compromisos sobre las perspectivas de adhesión de Ucrania a la OTAN ni ofrece garantías similares al Artículo 5 del tratado fundacional de la Alianza, que establece que un ataque a un miembro es una agresión contra toda la organización.
De esta forma, el pacto no obliga a Washington a enviar tropas para defender a Ucrania si es atacada, algo que ha sido una línea roja de Biden en el apoyo a ese país.
Tampoco se especifica una cifra concreta de dólares en el respaldo de Washington a Ucrania, pero se expresa el compromiso estadounidense de suministrar armas más modernas, así como continuar entrenando y equipando a las fuerzas ucranianas en el manejo de armamento.
Algunos de los aspectos más destacados son el compromiso de compartir más inteligencia que en la actualidad y mejorar la capacidad de las fuerzas ucranianas para operar según los estándares fijados por la OTAN, no solo a nivel operativo, sino también en lo relativo a transparencia y rendición de cuentas.
También se expresa el compromiso de Washington de ayudar a Kiev a mejorar un capacidad de “disuasión” a largo plazo en diferentes ámbitos, como el aire, el mar y el ciberespacio, con el objetivo de evitar cualquier ataque futuro.
Asimismo, Estados Unidos se compromete a ayudar a Ucrania a desarrollar su propia industria militar capaz de producir sus propias armas.
La idea de ofrecer ciertas garantías de seguridad a Ucrania con acuerdos bilaterales surgió durante la reunión del G7 en la cumbre de la OTAN celebrada en julio del año pasado en Lituania, para compensar la negativa de la Alianza a ofrecer a Kiev un calendario concreto de adhesión.
Numerosos países no pertenecientes al G7 se han sumado desde entonces a la iniciativa y han firmado pactos de este tipo con Ucrania, comprometiéndose a seguir apoyándola durante los próximos diez años.
Horas antes del anuncio de Biden y Zelenski, Japón rubricó un acuerdo similar con Ucrania, de manera que ahora todos los miembros del G7 han sellado acuerdos de este tipo con Kiev.
El acuerdo anunciado este jueves no alcanza el rango de tratado, algo que para ser aprobado requeriría la aprobación del Senado estadounidense, por lo que no es necesariamente vinculante para futuros presidentes.
El expresidente Donald Trump (2017-2021), que se enfrentará a Biden en las elecciones de noviembre, no ha dicho explícitamente si seguirá respaldando a Ucrania si vuelve a la Casa Blanca y solo ha afirmado que negociará un rápido fin a la guerra con Rusia sin explicar cómo.
También ha instado a los países europeos a contribuir más a su propia defensa y ha dicho que permitiría a Rusia “hacer lo que le venga en gana”, incluso atacar a miembros de la OTAN, si los miembros de la Alianza no aumentan su financiación en defensa.