A Alexander Lukashenko no le gustó la ceremonia de toma de posesión del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El motivo que apuntó el presidente de Bielorrusia no deja de sorprender: no le gustó que Trump dedicara gran parte de su discurso a menospreciar a su predecesor, Joe Biden. “Lo vi sentado, parecía más decente que Trump mismo. Estaba ahí, encorvado”, dijo Lukashenko.
El líder bielorruso, el gran aliado de Vladimir Putin, parece mostrar mucha compasión por Biden, a quien describió como un “hombre mayor”. Tal vez sea que lo prefería como antagonista norteamericano. Porque aunque EEUU cambie de presidente, en Bielorrusia, Lukashenko no tiene intención de entregar el poder a otro.
El país celebra elecciones presidenciales el próximo 26 de enero. Unos siete millones de bielorrusos están llamados a las urnas. Lukashenko, en el poder desde 1994, aspira a un séptimo mandato. Los sondeos oficiales aseguran que el actual presidente de Bielorrusia recibirá el apoyo del 82,5% de los ciudadanos.
La ciudadanía tiene que elegir entre cinco candidatos, de los que solo uno puede ser considerado ligeramente crítico con el actual régimen. Además de Lukashenko, también concurren Serguéi Sirankov, del Partido Comunista; el líder del Partido Republicano, Alexandr Jizhniak; el hijo de un histórico político bielorruso, Oleg Gaidukevich, y la abogada Anna Kanopátskaya, del Partido Cívico Unido de Bielorrusia.