El alto representante para la Política Exterior europea critica el embargo estadounidense y la inclusión de isla en la lista de países patrocinadores del terrorismo
El alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, reiteró este viernes en La Habana su apuesta estratégica por mantener una presencia activa en la isla y avanzar en la cooperación y el diálogo bilateral de alto nivel como mejores mecanismos para contribuir a los cambios en Cuba, frente a la política de embargo estadounidense. Tras concluir el tercer Consejo Conjunto, celebrado como parte del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación entre Cuba y la Unión Europea, Borrell anunció para finales de noviembre la “importante” visita del representante especial de la UE para los Derechos Humanos, Eamon Gilmore, uno de los resultados concretos de su viaje, que, dijo, marca “el inicio de un nuevo ciclo de diálogos” entre Bruselas y La Habana.
“No podemos pasar por alto que tenemos diferencias en diversos temas […], pero la Unión Europea no tiene ni la capacidad ni la voluntad de imponer cambios en Cuba, pero si queremos tener un marco de diálogo que nos permita hablar sobre todo lo que nos une y nos diferencia sin tabúes ni prohibiciones”, dijo el jefe de la diplomacia europea, apostando claramente por el compromiso “constructivo” y a la vez “crítico” con Cuba, en contraposición a la política de presión de Washington. Mencionó incluso el discurso que pronunció en La Habana el expresidente de Estados Unidos Barack Obama durante su histórica visita a la isla en 2016 y citó textualmente sus palabras: “El embargo hace daño al pueblo cubano y no ayuda a producir los cambios políticos que se pretenden”.
“Lo dijo Obama y yo lo pienso también” señaló Borrell, recordando que la UE vota en bloque cada año en la ONU en contra de la política de embargo. También criticó la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo por Donald Trump, de la que la administración Biden no la ha sacado, algo que, señaló, “está causando graves e injustos problemas al desarrollo de las actividades económicas en la isla”. El embargo, opinó, “dificulta las condiciones de vida de los cubanos y socava el necesario proceso de reforma y modernización”.
El apoyo a las posiciones cubanas en este tema, clave para el Gobierno de La Habana, lo conjugó Borrell con una encendida defensa de los valores democráticos de la UE y de su concepción de los derechos humanos, en lo que obviamente las diferencias con Cuba son muchas. El alto representante para la Política Exterior de la UE se refirió a las libertades ciudadanas y al derecho de manifestación, y afirmó que en las conversaciones con sus contrapartes abordó el asunto de “la situación creada antes, durante y después” de las masivas protestas del 11 de julio de 2021, tras las cuales fueron detenidas y condenadas cientos de personas. “De eso también hablará Eamon Gilmore cuando venga a mantener un diálogo de derechos humanos en noviembre”, afirmó. Dentro del diálogo “respetuoso” con Cuba, Borrell mencionó otra de las “diferencias” que le separan de La Habana, la guerra de Ucrania, solicitando el apoyo de Cuba ahora que la isla preside el importante Grupo de los 77 y China “y tiene una responsabilidad especial en el ámbito multilateral”.
Para la UE es importante explicar su visión del conflicto, dijo, pues el bloque comunitario espera “contar” con Cuba para “promover el respeto” a la “soberanía de Ucrania”. Desde el inicio de la guerra, el Gobierno cubano ha evitado hablar de una invasión y ha respaldado la posición de que EE UU y la OTAN jugaron un papel clave en el origen del conflicto, suscribiendo las posiciones rusas, aunque absteniéndose en las votaciones de la ONU en la mayoría de las resoluciones promovidas por Moscú. En ese sentido, la viceministra de Exteriores de Cuba, Anayansi Rodríguez, quien acompañó a Borrell tras el encuentro bilateral, defendió que su país aboga “por una solución diplomática seria” y se opone a las sanciones contra Rusia. También dijo “que la historia exigirá responsabilidad” a EE UU por su “doctrina “militar fuera de las fronteras de la OTAN”.
Borrell, que durante su estancia en la isla sostuvo encuentros con el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, y con el primer ministro, Manuel Marreo, volvió a respaldar el viernes a las más de 700 empresas europeas que trabajan en la isla en los actuales momentos de grave crisis, y apoyó con énfasis al emergente sector privado y a las nuevas pequeñas y medianas empresas cubanas, que, observó, “están creciendo a un ritmo muy rápido desde que se autorizo su creación”. El objetivo de la UE, dijo, “es ayudar a desarrollar sus capacidades para que se conviertan en factores claves del desarrollo económico y social de Cuba, como lo son en Europa”, ofreciendo “acompañar” a Cuba en su “proceso de reformas económicas y sociales desde una relación de respeto mutuo, que no tiene otro objetivo que contribuir a mejorar la vida de los ciudadanos cubanos”.