El uniformado murió el martes mientras patrullaba en Nueva Concepción, 67 kilómetros al noroeste de la capital salvadoreña, durante un ataque de presuntos pandilleros, informaron los cuerpos de seguridad.
“Desde esta madrugada, establecimos un cerco de seguridad alrededor del municipio de Nueva Concepción, Chalatenango”, escribió Bukele en Twitter.
Dijo que el objetivo de la operación es la “búsqueda de los responsables del homicidio y toda la estructura de pandilleros y colaboradores que aún se esconden en ese lugar”.
“Pagarán muy caro el asesinato de nuestro héroe”, agregó.
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Bukele enfrenta críticas de grupos de derechos humanos por su férrea represión del crimen, particularmente de las pandillas callejeras.
Durante el estado de excepción, el gobierno salvadoreño ha suspendido los derechos constitucionales y autoriza a la policía a arrestar y encarcelar a presuntos pandilleros.
También se suspendió el derecho de los detenidos a un abogado y la aprobación judicial para ordenar una detención preliminar.
Más de 68,000 sospechosos han sido arrestados desde el año pasado, y miles han sido trasladados a una nueva megacárcel.
Grupos de derechos humanos advierten que personas inocentes han sido capturadas, incluidas al menos docenas de personas que murieron bajo custodia.
Sin embargo, a esta política se le atribuye la reducción de las altas tasas de crimen violento en El Salvador y goza de amplio apoyo popular, según varias encuestas.
El gobierno de Bukele lanzó previamente oleadas similares de las fuerzas de seguridad en zonas urbanas consideradas de alta peligrosidad, en un intento por detener el narcotráfico y el desplazamiento de las pandillas.