La indígena Mary Simon (dcha.) durante su nombramiento como primera Gobernadora General de Canadá junto al primer minisetro, Justin Trudeau, 6 de julio de 2021.
En plena tensión por el hallazgo de centenares de tumbas con cadáveres de niños indígenas en diferentes zonas de Canadá, el primer ministro Justin Trudeau ha anunciado este martes que Ottawa da “un paso histórico” al designar a una mujer indígena como gobernadora general y representante oficial de la reina Isabel II en el país miembro de la Commonwealth (Mancomunidad Británica de Naciones).
“Después de 154 años, nuestro país da un paso histórico. No puedo pensar en una persona mejor en este momento”, ha dicho Trudeau, en una rueda de prensa, en alusión a la destacada líder indígena Mary Simon, de 73 años de edad, que ha dedicado su vida, remarca el presidente, “a la defensa de los derechos sociales, económicos y humanos” de la población indígena.
Simon, quien se había desempeñado anteriormente como presidenta de la organización inuit de Canadá, Inuit Tapiriit Kanatami, ha sido nombrada para tan importante cargo mientras la ira y el dolor han embargado a las comunidades nativas canadienses y de otros países, tras el hallazgo de más de mil tumbas sin identificar en antiguos internados indígenas en este país norteamericano.
¿Una elección simbólica?
Los medios de comunicación han considerado la elección de Simon como un “gesto” ante el aluvión de críticas contra el Gobierno de Canadá, debido a que el descubrimiento de tumbas de menores indígenas tiene a “funcionarios del Gobierno en su gestión” como responsables junto a la Iglesia católica.
Unos 3200 menores murieron, según las conclusiones de una comisión nacional de investigación, que, en 2015, tras seis años de pesquisas, definió los sucesos como genocidio cultural. En 2019, Trudeau reconoció que el daño infligido a los pueblos indígenas en Canadá equivalía a un “genocidio”.
De acuerdo con el estudio, las mujeres y niñas indígenas constituyeron casi el 25 % de todas las mujeres víctimas de homicidio en Canadá entre 2001 y 2015.
Las comunidades indígenas lamentan que ni el gobierno federal canadiense ni la Iglesia católica hayan hecho lo suficiente para acabar con los continuos daños causados por el controvertido sistema de escuelas residenciales, el cual antes de 2015 ya había estado bajo investigación.
El sistema, que reclutó a cerca de 150 mil niños indígenas, separándoles de sus familias por la fuerza para recluirlos en centros de internados, se estableció a finales del siglo XIX y la mayoría eran operados por la Iglesia católica.
A pesar de que la Iglesia católica era cómplice directa de los crímenes genocidas del Gobierno canadiense contra los niños autóctonos, el papa Francisco se limitó solamente a expresar su “dolor” por lo sucedido en Kamloops, y nunca se disculpó por ello.