La Cancillería de Irán ratifica en el Día de la República Islámica su compromiso con la defensa de los intereses nacionales en los campos internacionales.
En un comunicado emitido este domingo con ocasión del 45.º aniversario de la fundación de la República Islámica, el Ministerio de Exteriores de Irán ha expresado su determinación de hacer realidad los ideales del fundador de la República Islámica de Irán, el Imam Jomeini (que en paz descanse), en proteger la independencia y los intereses nacionales en los ámbitos internacionales.
Ha insistido en desarrollar las relaciones equilibradas con los diferentes países del mundo, centrándose en tres principios: la dignidad, la sabiduría y la conveniencia.
En otra parte del documento, la Cancillería iraní ha resaltado la presencia entusiasta del pueblo en el referéndum celebrado los 30 y 31 de marzo de 1979, afirmando que marcó una epopeya única en la historia de Irán y condujo al establecimiento de la República Islámica y un modelo de democracia religiosa en el sistema político de Irán.
En este contexto, ha elogiado la valentía y los esfuerzos del pueblo iraní en los años de la lucha contra el sistema monárquico del régimen Pahlavi, así como sus sacrificios en los siete años de defensa contra la agresión extranjera y en la defensa a la seguridad del país.
“El Ministerio de Exteriores de Irán expresa su lealtad hacia la nación grande, incansable y perspicaz de Irán y los ideales del Imam [Jomeini] y los mártires en la protección de la independencia y los intereses nacionales en los ámbitos internacionales, con base en la Constitución del país, las instrucciones del Líder de la Revolución Islámica [el ayatolá Seyed Ali Jamenei], los tres principios de la dignidad, la sabiduría y la conveniencia, y la política exterior del Gobierno actual en desarrollar las relaciones equilibradas con los diferentes países del mundo”, ha reiterado.
En el referéndum histórico de 1979, más del 98,2 % de los iraníes elegibles votaron “sí” al establecimiento de la República Islámica. Este suceso ratificó el fin del largo periodo monárquico y además cumplió las aspiraciones democráticas largamente acariciadas por la nación, dando origen a un sistema de gobierno arraigado en la voluntad del pueblo.
