En un artículo divulgado este martes, el laboratorio de ideas destaca que la operación de represalia del Movimiento de la Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), bautizada ‘Tormenta de Al-Aqsa’, contra Israel en los territorios ocupados obligó al régimen sionista a adoptar un nuevo enfoque hacia Irán y el Eje de la Resistencia, porque quedó claro que la estrategia anterior de este régimen no garantizaba su seguridad.

Según el informe, desde el 7 de octubre, además de la guerra en Gaza, Israel ha atacado a los principales coordinadores del Eje de la Resistencia, así como a las fuerzas y equipos iraníes en todas las zonas circundantes.

El análisis afirma que la “repuesta directa y programada” de Irán a Israel tenía como objetivo restaurar la posición disuasiva de Teherán y cambiar los cálculos y el nivel de la aceptación de riesgo de Irán.

Al respecto, citando al comandante en jefe del Cuerpo de Guardianes de Irán, el general de división Hosein Salami, ha precisado que el objetivo de esta operación decisiva era intentar crear una nueva ecuación con Israel.

El informe agrega que la medida punitiva de Teherán tenía como propósito definir nuevas líneas rojas ante el régimen israelí y dejar claro que la República Islámica tomará el control de la situación si Israel continúa con sus dañinas operaciones contra Irán y sus socios.

El documento precisa que la coyuntura en que se dio la respuesta iraní también aclara otros objetivos de Irán. Teniendo en cuenta un aumento de la escalada de tensión directa con Israel y entre Israel y el Hezbolá de El Líbano, Teherán decidió implementar la operación y sabía además que cualquier tensión debía registrarse antes de las elecciones presidenciales de Estados Unidos de noviembre.

“Si Irán buscaba atacar a Israel, no ignoraría un principio básico de las operaciones militares, que es aprovechar el elemento sorpresa. Pero, comunicó sus intenciones a Washington y a varios países árabes y europeos y les aseguró que su operación sería relativamente limitada”, ha remarcado.

El informe enfatiza que Irán actuó en contra de las tácticas ofensivas, lo que desafió significativamente las defensas de Israel y posiblemente las paralizó. “De hecho, si Teherán quisiera infligir un golpe serio, habría lanzado una mayor cantidad de misiles balísticos rápidos y precisos, e Israel habría tenido muy poco tiempo para prepararse y reaccionar”, ha aducido.

Asimismo, ha sostenido que Irán también podría utilizar el considerable poder de combate de sus aliados regionales, especialmente del Movimiento de la Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), en su operación y convertir su respuesta punitiva en un verdadero conflicto multilateral y una pesadilla para Israel.

A su criterio, la respuesta de Teherán también fue un ejercicio de recopilación de inteligencia muy útil, así que, ahora, la evaluación de Irán de la defensa del régimen israelí y su socio ha mejorado enormemente. “En una posible guerra de desgaste con Israel, esa información y estimaciones serían valiosas”, ha enfatizado.

El artículo hace hincapié en que “si desde el punto de vista de Teherán el objetivo estratégico de esta operación fue fortalecer la disuasión de Irán y tratar de reescribir las reglas de interacción con Israel, el ataque fue en gran medida exitoso y demostró la capacidad de Irán”.

Según el texto, Irán obligó a Israel y Estados Unidos a gastar más de mil millones de dólares para contrarrestar este ataque y asevera que este no es un logro pequeño, especialmente porque Irán gastó alrededor de una décima parte de esa cantidad para llevar a cabo su operación.

Al respecto, ha señalado que considerando las limitaciones financieras y el clima político en Washington, el aumento de la ayuda militar estadounidense a Israel no está garantizado.

El Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán llevó a cabo con éxito la madrugada de 14 de abril una amplia operación punitiva con misiles y drones contra bases militares israelíes, en represalias por un ataque israelí del 1 de abril contra la sección consular de la embajada iraní en Siria, donde perdieron la vida siete asesores militares de Irán.