Más de 30 personas murieron inmediatamente después de la explopsión, y en los años que siguieron muchos otros murieron a causa de los síntomas de la radiación, según la Agencia Internacional de Energía Atómica y la Organización Mundial de la Salud.
El gobierno de Ucrania evacuó a unas 135.000 personas del área y se espera que la zona de exclusión de 30 kilómetros alrededor de la planta permanezca inhabitable durante décadas. Aún así, algunas personas siguen viviendo en Chernobyl y personal de mantenimiento sigue trabajando en el reactor.
En los meses posteriores al accidente, se construyó un sarcófago para cubrir el reactor No. 4 y contener el material radiactivo. Sin embargo, desde entonces se ha deteriorado, lo que ha provocado fugas de radiación.
En 2016, se colocó sobre el sarcófago una estructura conocida como Nuevo Confinamiento Seguro. El enorme diseño en forma de arco tiene por objeto evitar la liberación de material contaminado, así como proteger el sarcófago de impactos externos, como tornados o tormentas eléctricas extremas.