Este domingo 29 de mayo se lleva a cabo la primera vuelta de elecciones presidenciales en Colombia. Entre los retos del próximo Ejecutivo salido de las urnas estará abordar la desigualdad, una lacra que sitúa al país como el segundo más desigual de la región, solo por detrás de Brasil. Un equipo de France 24 viajó hasta Cartagena de Indias, la ciudad del caribe colombiano que es fiel reflejo de ello, donde conviven el lujo y la extrema pobreza.
Yadis Martínez pasa la mayor parte de sus días en Getsemaní, el otrora sector más pobre de Cartagena, uno de los motores económicos y lugar seguro para la inversión en un país tan rico en recursos como desigual que se alista para ir a las urnas.
Trabaja en una cafetería de lujo, apenas una de las tantas que hoy adornan el centro histórico de una ciudad que fue el epicentro del comercio de esclavos y uno de los puertos más importantes para los españoles durante la conquista. Siglos después, es la joya turística de Colombia.
Es afortunada de contar con un empleo en una capital que, tras la pandemia, elevó sus niveles de desocupación por encima del 10%. Sin embargo, según ella, los recursos que van y vienen de la ciudad de la mano del turismo no los llegan a beneficiar a todos.
“Acá la riqueza como tal no se ve reflejada al 100%”, asegura Yadis, quien relata extremos a los que recurre parte de la población. “La mayoría de la gente de barrio… las mamás se prostituyen porque no consiguen un empleo, porque no hay capacitación, hay veces que quieren trabajar o salir adelante pero no hay oportunidades”, dice.
Y es que la verdadera realiad de Yadis Martínez, como la de muchos otros miles de cartageneros al servicio de la industria y del turismo, está en la periferia. En su caso concreto, en el barrio El Pozón, habitado por unas 80.000 personas de escasos recursos donde, si de elecciones de trata, reina la abstención.
“La mayoría de personas que vota lo hace porque tiene una necesidad, no hay igualdad de trabajo, de educación. La mayoría de veces la gente vota porque necesita un empleo, estudiar, no hay igualdad”, dice a France 24.
Aunque Yadis confía en que, con su voto, contribuirá a que la situación algún día cambie, su tía Jair del Carmen Martínez, desplazada con su familia hace casi tres décadas del sur de Bolívar, opina lo contrario.
“Por aquí no viene ningún político a hacer campaña, ni a ayudar, no se ve ayuda para nada”, confiesa, tímida, antes de añadir que, si decidiera ejercer su derecho constitucional, lo haría para no perder la poca ayuda que recibe.
“Para comprender el fenómeno de la desigualdad en Cartagena es necesario revisar el pasado”, manifiesta Héctor Trujillo, empresario cartagenero de antaño y exgerente regional de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia.
“Todos llevamos en nuestro inconsciente el esclavismo y los esclavistas. Hay una estructura que hay que romper”, afirma desde el balcón de su edificio, ubicado en la zona turística cartagenera de Bocagrande.
Para él, la desigualdad también se ve reflejada en las urnas. “Los grandes conglomerados pactan con quien sea con tal de quedarse, (mientras) son la clase media y el mediano empresario los que están sufriendo”, dice Trujillo, crítico con la falta de políticas que den soluciones a las necesidades de esta población.
Aniano Morales, líder comunitario de los barrios populares de Cartagena, cree que “acá hay dos extremos: los que viven en el Olimpo, indolentes de lo que sucede en la ciudad y hay una capa, que es el 90% de los cartageneros, que vive en extramuros”.
Colombia, el segundo país más desigual de la región
La de Cartagena es una situación que se replica a lo largo del país: según el Banco Mundial, en una lista de los 28 países de América Latina y El Caribe, Colombia es el segundo más desigual, solo después de Brasil. Y ocupa un deshonroso primer lugar en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), también conocida como el club de países ricos.
El coeficiente Gini del ingreso del hogar es una medida estándar de desigualdad que los países buscan que sea cercana a cero. En el caso colombiano, ese índice alcanzó 0,53 en 2019, mientras que, en el país más equitativo de la OCDE, Eslovaquia, fue del 0,24.
En términos económicos, los ingresos del 10% de la población más rica de los colombianos son 11 veces mayores que los del 10% más pobre mientras que en su contraparte comparativa, el 10% de la población más rica gana apenas tres veces más que el 10% más pobre.
De acuerdo con el organismo multilateral, el impacto económico del Covid-19 ha disparado aún más la desigualdad, empujando el coeficiente de Gini hasta 0,54 en 2020 y arrastrando a alrededor de 3,6 millones de personas más a la pobreza.