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¿Cómo unas elecciones en un pequeño país del Pacífico pueden cambiar el equilibrio de poder en la región?

Las naciones insulares de Oceanía, situadas entre China, Australia y Estados Unidos, adquieren cada vez más importancia ante la creciente competencia entre las grandes potencias y el aumento de las tensiones en la región.

Durante mucho tiempo, algunos países de la zona mantuvieron relaciones oficiales con Taiwán. Sin embargo, la influencia y la presencia diplomática de Pekín, así como sus inversiones en las infraestructuras de los países de la región, han crecido sustancialmente, lo que ha llevado a cada vez más países del Pacífico a adherirse al principio de ‘una sola China’ y romper sus lazos con Taipéi.

La presencia china preocupa a Estados Unidos y Australia, que también participan más activamente en la carrera por el favor de las naciones insulares.

Tuvalu, Palaos y las Islas Marshall son algunos de los 12 Estados del mundo que siguen manteniendo lazos con Taiwán. Sin embargo, esa cifra podría disminuir tras los resultados de las elecciones del viernes en Tuvalu, lo que podría afectar a todo el entorno de la región.

 

China vuelve sus ojos al Pacífico

Desde 2019, el número de países de la cuenca del Pacífico que reconocen a Taiwán se ha reducido de seis a tres. Ese año, las Islas Salomón y Kiribati dejaron de reconocer a Taiwán, y ya en 2024, días después de la elecciones taiwanesas, se les unió Nauru, que estableció relaciones diplomáticas con China.

Tuvalu también habría podido formar parte de esa lista, ya que en 2019 China le ofreció 400 millones de dólares para ayudarle a construir islas artificiales para hacer frente a la subida del nivel del mar. Sin embargo, Tuvalu rechazó la oferta.

“Estamos escuchando mucha información sobre la deuda, sobre la compra de nuestras islas por parte de China y sobre la posibilidad de establecer bases militares en nuestra parte del mundo. Son cosas que nos preocupan”, declaró en aquel entonces el ministro de Asuntos Exteriores, Simon Kofe. A pesar de ello, la presencia china en el Pacífico no ha hecho más que aumentar desde entonces.

Pekín se ha convertido en uno de los mayores acreedores de las naciones del Pacífico. Su comercio con la región —principalmente marisco, madera y minerales— aumentó hasta los 5.300 millones de dólares en 2021 desde los 153 millones de 1992, según datos del Gobierno chino.

Sin embargo, las apuestas subieron cuando la asociación con Pekín empezó a tocar la esfera de la seguridad. Fue en 2022, al firmar China e Islas Salomón un acuerdo en esta materia.

Según el documento, entre otras cosas, la nación del Pacífico obtuvo el derecho de “solicitar a China el envío de la Policía, Policía Armada, personal militar y otras fuerzas del orden y armadas“. Por su parte, China obtuvo el derecho de realizar “visitas de buques, llevar a cabo reabastecimiento logístico y hacer escala y transición en las Islas Salomón” con el consentimiento de la nación del Pacífico.

Casi inmediatamente después del pacto con Islas Salomón, China firmó un acuerdo para reforzar sus relaciones diplomáticas con Samoa.

Reacción en cadena de EE.UU. y sus aliados

El acuerdo de China con las Islas Salomón alarmó a EE.UU., Australia, Japón y Nueva Zelanda e inició una “reacción en cadena” para aumentar su propia presencia en la región.

En septiembre de 2022, Biden invitó a los jefes de Estado de la región a una cumbre entre Estados Unidos y las naciones insulares del océano Pacífico, en la que el presidente estadounidense anunció que ayudaría a esos países a hacer frente a la crisis climática, que supone para ellas una “amenaza existencial”, y que destinaría 810 millones de dólares a “mejorar la vida de los isleños”. Estados Unidos también anunció su reconocimiento de las Islas Cook y Niue como Estados soberanos.

Asimismo, Washington impulsó su actividad diplomática en la región. En febrero de 2023 reabrió su Embajada en Islas Salomón tres décadas después de su cierre, al tiempo que anunció su intención de abrir una Embajada en Vanuatu y establecer representaciones diplomáticas en Kiribati y Tonga.

No obstante, las principales iniciativas regionales de Estados Unidos y sus aliados trataron cuestiones de seguridad. Así, Australia firmó un acuerdo de seguridad con Vanuatu en diciembre de 2022 y también inició negociaciones con Papúa Nueva Guinea para un pacto de defensa que se concluyó posteriormente a finales de 2023.

EE.UU. también amplió la cooperación con Papúa Nueva Guinea. Durante su visita a Port Moresby, el secretario de estado de EE.UU., Anthony Blinken, firmó un acuerdo en materia de defensa y otro sobre navegación.

El primero permite al Ejército estadounidense desplegar sus activos en determinadas bases militares de Papúa Nueva Guinea en caso de emergencia, mientras que el segundo da derecho a los guardacostas estadounidenses a abordar buques de Papúa Nueva Guinea para ayudar a controlar el tráfico de estupefacientes y la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.

No obstante, el equilibrio de poder en la región podría volver a inclinarse a favor de una de las partes tras los resultados de las elecciones en Tuvalu, donde la política exterior fue uno de los temas centrales de la campaña electoral.

Elecciones y futuro de la soberanía en Tuvalu

Tuvalu ha celebrado este 26 de enero unas elecciones en las que los votantes debían escoger a los 16 miembros del Parlamento.

En el país no hay partidos políticos y los candidatos se presentan como independientes. Los diputados electos forman facciones, la mayor de las cuales elige al próximo primer ministro.

Para el puesto de futuro dirigente del país había tres candidatos principales. El actual primer ministro, Kausea Natano, volvió a presentarse para el puesto, pero no tuvo éxito. Según los resultados parciales, Natano, que se presentó en el área metropolitana de Funafuti, la capital, perdió su escaño parlamentario.

Bajo su mandato, el país desarrolló activamente las relaciones con Taiwán, y en otoño de 2023, firmó con Canberra un acuerdo que prevé el reasentamiento gradual de población a Australia ante la pérdida de territorio gradual que supone el aumento del nivel del mar. Además, bajo los términos del tratado, Canberra se comprometió a ayudar a Tuvalu en caso de desastre natural y agresión militar.

El líder de la oposición, el exprimer ministro Enele Sopoaga, se opone firmemente al acuerdo, señalando su naturaleza controvertida y prometiendo revisarlo si gana.

“Si Australia cree en ofrecer una vía humanitaria a los habitantes de Tuvalu, la mejor forma que tiene de hacerlo es reduciendo sus emisiones, dejando de abrir minas de carbón, dejando de exportar carbón”, afirmó Sopoaga, señalando que el acuerdo no obliga a Australia, uno de los mayores exportadores de carbón, a tomar medidas adicionales en esta dirección y a prevenir el cambio climático.

Al mismo tiempo, la cuestión del reconocimiento de Taiwán no fue un escollo entre Natano y Sopoaga. El líder de la oposición, que fue embajador en Taiwán, declaró a The Guardian que “cree firmemente que Tuvalu debe seguir reconociendo a Taiwán como Estado soberano independiente y amigo diplomático”.

Sin embargo, un tercer candidato, el actual Ministro de Finanzas Seve Paeniu, que ya se ha garantizado un escaño en el Parlamento, dijo que “renegociaría” la relación del país con Taiwán.

“Todo depende del país socio que sea capaz de responder y apoyar la consecución de las prioridades y aspiraciones de desarrollo de Tuvalu”, declaró a Reuters la víspera de las elecciones.

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