El Alto (Bolivia) (AFP) – La boliviana Alwa, la primera rapera aymara, mueve los brazos para acompañar sus melodías, incorporando instrumentos andinos tradicionales como la zampoña y el charango.
Semanas después de su debut en un escenario, Alwa (“Amanecer” en lengua aymara) acaba de dar su segundo concierto, en una feria de libros en el atrio de la principal universidad estatal de La Paz.
Es la primera mujer indígena que surge en este género musical poco conocido en la sociedad aymara, donde priman los ritmos melancólicos acompañados de bombos, zampoñas, quenas y charangos.
Pero la joven de 26 años nacida en la ciudad de El Alto, vecina de La Paz, ya ha producido su primer video musical: “Principio sin fin”. Un primer disco debe salir a mediados de año con el apoyo de unos empresarios de Santa Cruz, dice.
“No me importa si la gente se alborota con mi música / Sólo díganle a mi mamá que el miedo no me va a parar / No me va a poder ganar / Díganle también que yo viviré de rap/”, dice en los primeros versos de la canción, que arranca con zampoñas, el típico instrumento andino de viento, acompañadas de charangos.
Añade: “Hoy me presento / Soy la Alwa, una mujer orgullosa aymara/ Orgullosa de ser boliviana / Hoy yo no voy a parar, yo no voy a descansar, hasta mis sueños lograr”.
“En mis letras expreso mi sentir de las cosas, mi opinión de la situación en la que estamos viviendo ahora, todos hemos sufrido injusticia”, dice a la AFP Alwa, que prefiere no dar su nombre completo.
“Yo creo que el rap parte de eso, de sentir esa rebeldía, de rebelarse contra algo que no se está de acuerdo, pero tiene que ser algo lógico”.
“Mi sueño es cantar”
Nacida en una familia tradicional y sin músicos -menos aún raperos- en su entorno, actualmente estudia publicidad y marketing en la universidad, pero dice que su sueño desde pequeña era cantar.
“Mi sueño ha sido cantar, desde que era pequeña me gustaba cantar”.
Luego se ligó con “tribus urbanas”, donde comenzó a permearse del rap, este género que se popularizó en los barrios pobres de Estados Unidos, hasta expandirse a otras regiones del mundo.
Es admiradora de los raperos “Warrior” de Perú y “Alika” de Argentina y en menor medida del puertorriqueño Residente.
Como todos en su familia, a su madre “no le gusta” el rap y su padre quiere que continúe una carrera universitaria, pero ella tiene otras ideas.
“Lo que yo realmente quiero ahora es hacer música”.