Los bomberos griegos han logrado controlar el peor incendio forestal en lo que va de año, el cual ha arrasado más de 10.000 hectáreas en los últimos tres días. Este miércoles, sin bajar la guardia, los efectivos siguen trabajando para sofocar los pequeños conatos que aún se producen en la zona Nea Makris, aunque se han podido controlar rápidamente.
El gran incendio se declaró el pasado domingo en la región de Ática, en las afueras de Atenas, y, atizado por fuertes vientos, se propagó rápidamente hasta llegar al tejido urbano de la capital, causando la muerte de una persona y una estela de destrucción.
Decenas de miles de personas tuvieron que abandonar sus hogares ante el rápido avance de las llamas, que quemaron casas, tiendas y automóviles, además de cultivos y vegetación. Debido a la sequedad del terreno y a las altas temperaturas, en muchas zonas el suelo aún “humea”, incluso en lugares donde el fuego ha sido extinguido.
Fue un incendio “muy difícil, quizás el más difícil de los últimos años que hemos enfrentado”, declaró a Skai el presidente del sindicato de bomberos, Kostas Tsigas. Nunca antes un incendio forestal se había acercado tanto al tejido urbano de Atenas, ciudad que quedó bajo un denso humo.
Mientras las autoridades intentan esclarecer las causas que originó el siniestro, los residentes que habían sido evacuados comienzan a regresar y a enfrentarse a los daños materiales que sufrieron sus viviendas, informa el portal Vradini.gr.
Según una primera evaluación presentada la víspera en una reunión ministerial presidida por el primer ministro, el conservador Kyriakos Mitsotakis , menos del 10% de las hectáreas quemadas son zonas forestales, mientras que cerca de un centenar de edificios resultaron dañados. Así, las investigaciones sobre el origen del fuego continúan mientras las autoridades evalúan si pudo deberse a la rotura de un cable de alimentación eléctrica en un poste, precisa el diario Kathimerini.