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De China a México: este podría ser el rumbo de la globalización

Las empresas estadounidenses buscan limitar su exposición a los inconvenientes de fabricar mercancías en China y están trasladando su producción

Peter Goodman reporteó esta historia entre Ciudad de México, Guadalajara, San Diego, Dallas, Washington y Nueva York.

En un momento en que las empresas estadounidenses vuelven a calcular los riesgos de depender de las plantas chinas para fabricar sus productos, algunas están transfiriendo sus pedidos a un país mucho más cercano: México.

La tendencia de “deslocalización cercana”, o nearshoring, ha llamado la atención nada menos que de Walmart, el imperio minorista mundial con sede en Arkansas.

A principios del año pasado, cuando Walmart necesitaba un millón de dólares en uniformes de la empresa, más de 50.000 en un pedido. En lugar de recurrir a sus proveedores habituales en China, Walmart se los compraría a Preslow, un negocio familiar de indumentaria en México.

A pedestrian crosses an intersection in front of a large white entrance sign. There are power lines overhead, and gas stations nearby.
Entrada del Parque Industrial Tizayuca, ubicado en una pequeña ciudad manufacturera al noreste de Ciudad de México. La zona industrial alberga a Botones Loren y Preslow.Credit…Bryan Denton para The New York Times

Era febrero de 2022 y parecía que era hora de hacer ajustes a los contornos del comercio mundial. La peor pandemia en un siglo había trastocado los fletes. El costo del transporte de mercancías por el Pacífico se había disparado y los puertos estaban atascados con embotellamientos flotantes, un indicio cruel de los peligros de depender de un solo país lejano para comprar mercancías clave.

Entre las empresas multinacionales, las décadas de confianza en los méritos económicos de fabricar en China enfrentaban un desafío avasallante, particularmente al intensificarse la animosidad entre Washington y Pekín.

En su despacho de Ciudad de México, Isaac Presburger, director de ventas en Preslow, recibió el pedido de Walmart como señal de una evolución del papel de su país en la economía, así como de las oportunidades surgidas de estar del mismo lado del océano Pacífico que Estados Unidos.

“Walmart tenía un gran problema con su abastecimiento”, recordó Presburger. “Dijeron, ‘OK, México, sálvame’”.

Un eje impulsor es la simple geografía. Enviar un contenedor lleno de productos de China a Estados Unidos por lo general tarda un mes, un marco temporal que se duplicó y hasta triplicó durante los peores momentos de la pandemia. Sin embargo, ese plazo puede zanjarse en dos semanas con las fábricas de México que abastecen a los comercios minoristas en Estados Unidos.

Verónica y José Justiniano dirigen desde su casa un negocio de bordados, Veronica’s Embroidery, que suministra uniformes para sus empleados a restaurantes, empresas de construcción y servicios de limpieza. Su cliente más importante es la cadena de restaurantes Gloria’s Latin Cuisine.Credit…Jake Dockins para The New York Times

“Todos los que se abastecen de China entienden que no hay forma de sacarle la vuelta al océano Pacífico, no hay tecnología para eso”, dijo Raine Mahdi, fundador de Zipfox, una empresa con sede en San Diego que vincula fábricas en México con compañías estadounidenses que buscan alternativas a Asia. “Los clientes siempre tienen esta presión: ‘¿Puedes traerlo más rápido?’”

En los primeros 10 meses del año pasado, México exportó bienes por valor de 382.000 millones de dólares a Estados Unidos, un aumento de más del 20 por ciento, comparado con el mismo periodo en 2021, según datos del censo de EE. UU. Desde 2019, las importaciones estadounidenses de productos mexicanos han aumentado en más de un cuarto.

En 2021, los inversores estadounidenses llevaron más dinero a México que a China —tanto al comprar empresas como financiar proyectos, según un análisis del Instituto Global McKinsey.

China seguirá siendo casi sin duda un elemento central de la manufactura en los años por venir, dicen los expertos en comercio. Pero el viraje hacia México representa una redistribución marginal de la capacidad manufacturera del mundo cuando se reconocen los riesgos volátiles, que van de la realineación geopolítica a los retos del cambio climático.

Ramon Becerra, commercial director at Lazzar Uniforms, and one of his colleagues are having a meal with Veronica and Jose Justiniano. There are coffee cups and silverware on the table, and a golf course in the background.
Ramón Becerra, izquierda, con Verónica y José Justiniano en un desayuno en el Country Club de Guadalajara durante su visita a las operaciones de Uniformes Lazzar en Guadalajara, México el mes pasado.Credit…Bryan Denton para The New York Times
Ramon Becerra, commercial director at Lazzar Uniforms, and one of his colleagues are having a meal with Veronica and Jose Justiniano. There are coffee cups and silverware on the table, and a golf course in the background.

Pedestrians are walking along a busy market in Tizayuca.
A medida que las empresas estadounidenses recalculan los riesgos de depender de fábricas chinas, algunas están transfiriendo pedidos a plantas en México como parte de una tendencia en desarrollo conocida como deslocalización cercana, o acercar la producción a casa.Credit…Bryan Denton para The New York Times
Factory workers wearing pink vests sitting at a small food stall on their lunch break, in Tizayuca’s industrial zone.
Durante los primeros 10 meses del año pasado, México exportó bienes a Estados Unidos por un valor de 382.000 millones de dólares, un aumento de más del 20 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2021, según datos del censo estadounidense.Credit…Bryan Denton para The New York Times

“No se trata de la desglobalización”, comentó Michael Burns, socio en Murray Hill Group, una firma de inversión que se especializa en la cadena de suministro. “Es la siguiente fase de la globalización, que está enfocada en las redes regionales”.

Es una ironía histórica que México surja como un amortiguador potencial de los inconvenientes de la globalización para los estadounidenses.

Hace tres décadas, Ross Perot, el magnate que en aquel entonces postulaba a la presidencia, advirtió de “un gran sonido de succión al sur” cuando describió a México como una amenaza al llevarse los trabajos de los estadounidenses.

“La realidad es que México es la respuesta a algunos de nuestros retos”, dijo Shannon K. O’Neil, especialista en América Latina del Consejo de Relaciones Exteriores en Nueva York. “El comercio de Canadá o México, que están más cerca, es mucho más probable que cree y proteja empleos estadounidenses”.

Dado que Estados Unidos, México y Canadá comparten una gran zona de libre comercio, sus cadenas de suministro a menudo están entrelazadas. Cada país contribuye materia prima y componentes que se emplean en los productos terminados de los demás. Por ejemplo, los automóviles ensamblados en México dependen en gran medida de las autopartes que se producen en las plantas de Estados Unidos.

En total, un 40 por ciento del valor de las exportaciones de México a Estados Unidos consiste de partes y componentes fabricados en plantas estadounidenses, según un artículo especializado seminal. Sin embargo, solo el cuatro por ciento de las importaciones desde China son hechas en Estados Unidos.

A shot of Walmart’s home office building in Bentonville, Ark., from the parking lot. There are a number of cars parked.
 A principios del año pasado, en lugar de contratar a sus proveedores habituales en China para comprar uniformes de empresa por valor de un millón de dólares, Walmart se los compró a Preslow, una empresa familiar de ropa en MéxicoCredit…Trent Bozeman para The New York Times

Un vocero de Walmart dijo que el interés de la empresa en México formaba parte de un esfuerzo más amplio por lograr que su cadena de suministro sea menos vulnerable a las dificultades en cualquier región en particular.

Por ahora, México no cuenta con la capacidad de asumir el lugar de China como proveedor dominante de una amplia gama de productos.

Una mañana reciente, en la fábrica de Preslow, a unos 80 kilómetros al norte de Ciudad de México, 200 costureras estaban inclinadas en sus repiqueteantes máquinas de coser, zurciendo prendas al compás de música folklórica mexicana. Frente a las pantallas de las computadoras había diseñadores locales trabajando en nuevas creaciones.

Pero los estantes de la bodega estaban repletos de rollos de tela sintética, casi toda fabricada en China.

“Todas las materias primas se siguen importando de China porque aquí no tienes los proveedores”, dijo Presburger. “Las telas que uso es imposible conseguirlas en México”.

Jose and Veronica Justiniano during a tour of Lazzar Uniforms with Mr. Becerra and other staff members.
Los Justiniano solían comprar los uniformes a una empresa que los importaba de Asia. Pero a medida que la pandemia se intensificó en 2020, los pedidos que antes tardaban días en entregarse se convirtieron en mesesCredit…Bryan Denton para The New York Times
A seamstress, wearing a striped shirt with a tape measure draped across her neck and down her back, leans over a sewing machine. There is a dry erase board hung on the wall in front of her with order details written on it. A green ironing board sits to the left of the machine.
Los Justiniano se apresuraron a buscar otro proveedor y estaban ansiosos por encontrar un vendedor en el mismo hemisferio que su pequeña empresCredit…Bryan Denton para The New York Times

Lazzar’s employees wearing black pants, white shirts and black vests prepare raw textiles for laser cutting on the factory floor.

“La única forma era México”, dijo José Justiniano.Credit…Bryan Denton para The New York Times

Del otro lado de la frontera mexicana, en una habitación en una comunidad al norte de Dallas, José y Verónica Justiniano también dependían de mercancías clave de Asia y estaban ávidos de hallar un proveedor en el mismo hemisferio.

La pareja dirigía Veronica’s Embroidery, un pequeño negocio, desde casa. Abastecían de uniformes a restaurantes, empresas constructoras y servicios de limpieza.

Habían nacido y crecido en El Salvador y dejado atrás una horrible guerra civil para forjarse una vida cómoda en Estados Unidos.

José Justiniano, de 50 años, aterrizó primero en Los Ángeles, donde trabajó como conserje en una cárcel de Beverly Hills y más tarde fue instalador de gigantografías. Luego de mudarse a Dallas consiguió un empleo de bajo nivel en una planta de autopartes y con el tiempo, al adquirir experiencia en maquinaria, llegó a ser supervisor. Verónica Justiniano, de 54 años, trabajaba como ayudante doméstica para una pareja de personas mayores.

En 2018, la pareja compró su primera máquina bordadora y la instaló en una habitación en la segunda planta de su casa. El año siguiente consiguieron su primer cliente importante, Gloria’s Latin Cuisine, una cadena de 22 restaurantes de cinco tenedores en Dallas, Houston, San Antonio y Austin.

Los Justiniano compraba los uniformes a una empresa que los importaba de Asia. Y con sus máquinas bordaban los logotipos de sus clientes.

A factory worker removing plastic from a textile roll. A few other rolls wrapped in plastic are on the ground nearby.
Los Justiniano empezaron trabajando con Lazzar con unas pocas decenas de chaquetas de cocinero. No tardaron en comprar 1000 camisas de lino en un solo pedido.Credit…Bryan Denton para The New York Times

Las operaciones de Uniformes Lazzar en Guadalajara se extienden por varios barrios tranquilos cercanos al Country Club de Guadalajara.

Credit…Bryan Denton para The New York Times
A man stand in front of cleaned shirts by Lazzar hanging on racks at the company’s inventory and logistics site.
Con el tiempo, los Justiniano confiaron gran parte de su negocio a Lazzar.Credit…Bryan Denton para The New York Times

Su distribuidor tenía inmensos inventarios en almacenes en Texas y por lo general podía entregarles en un día. Pero en 2020, al intensificarse la pandemia, los días se convirtieron en meses. Los Justiniano empezaron a retrasarse con sus pedidos, una amenaza vergonzosa para su negocio.

José Justiniano se dio prisa para hallar otro proveedor.

“La única forma era México”, dijo.

El final le confiaron gran parte de su negocio a Uniformes Lazzar, una empresa familiar de Guadalajara, una próspera ciudad a más de 550 kilómetros al noroeste de la capital mexicana. El director comercial de Lazzar, Ramón Becerra, de 39 años, estaba ansioso por incursionar en el inmenso mercado del norte.

“Sabemos que Estados Unidos es el futuro para nosotros”, comentó Becerra.

El distribuidor estadounidense de los Justiniano trabajaba al por mayor y solo vendía lo que tenía en inventario, sin personalizar. Lazzar, por otra parte, sobresalía como un negocio de diseño y fabricación a la vez.

El equipo de Becerra brindaba justo las especificaciones que los Justiniano deseaban: una fábrica ligera para ventilar la humedad y aliviar el calor de la cocina. Las dos empresas se comunicaban con facilidad por teléfono y videollamada sin tener una diferencia horaria.

Empezaron con poco, unas cuantas decenas de chaquetillas de chef. Para septiembre de 2021, Veronica’s Embroidery les compraba 1000 camisas de lino en una sola orden, a precios similares al que su distribuidor anterior les cobraba por mercancía importada de Asia.

Hace poco, Becerra recibió a Justiniano en su fábrica de Guadalajara. Los dos hombres discutieron una mañana una posible alianza en la que Lazzar instalara una bodega en Texas y Justiniano se ocupara de la distribución en Estados Unidos.

“Este año ha sido una llamada de atención para Estados Unidos”, dijo Justiniano. “Tenemos que reconsiderar dónde mandamos hacer nuestra mercancía”.

An employee perform quality checks on jackets sold at retail locations in Mexico under an in-house brand label at Preslow.
Preslow, una empresa de confección de cuarta generación, vende cada vez más chaquetas a Walmart, ya que el gigante minorista busca reducir su exposición en China.Credit…Bryan Denton para The New York Time
A man wearing a face mask balances a large plastic bag filled with cut patterns on his shoulder. He is surrounded by similar bags and textile rolls from the factory floor at Preslow.
Un eje impulsor es la simple geografía. Enviar un contenedor lleno de productos de China a Estados Unidos suele requerir un mes, un plazo que se duplicó y hasta triplicó durante los peores momentos de la pandemia.Credit…Bryan Denton para The New York Times
Workers sort laser-cut textiles at the Preslow factory,
Las fábricas de México y los minoristas de Estados Unidos pueden operar con tiempos de dos semanas.Credit…Bryan Denton para The New York Times

El mayor impedimento para que México logre su potencial como alternativa a China podría ser el mismo México.

Su presidente, Andrés Manuel López Obrador, ha relegado la infraestructura del país, incluidos los puertos.

Incluso Presburger, un entusiasta promotor de las virtudes industriales de su país, admite que México tendrá dificultades para lograr adquirir la capacidad manufacturera de la magnitud de China.

Recordó que hace más de una década visitó por primera vez China en busca de telas. La amplitud de la producción, con plantas tejedoras monumentales junto a fábricas especializadas en teñido, lo dejó sorprendido.

“El simple tamaño de las fábricas allá es una locura”, dijo. “No creo que hay forma de volver de eso. No va a ser fácil”.

En su planta tenía en exhibición una prenda popular, una chaqueta tipo aviador negra, adornada con un patrón elaborado y de muchos colores. El cierre estaba hecho en México, así como un adorno con forma de calavera empleado para abrir y cerrar la prenda. Pero el resto de los componentes —la tela, el hilo, el forro— todos habían sido hechos del otro lado del Pacífico.

Aun así, el cambio es patente.

Cerca de la planta de Preslow, una enorme fábrica produce hasta seis millones de botones al día, empleando a unas 1500 personas. La empresa, Botones Loren, ha visto que en el último año sus ventas aumentaron en casi dos tercios. Sus clientes —empresas internacionales como Armani y Men’s Warehouse— están trasladando sus pedidos de China para acá, dijo el director ejecutivo de la empresa, Sony Chalouah.

“Creen que Estados Unidos seguirá peleando con China”, dijo. “Quieren no depender de China”.

An employee wearing a face mask and black rubber gloves pour colored resin into a centrifuge for hardening into sheets.
Cerca de la planta de Preslow, una fábrica produce hasta seis millones de botones al día, dando empleo a unas 1500 personas. La empresa, Botones Loren, ha visto crecer sus ventas casi dos tercios en el último año.Credit…Bryan Denton para The New York Times
A Botones Loren worker places buttons in a green plastic tub where they are tumbled in water and pumice to ensure that they are smooth.
Los clientes de Botones Loren —marcas internacionales como Armani y Men’s Warehouse— están desplazando sus pedidos de China, afirma el director ejecutivo de la empresa, Sony Chalouah.Credit…Bryan Denton para The New York Times
Las empresas mexicanas cuentan con que se prolongue la enemistad entre Estados Unidos y China.Credit…Bryan Denton para The New York Times
Workers sitting on tall buckets sort heaps of unfinished buttons at a long wood work table. A Mexican flag hangs on the wall behind the workers. There are pails and buckets stacked underneath the table.

En la industria de la confección algunos anticipan que el atractivo de México se desvanecerá cuando la normalidad vuelva a la cadena de suministro global.

Este año, los precios de los fletes han bajado considerablemente. China ya ha empezado a liberalizar sus restricciones pandémicas y los fabricantes chinos están cortejando agresivamente a los negocios con descuentos muy pronunciados, según Bernardo Samper, un veterano agente de suministros en Nueva York.

“Al final del día, todo se mueve por los precios”, dijo.

No obstante, las empresas de México cuentan con que la enemistad entre Estados Unidos y China se prolongue.

El gobierno de Donald Trump impuso fuertes aranceles a cientos de miles de millones de dólares de mercancías chinas. El presidente Joe Biden ha continuado con dicha política y añadió medidas que buscan evitar el acceso de China a la tecnología.

Washington ha acusado al gobierno chino de genocidio por su cruel represión de la comunidad minoritaria uigur en la provincia de Sikiang, al oeste del país, una de las mayores fuentes de algodón. Cualquier empresa que compre prendas hechas en China se arriesga a que se le acuse de explotar el trabajo forzado uigur.

La invasión de Rusia a Ucrania y sus lazos más profundos con China también han ampliado la sensación de que el mundo se está dividiendo en bandos de aliados y enemigos.

Las empresas requieren cadenas de suministro confiables.

Lectra, una empresa francesa que fabrica maquinaria para cortar piezas para la industria de la confección, ha visto que sus ventas en México y Centroamérica han crecido en casi un tercio en el último año.

“Lo que impulsa este nearshoring es básicamente la situación entre Estados Unidos y China”, dijo Carlos Sarmiento, director comercial de la empresa para la región.

“No es que China vaya a desaparecer del mercado estadounidense”, añadió. “Es que hay más apertura para ver a México y Centroamérica como una alternativa en lugar de depender completamente de China”.

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