El debate sobre acortar a cuatro días a la semana la jornada laboral resurge en España. Sin finalmente salen adelante los proyectos piloto a nivel estatal y en la Comunidad Valenciana para subvencionar a las empresas que opten por esta jornada sin reducción salarial, nuestro país se convertiría en uno de los pocos en el mundo donde esta medida se aprueba con apoyo público.
Hasta ahora, Islandia ha sido el pionero en poner en marcha una reducción del tiempo de trabajo en la administración pública. En Reino Unido empezará este lunes el mayor proyecto piloto del mundo, que incluye a cerca de 3.300 trabajadores de 70 empresas. Portugal aprobó a finales de mayo un proyecto piloto similar al español, y Bélgica ha optado por dar la posibilidad a los trabajadores de concentrar las 40 horas semanales en solo cuatro días.
Fuera de Europa, grandes empresas como Microsoft en Japón y Unilever en Nueva Zelanda han apostado por una jornada de cuatro días, y en Estados Unidos y Canadá hay otro experimento en marcha similar al de Reino Unido, aunque con menos compañías involucradas.
Islandia: un 86% de trabajadores optan a una jornada más corta
Este pequeño país nórdico se embarcó entre 2015 y 2019 en dos proyectos piloto, uno en el Ayuntamiento de Reikiavik y otro en el Gobierno nacional, para reducir la jornada semanal de 40 horas a 35 o 36. El resultado fue un “éxito abrumador”, según un estudio del think tank británico Autonomy y la Asociación para la Sostenibilidad y la Democracia de Islandia (ALDA).
“La gente reportó una mejora de su salud mental, del equilibrio entre el trabajo y su vida y se constató una mejor atmósfera en el lugar de trabajo”, explica a RTVE.es Guðmundur D. Haraldsson, coautor del estudio y uno de los impulsores de la iniciativa. La productividad se mantuvo igual o incluso mejoró en algunos sectores, y “sobre todo la gente con familias notó una gran diferencia”, resume. En general, se redujo el tiempo de trabajo cada día, pero se mantuvo la jornada de cinco días.
Una vez terminado el ensayo, los sindicatos del país aprovecharon los buenos resultados para presionar y conseguir reducciones de la jornada laboral en los nuevos convenios, tanto en el sector público como en el privado. La medida se ha impuesto: un 86% de los trabajadores han visto acortada su jornada o bien están sujetos a contratos que permitirán esta reducción en el futuro.
Sin embargo, en muchos casos estas reducciones son muy limitadas. En el sector público la jornada se reduce en 13 minutos por día (65 a la semana) y en el privado los trabajadores del sector financiero, por ejemplo, han visto reducidas en 35 minutos semanales sus jornadas. En general, los trabajadores del sector privado trabajan de media 36 horas frente a las 40 anteriores. “La mayoría pueden pedir ahora trabajar menos si pueden demostrar cómo llevar a cabo el trabajo”, aclara Haraldsson.
Modelo 100:80:100: 100% de sueldo, 80% de tiempo, 100% de productividad
El ejemplo de Islandia inspiró a los impulsores de una campaña global por la jornada de los cuatro días que ha puesto en marcha experimentos similares en Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda e Israel. El proyecto británico es el más ambicioso, e incluye a empresas de “todos los sectores de la economía”, según el presidente de la campaña, Joe Ryle. Van desde consultoras a “telecos”, pasando incluso por la Royal Society of Biology.
“Esperamos que sea un gran éxito y demuestre que con esta jornada ganan tanto los empleados como las empresas. Se mejora la productividad y la eficiencia de cada trabajador, pero además hay beneficios asociados a la reducción de emisiones, y a la mejora de la igualdad de género”, señala.
Las ventajas se notan especialmente ahora, asegura, con los precios de la energía y los combustibles disparados en toda Europa. “Se reducen los gastos en el transporte al trabajo y la gasolina, y también en la oficina, donde se usa menos energía, sobre todo en los sectores electrointensivos”, añade.
El proyecto de Reino Unido durará seis meses, entre junio y diciembre de este año, mientras que otros proyectos “hermanos” ya han echado a andar. Los de Irlanda y Escocia lo hicieron en enero, mientras que el de Estados Unidos y Canadá lo hizo en abril con 38 empresas, incluida la plataforma de crowdfunding Kickstarter y otras del sector tecnológico. En Australia y Nueva Zelanda empezarán este agosto. Todas siguen el modelo 100:80:100, que consiste en mantener un 100% del salario trabajando un 80% del tiempo, a cambio de mantener un 100% de productividad.
La gran diferencia entre estas iniciativas y el proyecto piloto de Islandia o el que prepara España es que en el caso anglosajón son las propias empresas quien lo financian, mientras que el plan que prepara aquí el Gobierno, basado en una propuesta de Más País, supondría repartir subvenciones a aquellas compañías que pusieran en marcha la nueva jornada. Ryle espera que, si el plan piloto tiene éxito, el Ejecutivo de Johnson “se tome el tema en serio” y lo promueva a nivel estatal.
La primera ministra neozelandesa, Jacinda Arden, es una de las pocas mandatarias que ha apoyado explícitamente una semana de cuatro días, que “ayudaría a aumentar el turismo nacional” e impulsar la economía tras el golpe de la pandemia.