Bogotá “rechaza enérgicamente” las palabras del presidente argentino en una entrevista con Ángela Patricia Janiot
Javier Milei no se ha mordido la lengua para calificar a su homólogo Gustavo Petro. “Es un comunista asesino que está hundiendo a Colombia”, le respondió sin titubeos a la periodista colombiana Ángela Patricia Janiot en una entrevista que se ha regado como pólvora este viernes en las redes sociales y ha provocado que Colombia llame de inmediato a consultas a su embajador en Buenos Aires. En las antípodas ideológicas, los dos presidentes van desde hace tiempo rumbo a la colisión, y las palabras del ultraderechista no hacen más que corroborarlo.
“Los que nos atacan no tienen ni idea qué es comunismo ni qué es socialismo”, ha dicho Petro este viernes durante un evento en la región del Pacífico, donde volcó su Gobierno esta semana, sin mencionar por nombre propio a Milei. “Nosotros creemos y queremos que los medios de producción estén en manos del pueblo, no del Estado”, afirmó en un tono didáctico en referencia a una discusión sobre el puerto de Buenaventura.
“En nombre del Gobierno de Colombia, presento mi más enérgica protesta por las irrespetuosas e irresponsables declaraciones del Presidente de la República Argentina”, reaccionó más temprano el canciller colombiano, Álvaro Leyva, que rompió con ese mensaje su silencio luego de haber sido suspendido esta semana por la Procuraduría. “Las palabras del Presidente Milei desconocen y vulneran los profundos lazos de amistad, entendimiento y cooperación que históricamente han unido a Colombia y Argentina, y que se han reforzado a lo largo de dos siglos”, abundaba la Cancillería en un comunicado oficial.
“Milei es un hipócrita”, le ha secundado el propio embajador en Argentina, Camilo Romero. “Mientras hoy le solicita a nuestro Gobierno beneplácito para su nuevo embajador en Colombia, llama asesino al presidente Gustavo Petro”, ha añadido el diplomático llamado a consultas, al recordar que ya había atacado antes al brasileño Luiz Inácio Lula da Silva e incluso al Papa Francisco. “Podemos pensar distinto, pero la región y la hermandad histórica de nuestros pueblos deben estar por encima de las diferencias”.
No ha sido, en cualquier caso, un encontronazo del todo inesperado. A días de la segunda vuelta que encumbró a Milei, Petro, el primer presidente de izquierdas de la Colombia contemporánea, había pedido desde las redes sociales el voto por su rival, el peronista Sergio Massa. “Milei nos regresa a Pinochet y Videla”, remarcó entonces en referencia a las dictaduras militares de Augusto Pinochet en Chile (1974-1990) y de Jorge Rafael Videla en Argentina (1976-1981). “Argentina derrotó la barbarie. Es la hora de la esperanza. Se elige entre la barbarie y la esperanza. Felicitaciones al pueblo argentino”, había escrito tras el resultado de la primera vuelta, que dejó en primer lugar a Massa.
Antes, al comienzo de la campaña, Petro había llegado a comparar a Milei con Adolfo Hitler, luego de que el líder ultra dijera que los políticos socialistas son “una basura, un excremento humano”. Milei le contestó y dejó claro desde entonces el abismo que les separa. “A mí de un socialista no me sorprende nada, esos son parte de la decadencia. A ellos los liberales les molestamos mucho, porque los dejamos en evidencia”, declaró en su día.
Los dos mandatarios representan proyectos políticos antagónicos en infinidad de asuntos, como quedó en evidencia este mes en el estreno de Milei en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza). El contraste ha sido elocuente. “El capitalismo es la única herramienta que tenemos para acabar con el hambre y la pobreza en el planeta”, dijo el argentino al exaltar a los empresarios como héroes, mientras que el colombiano invoca una y otra vez el papel del Estado para corregir las desigualdades. Milei incluso cargó contra quienes alertan de los peligros del cambio climático, mientras que Petro, un ecologista convencido, ha sido muy crítico con el capitalismo en Davos. En su debut en el Foro Económico Mundial, hace un año, el colombiano abogó por acabar con la dependencia del petróleo y el carbón para acometer una acelerada transición energética. “Vamos al punto de no retorno, y el punto de no retorno significa la extinción de la vida”, advirtió entonces con dramatismo.
Los insultos del argentino a su par colombiano, al igual que su perorata contra “el comunismo” en Davos, han sacado a relucir un Milei que había sido aplacado tras su victoria presidencial. Tan dogmático sobre sus posturas económicas como en la política internacional, Milei no dejó enemigo sin señalar durante la campaña: tildó de “zurdo asqueroso” al Papa Francisco, dijo que “no haría negocios” con “comunistas” como China y Brasil –los principales socios comerciales de Argentina–, calificó de “empobrecedor” a su vecino, el chileno Gabriel Boric –con quien tuvo palabras más amables en la entrevista de esta semana–, y amenazó con disolver el Mercosur, la alianza económica más importante de la región.
La llegada a la Presidencia fue un golpe de realidad. Tras varios desencuentros, su Gobierno volvió a tender la mano a China para limar asperezas, mantuvo en su cargo al embajador del último Gobierno peronista en Brasilia por su buena relación con Lula, confirmó que visitará al Papa en Roma a mediados de febrero, y su canciller acaba de volver a Buenos Aires de la reunión de cancilleres de Mercosur, donde la prioridad del encuentro, según el comunicado de la Cancillería argentina, fue “el fortalecimiento del proceso de integración”. Pero quien esperara algo de contención frente a Petro estaba equivocado.
Milei ha sido algo más pragmático como presidente que en campaña, pero aun así se ha enfrascado en que la Argentina “vuelva al mundo” buscando priorizar la relación Estados Unidos, donde el Gobierno de Biden lo mira con desconfianza por la admiración del argentino al expresidente Donald Trump, y con Israel, que afronta un momento delicado a los ojos del mundo por su ofensiva en la Franja de Gaza –Petro, por contraste, ha sido un abanderado de la causa palestina–. Su paso más claro fue borrar un trabajo del Gobierno anterior y renunciar a incorporarse a los BRICS, la alianza económica que lideran Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, a pesar de que era una puerta abierta a la financiación internacional que tanto necesita una Argentina en crisis.
Los insultos a Petro no han tenido mucho vuelo en Argentina porque el presidente estaba envuelto en otra polémica. Con minoría en el Congreso, Milei busca dar el brazo a torcer a parte de la oposición para lograr aprobar su reforma del Estado. Su táctica favorita ha sido amenazar a los gobiernos provinciales con cortarles los fondos federales, esperando así que los congresistas se plieguen. “Los voy a dejar sin un peso, los voy a fundir a todos”, llegó a decir en una reunión de gabinete esta semana, según un trascendido que le terminó costando el puesto al ministro que supuestamente filtró la amenaza a la prensa.