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Dos buques de Estados Unidos navegan por el estrecho de Taiwán por primera vez desde la visita de Pelosi

La incursión estadounidense en aguas de Taipéi se produce después de que China llevase a cabo ejercicios militares sin precedentes en la zona, como respuesta a la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE UU a principios de agosto

Dos buques de guerra estadounidenses han navegado por aguas internacionales del estrecho de Taiwán este domingo, según ha informado la Armada del país en un comunicado, en el que ha afirmado que el paso “demuestra el compromiso de Estados Unidos con una región Indo-Pacífico libre y abierta”. Es la primera travesía de este tipo desde que China realizó ejercicios militares sin precedentes alrededor de la isla en respuesta a la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE UU, Nancy Pelosi, a principios de agosto. El ejército chino ha afirmado que está monitorizando el tránsito de barcos estadounidenses por el estrecho y que está listo para responder a cualquier provocación.

“Los cruceros de misiles guiados de la clase Ticonderoga USS Antietam (CG 54) y USS Chancellorsville (CG 62) están realizando un tránsito de rutina por el estrecho de Taiwán el 28 de agosto (hora local) a través de aguas donde se aplican las libertades de navegación y sobrevuelo en alta mar de acuerdo con el derecho internacional”, ha explicado en su comunicado la Séptima Flota de Estados Unidos, que tiene su base en Yokosuka (Japón). El tránsito de ambos barcos se ha producido por un corredor “que está más allá del mar territorial de cualquier Estado ribereño”, se ha justificado la armada. “El Ejército de Estados Unidos vuela, navega y opera en cualquier lugar que permita la ley internacional”, concluye el comunicado.

Por su parte, el Ministerio de Defensa Nacional de Taiwán ha señalado que los barcos han cruzado el estrecho de norte a sur: “Durante su viaje hacia el sur a través del estrecho de Taiwán, los militares están supervisando plenamente los movimientos pertinentes en nuestro espacio marítimo y aéreo circundante, y la situación es normal”, ha dicho en un comunicado.

El estrecho de Taiwán o de Formosa separa la isla del continente. Su anchura media es de unos 180 kilómetros, con puntos en que la distancia se acerca hasta los 130 kilómetros. Estados Unidos envía barcos regularmente a esta región: en octubre de 2018, en abril de 2019 y en diciembre de 2020, trasladó dos buques en cada ocasión, según ha informado el periódico Japan Times.

La breve visita de la demócrata Pelosi el 2 y 3 de agosto fue tolerada con malestar por la Casa Blanca, que ve peligrar sus esfuerzos diplomáticos para frenar a Pekín. Sin embargo, el viaje de la mujer que ocupa el tercer cargo institucional más alto del país norteamericano obtuvo un apoyo evidente en las filas republicanas y entre destacados congresistas demócratas, que han pedido a la Casa Blanca menos ambigüedad en su apoyo a la isla frente a las amenazas chinas.

Tras la visita de Pelosi también visitó Taiwán hace dos semanas una delegación del Congreso de Estados Unidos, lo que reavivó las tensiones y fue respondido con nuevas maniobras. La delegación la encabezaba el senador demócrata por Massachusetts Ed Markey, a quien acompañaron tres miembros de la Cámara de Representantes demócratas y otro republicano. La senadora republicana por Illinois Marsha Blackburn también ha visitado la isla de 23,5 millones de habitantes esta semana.

El pasado 17 de agosto, Washington anunció un acuerdo para negociar un amplio pacto comercial y de inversión con Taiwán, cuya primera ronda de negociaciones está prevista para inicios del otoño. El 1 de junio, Estados Unidos y la isla habían anunciado su intención de desarrollar una ambiciosa hoja de ruta para esas negociaciones. China ha mostrado su descontento ante estas conversaciones pese a que, en el pasado, en momentos más distendidos de su relación con Taipéi, Pekín firmó a su vez convenios de cooperación económica similares con las autoridades taiwanesas.

A mediados de mes, el embajador chino en Estados Unidos, Qin Gang, advirtió en Washington: “Para retomar [la relación habitual] quiero que Estados Unidos piense en su comportamiento erróneo sobre Taiwán, que reflexione sobre cuál es la verdadera política de una sola China y que se abstenga de hacer cualquier cosa para escalar las tensiones porque hay algunas preocupaciones en torno a estos días en China de que Estados Unidos tomará más acciones, política y militarmente. Si esto ocurre, provocará una nueva ronda de tensiones y China se verá obligada a reaccionar”.

Entre las represalias anunciadas por China tras las visitas de Pelosi y la posterior de un grupo de congresistas, están las sanciones “de por vida” a siete funcionarios y políticos taiwaneses acusándoles de promover una agenda independentista para la isla. Estas sanciones les impedirán entrar en la China continental, Hong Kong y Macao. Entre los sancionados no se encuentra la presidenta taiwanesa, Tsai Ing Wen, aunque, desde diciembre de 2021, Pekín sí incluye en su lista negra al primer ministro taiwanés, Su Tseng-chang, y al ministro de Exteriores, Joseph Wu, entre otros altos cargos definidos como “separatistas”.

China también sancionó a Pelosi y suspendió la cooperación y las conversaciones con Estados Unidos en temas como el cambio climático, la seguridad marítima, la repatriación de inmigrantes ilegales y la asistencia judicial penal, entre otros.

Taiwán no es una región administrativa especial de China, como Hong Kong y Macao, sino que funciona como un Estado de facto, desde que en 1949 se retiró allí el Gobierno de la República de China al perder la guerra civil frente al Partido Comunista, que se hizo con el control de todo el territorio continental y estableció la República Popular de China. Taiwán cuenta con un Gobierno elegido democráticamente, una Constitución y un ejército con unos 300.000 militares. China, sin embargo, considera a la isla una provincia “rebelde” cuyo Gobierno es “ilegítimo”.

Las relaciones diplomáticas del gigante asiático con el resto de los países se basan en el principio de una sola China, que significa que China solo hay una, y esta incluye Taiwán. Con esta política, Estados Unidos no reconoce jurídicamente a Taiwán como un Estado soberano ni independiente, pero insta a resolver pacíficamente las diferencias y, en la práctica, mantiene relaciones diplomáticas y económicas bilaterales con la isla.

Las declaraciones de Washington desde la polémica visita de Pelosi en las que la Casa Blanca ha reiterado que no tiene intención de favorecer un cambio del statu quo de la isla ni tampoco de desafiar la política de una sola China no han servido hasta ahora para apaciguar la ira de Pekín.

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