© REUTERS / Vicente Gaibor del Pino
QUITO — Los ecuatorianos y ecuatorianas permanecen conmocionados tras los crueles asesinatos que se realizaron en motines desplegados en 4 cárceles, que han sacado a la luz no solo la pugna entre bandas criminales por apoderarse del control de los cárceles, sino también las profundas deficiencias del sistema carcelario del país andino.
“El nivel de perversión y maldad, de falta de respeto a la vida humana, incluso entre ellos, puede ser la demostración de la banda principal que quiere demostrar que ellos quieren tener el control total de las cárceles”, dijo a Sputnik Ricardo Camacho, ex director de centros penitenciarios de Ecuador.
Camacho añadió que es evidente que las bandas quieren demostrar su poder al interior de las cárceles.
Los propios presos hicieron circular el martes por redes sociales videos dantescos en los cuales se puede ver un corazón aun latiendo en las manos de uno de los asesinos, mientras otros cortan la cabeza del cuerpo sin vida; brazos y piernas desmembradas con machetes y asesinos que se ríen por los crímenes, escenas que parecen salidas de una película de terror, y que constituyen los peores crímenes en la historia carcelaria de Ecuador.
Según las autoridades, cinco bandas se disputan el control en el interior de las cárceles y habrían ocasionado la masacre del martes.
De acuerdo con reportes de medios locales, en la mañana de este miércoles hubo nuevos disturbios en las cárceles de Guayaquil (Guayas, oeste), que están custodiadas por, al menos, 400 efectivos policiales.
Bandas amenazan
Este miércoles, la tensión también creció tras la denuncia que hizo un periodista en su cuenta de Twitter, sobre decenas de papeles con amenazas que habrían sido arrojados en los exteriores del parqueadero de TC Televisión, en Guayaquil (oeste).
“El autodenominado cartel Nueva Generación anticipa que podría ocasionar muertes en las calles”, dijo el periodista.
Luego posteó uno de esos papeles, en los que se hace amenazas de muerte contra un alto jefe del sistema penitenciario, de quien se pide su retiro, y contra supuestos líderes de bandas delincuenciales.
En los papeles se advierte sobre posibles muertes en las calles de Guayaquil y Ecuador.
Tras hacerse públicas las amenazas, el subdirector del Servicio Nacional de Personas Privadas de la Libertad (SNAI) presentó su renuncia al cargo, según dijeron portales.
Necesario personal capacitado
Según Camacho, el país requiere establecer una escuela penitenciaria con personal capacitado, con ayuda de países como Chile o Colombia, para formar guías, personal administrativo, en temas de inteligencia, antidrogas, criminología, videovigilancia, entre otros.
Camacho añadió que los motines fueron mal manejados, que no hubo una buena fuerza de reacción inmediata para responder adecuadamente y no permitir que escale a los niveles vistos el martes.
“Para eso hay que tener un sistema carcelario fuerte”, dijo Camacho.
El hecho de que el amotinamiento haya sido simultáneo demuestra las facilidades que tienen los detenidos para conectarse los detenidos y que los inhibidores de señal telefónica no funcionan.
Camacho dice que al realizar los motines de forma simultánea tuvieron un importante efecto mediático, y cumplieron su objetivo de generar miedo en la sociedad ecuatoriana, a través de la demostración de perversidad.
Corrupción en el sistema
Según el experto, la corrupción, no solo a nivel de guías penitenciarios, sino también en los policías, personal administrativo e incluso en niveles jerárquicos superiores juegan un papel importante en estos hechos de violencia, sin precedentes.
Santiago Arguello, experto en materia carcelaria y ex subdirector general de prisiones, coincide con Camacho y afirma que “el sistema carcelario de Ecuador está corrupto”.
“Necesitamos una política pública que no entregue el sistema penitenciario a cualquier persona, sino a expertos; el personal que trabaja al interior de las cárceles debe ser cuidadosamente seleccionado”, dijo Arguello a Sputnik.
La Fiscalía de Ecuador abrió este miércoles investigaciones sobre los sucesos y envió equipos de trabajo para apoyar en la práctica de autopsias, y solicitó los videos de las cámaras de las prisiones donde ocurrieron los hechos violentos, con el objetivo de identificar a los presuntos responsables.
Las cárceles de Ecuador albergan a unos 38.000 detenidos, con un hacinamiento del 35%.
Las cárceles de Guayaquil, Cuenca (sur) y Latacunga (centro), en donde se produjo el motín son las más grandes del país.