A la fumata blanca en Ecuador casi se la lleva el viento. Cuando los dirigentes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) y sus aliados estaban a punto de firmar el Acta de Paz con el Gobierno, las protestas de indígenas presentes en la sala de negociaciones provocaron una marcha atrás momentánea. Y eso que ya cada uno había soltado un pequeño discurso con sus arengas políticas, como si todo hubiera acabado.

Discusiones, recesos y votaciones en un tira y afloja en el seno indígena hasta que finalmente llegó la firma para dar por terminado el Paro Nacional tras 18 jornadas de protestas, bloqueos, enfrentamientos violentos y pérdidas millonarias para el país. Bastó con unas pocas horas durante la mañana de este jueves para que ambas partes llegaran a un acuerdo con la mediación de la Conferencia Episcopal y, en especial, del arzobispo de Guayaquil, monseñor Luis Cabrera.

“No es una ganancia total, pero hay que aprender a reconocer los triunfos que el pueblo tiene saliendo a la calle. Hay puntos con los que no estamos de acuerdo pero para pacificar al país hay que aceptar“, reconoció Leónidas Iza, el líder máximo de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie).

El Acta de Paz firmada por ambas partes contempla una nueva reducción del precio del diésel y gasolinas en cinco centavos, que se suma a los 10 ya aprobados en medio del conflicto. Durante los próximos 90 días la comisión de diálogo que nace de este proceso seguirá discutiendo los planteamientos de la Conaie para “resolver los temas pendientes”.

Previamente a esta firma, el Gobierno ya había prometido atacar la especulación de los precios, declarar en emergencia al sector salud, incrementar el bono del desarrollo humano, derogar el decreto 95 que afecta al sector petrolero y reformar el decreto 151, que evitará el desarrollo minero en zonas protegidas. El Gobierno también derogará el estado de excepción impuesto ayer en cuatro provincias.

“El único ganador debe ser Ecuador, estas jornadas han sido una lección para todos. Sabemos que tenemos un país  con muchas fracturas y eso es lo que este gobierno tiene que resolver”, admitió Francisco Jiménez, ministro de Gobierno

De esta forma, los manifestantes que todavía se encuentran en Quito volverán a sus comunidades, pese a los requiebros de Iza, excluido del diálogo por el propio presidente Guillermo Lasso, en una decisión que duró apenas unas horas. “Hay que cuidar las palabras, salen cabreados a decir que no dialogarán con Iza y aquí estamos”, ironizó el dirigente radical.

Pese a la dilatación de la firma final, la decisión de ambas partes fue acogida con júbilo en un país que se encontraba en límite, con una mayoría deseosa de volver a trabajar en normalidad.