China ha superado a Estados Unidos en inversión en tecnologías de energía renovable y se ha convertido en un suministrador monopolista de tierras raras, unos materiales cruciales para la construcción de sistemas de energía limpia, según un nuevo informe de Bank of America.
En el reciente documento se señala que, por cada dólar desembolsado por Washington para investigar en materia de energía renovable entre 2010 y 2020, China gastó dos, convirtiéndose en el inversor líder en este ámbito.
El informe subraya que estamos ante una nueva guerra climática, en la que China está buscando ventajas en la dominación sobre las cadenas de suministro, tarifas comerciales relacionadas con el carbono y políticas de fabricación centradas en el mercado nacional.
Según Bank of America, el desarrollo de tecnologías limpias no se basa simplemente en la necesidad de mitigar los efectos del cambio climático, sino que el factor motivador principal es alcanzar la independencia energética y la primacía global en el sector.
“Desde la Presidencia de Jimmy Carter y la crisis petrolera de la década de 1970, EE.UU. ha perseguido la utopía de la independencia energética. Pero las persistentes crisis del crudo, las severas fluctuaciones de precios del petróleo y el giro global hacia la energía limpia han hecho que sea obvio que Washington no conseguirá nunca una verdadera independencia energética apoyándose solo en los combustibles fósiles”, apunta el portal OilPrice.
Tierras raras
Aunque la mayoría de los estadounidenses creen que, más que promover las energías fósiles, el Gobierno debe centrarse en el desarrollo de fuentes alternativas de energía, EE.UU. se enfrenta a otro problema: es casi completamente dependiente de China en lo que se refiere a los minerales que usa para desarrollar sistemas de energía limpia.
China suministra el 80% de los elementos de tierras raras que EE.UU. utiliza para fabricar paneles solares, torres eólicas, baterías de coches eléctricos, celulares, computadoras, sistemas de defensa y equipos médicos, entre otras aplicaciones.
Esto deja a Washington en una situación precaria en un momento de las antiguas tensiones entre las dos naciones en el que una reducción de suministros por parte de China podría mutilar potencialmente una amplia gama de industrias en EE.UU. Los medios chinos han advertido en repetidas ocasiones que Pekín está listo para prohibir los suministros, pero el plan aún no se ha implementado.
A medida que la guerra comercial ha ido exponiendo este punto débil, Washington ha intentado impulsar la inversión en el sector, buscando formas de aumentar su propia producción de este grupo de 17 importantes elementos químicos.
China ha producido más del 90% del suministro mundial de elementos de tierras raras en la última década, aunque el año pasado esta cifra disminuyó hasta el 71,4%. Sin embargo, la dominación china en este sector podría aumentar, puesto que se espera que el volumen de la industria de tierras raras crezca desde 8.100 millones de dólares en 2018 hasta 14.400 millones para 2025, impulsado por la demanda de autos eléctricos, celulares y microchips.