El martes, el jefe de operaciones espaciales de la Fuerza Espacial de Estados Unidos, el general B. Chance Saltzman, testificó ante el comité del Senado sobre su solicitud de presupuesto de 30 mil millones de dólares para el año fiscal 2024, un aumento de 5,5 mil millones de dólares de lo que el Congreso aprobó este año.
El militar defendió que ese monto se necesita con urgencia, porque la seguridad de EE.UU. depende en gran medida de sus capacidades espaciales en una confrontación militar con China y Rusia, sus mayores rivales.
De acuerdo con el general Saltzman, las armas de guerra espacial más avanzadas de China representan “la amenaza más inmediata” para los ataques en el espacio, mientras que los activos espaciales rusos menos capaces también suponen “una amenaza aguda” de ataques o interrupciones en los satélites estadounidenses.
Adujo además que Moscú y Pekín “tienen la intención de apuntar a las vulnerabilidades estadounidenses percibidas y eliminar la ventaja estadounidense en el dominio espacial”.
“Ambos esperan que el espacio sea clave para la guerra futura al permitir ataques de precisión de largo alcance. Ambos buscan la superioridad de la información mediante la desactivación de los sistemas de comunicación y navegación espacial de un adversario”, precisó.
China ha desarrollado naves espaciales armadas que pueden deslizarse en órbita terrestre baja y destruir satélites, y en 2021 realizó un primer lanzamiento orbital fraccional de un misil balístico en un vehículo de deslizamiento hipersónico que podría permitirle lanzar rápidamente armas del espacio a la tierra, indicó Saltzman.
Rusia, en noviembre de 2021, realizó una prueba de misiles antisatélite (ASAT) que “presagia el futuro de la guerra” en el espacio en la que ya ha invertido mucho, confirmó el alto mando estadounidense y reconoció que los avances de Rusia en la guerra electrónica y en las armas de energía dirigida están diseñados para paralizar a un enemigo en el espacio como la salva inicial de cualquier conflicto.
Ante el temor a los crecientes avances de Rusia y China en el área espacial, Washington creó en 2018 la Fuerza Espacial de EE.UU. (USSF, por sus siglas en inglés), la cual recibió su primera arma ofensiva en 2020.
Mientras que en 2021, Moscú y Pekín anunciaron que se han asociado para una misión robótica en 2024. Además, están coordinando una serie de misiones lunares destinadas a construir una base de investigación permanente en el polo sur de la luna para 2030.