El Cairo se dispone a abrir la frontera con la Franja para permitir el paso de ayuda humanitaria tras 14 días de guerra
El presidente de Egipto, Abdelfatá al Sisi, y el rey Abdalá II de Jordania han hecho frente común este jueves en El Cairo para rechazar las “políticas de castigo colectivo” a los palestinos de Gaza. Ambos mandatarios consideraron un “peligro extremo” para la seguridad regional el eventual desplazamiento forzoso hacia su territorio de miles de habitantes de la Franja. El monarca jordano y el rais egipcio habían cancelado el miércoles la reunión que tenían prevista en Amán con los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, tras la matanza registrada en el hospital Al Ahli al Arabi de Gaza.
El secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, ha planteado en los últimos días la posibilidad de que miles de civiles de Gaza salgan de la Franja y se instalen en la vecina península egipcia del Sinaí. Pero Egipto, Jordania y la Autoridad Palestina se han opuesto, ya que consideran que una expulsión forzosa amenazaría con dinamitar el establecimiento de un Estado palestino en las fronteras anteriores a 1967: Cisjordania, la franja de Gaza y Jerusalén Este.
El mismo miércoles, Abbas consideró igualmente que el desplazamiento forzoso de gazatíes fuera de la Franja era una “línea roja”. En Ramala, sede de la Autoridad Palestina, advirtió de que los palestinos no abandonarán su tierra. Un día antes, el rey Abdalá había mostrado también su rechazo a la expulsión de palestinos de Gaza hacia Egipto o Jordania.
Egipto se dispone a abrir este viernes un corredor de ayuda humanitaria a Gaza a través del paso fronterizo de Rafah, el único no controlado por Israel, que conecta la península del Sinaí con el enclave palestino. Estados Unidos, Israel y Egipto anunciaron por separado el miércoles un acuerdo para entregar ayuda de urgencia al enclave. La falta de garantías de seguridad por el Gobierno israelí había paralizado hasta entonces la apertura del corredor humanitario,
Unos 150 camiones se encuentran estacionados en el lado egipcio de la frontera a la espera de poder entregar la ayuda humanitaria recogida por organizaciones egipcias, según Ahmed Salem, director de la Fundación Sinaí para los Derechos Humanos. El presidente Biden, sin embargo, advirtió que inicialmente solo se permitiría el paso de hasta 20 vehículos de carga.
Las obras para reparar los daños causados en el paso de Rafah por los cuatro bombardeos israelíes lanzados sobre la frontera desde el inicio del conflicto continuaban este jueves, en medio de un sustancial despliegue de los servicios de seguridad egipcios. La necesidad de alimentos y energía en el enclave costero es considerada muy urgente, al estar a punto de agotarse las reservas de comida y combustible. Al menos cuatro hospitales de la franja de Gaza han dejado de funcionar, según ha informado este jueves el Ministerio de Sanidad gazatí. Los centros sanitarios afectados son los de Beit Hanun, Al Durra, Al Karama y el Oftalmológico Internacional, de la Ciudad de Gaza.
El ministerio también ha confirmado que el Hospital Turco-Palestino, uno de los pocos que ofrece atención oncológica en Gaza, ha dejado prácticamente de funcionar a causa de la falta de combustible y electricidad. El departamento de Urgencias ha quedado fuera de servicio. El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha reclamado desde Ginebra que se permita además el paso de combustible, vetado por Israel, junto con la entrada de medicinas y alimentos.
Al día siguiente de la visita del presidente Joe Biden, el primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, también ha expresado este jueves su “pleno apoyo continuo” a Israel. Sunak se ha reunido en Jerusalén con el primer ministro, Benjamín Netanyahu. “Queremos que ganéis”, ha proclamado el mandatario británico, quien ha celebrado la inminente reapertura del paso fronterizo de Rafah para la ayuda humanitaria dirigida a la franja de Gaza.
“Estoy orgulloso de estar aquí con ustedes en la hora más oscura de Israel”, ha declarado Sunak en una conferencia de prensa conjunta con Netanyahu. “Como amigos, nos solidarizamos con ustedes y nos ponemos al lado de su pueblo”. “Sé que están tomando todas las precauciones para evitar dañar a los civiles (…) y acojo con satisfacción la decisión que tomaron ayer de garantizar que se reabra el paso a la ayuda humanitaria”, agregó.
Desde el inicio de las hostilidades, tras el ataque lanzado el 7 de octubre por Hamás contra Israel, han muerto en Gaza y su entorno más de 3.700 palestinos. En Israel se han registrado unos 1.400 muertos, de los que más de 300 eran militares, y más de 200 personas permanecen secuestradas en manos de las milicias de Gaza. En Cisjordania se contabilizan ya 64 palestinos muertos en incidentes con colonos judíos y con las fuerzas de seguridad.
Próxima orden de invasión
Destacado en el mismo frente de combate israelí, el ministro de Defensa, Yoav Galant, ha arengado este jueves a soldados desplegados cerca de la frontera de Gaza con un discurso en el que anticipaba una próxima ofensiva terrestre contra el territorio del enclave palestino, controlado por las milicias de Hamás desde 2007. “Ahora podéis ver la franja de Gaza desde fuera”, les dijo. “Pronto, la veréis desde dentro. La orden (de invasión) llegará”, aseguró el general retirado Galant.
Las andanadas de cohetes desde la Franja contra el sur y el centro de Israel se sucedieron durante toda la jornada, junto con las oleadas de bombardeos israelíes sobre posiciones de las milicias islámicas en Gaza. En uno de estos últimos ataques murió Yamila al Shanti, la primera mujer en ocupar un alto cargo en Hamás, cuando se encontraba en su casa en la noche del miércoles al jueves. Al Shati era la viuda del Abdelaziz al Rantisi, cofundador del grupo islamista palestino, abatido por Israel en 2004.
En respuesta a los ataques del grupo libanés y proiraní Hezbolá, Israel ha disparado este jueves proyectiles de artillería en el norte del país. El ejército israelí ha indicado en las redes sociales que Hezbolá lanzó dos misiles antitanque desde suelo libanés contra el kibutz de Manara, en el norte de Israel. Poco después, las fuerzas israelíes replicaron abriendo fuego contra el punto desde donde había partido el ataque de Hezbolá.