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Internacional

El bajón anímico de Estados Unidos

El partidismo extremo y la inflación explican las malas valoraciones económicas a pesar del crecimiento real

PAUL KRUGMAN
A juzgar por las cifras, 2021 fue un año de expansión para la economía estadounidense. En 2020, muchos analistas preveían una recuperación lenta con varios años de altas tasas de desempleo. En vez de eso, el paro ya ha bajado casi a niveles prepandemia, y un porcentaje récord de estadounidenses afirma que es un buen momento para encontrar un empleo de calidad. Es verdad que la inflación ha mermado el poder adquisitivo de los salarios, pero nuevos cálculos indican que, a pesar de ello, los ingresos reales de la mayoría de los adultos han aumentado. Y aunque la propagación de ómicron puede dar lugar a uno o dos meses malos para el empleo, el rápido descenso de los casos en Nueva York y otros lugares indica que pronto volverá a haber buenas noticias económicas.

Sin embargo, el ánimo de los consumidores está por los suelos: la media de las valoraciones que hacen los estadounidenses de la economía es peor ahora que en los primeros meses de la recesión causada por la pandemia. ¿Por qué? Mis lectores habituales saben que llevo algún tiempo haciendo conjeturas sobre este asunto. En particular, me pregunto por qué la gente afirma que la economía está mal, aunque se muestre bastante optimista respecto a sus finanzas personales. Sin embargo, a estas alturas, creo que estoy cerca de dar con la respuesta.

Las malas valoraciones de la economía, diría en este momento, reflejan sobre todo dos cosas. La primera es un fenómeno duradero: la gente reacciona más negativamente a la inflación de lo que los manuales de economía habrían predicho. La segunda es un partidismo extremo alimentado por los medios de comunicación de derechas.

En lo que respecta a la inflación, pensemos en dos economías imaginarias. En una de ellas, los ingresos normales de una familia aumentan un 2% anual, pero los precios al consumo suben al mismo ritmo. En la otra, la inflación es del 6%, mientras que los ingresos familiares aumentan un 7% al año. ¿Qué economía es mejor?

Estoy casi seguro de que los economistas votarían mayoritariamente por la segunda, en la cual los ingresos reales crecen. Pero la opinión pública podría no estar de acuerdo. A la gente le molesta la inflación, aunque sus ingresos superen con creces su ritmo. Quizá se deba a que la subida de los precios transmite la sensación de que las cosas están fuera de control.

Sea cual sea el proceso psicológico que intervenga, la aversión a la inflación es, sencillamente, una realidad. Arthur Okun, un economista demócrata, fue el primero que propuso evaluar la situación económica utilizando el “índice de miseria”, que suma desempleo e inflación. Como concepto, este índice no tiene mucho sentido, ya que los costes del desempleo son enormes y reales, mientras que los de la inflación son sutiles y sorprendentemente vagos. Pero el índice de miseria funciona muy bien como predictor del sentimiento económico. Y dado que la inflación ha aumentado mucho en Estados Unidos a lo largo del último año, no es raro que el estado de ánimo haya decaído a pesar de que el paro esté disminuyendo.

Sin embargo, mi análisis de los datos dice que el sentimiento económico es considerablemente peor de lo que cabría esperar aun teniendo en cuenta la inflación. Nate Cohn, de The Times, llega a la misma conclusión utilizando un modelo más elaborado. ¿Qué hay detrás de esto?

La desalentadora persistencia de la covid es una posible respuesta. Pero no olvidemos el elefante —y digo elefante— en la habitación: el partidismo de extrema derecha. Hoy en día, el partidismo lo determina casi todo en Estados Unidos. Por ejemplo, no se puede hablar con sensatez del retraso de las tasas de vacunación contra la covid sin reconocer que los republicanos tienen cuatro veces más probabilidades de no estar vacunados que los demócratas. Y la brecha entre las percepciones de la economía se ha ensanchado brutalmente en los últimos años.

Pero no pensemos que todos son iguales. Es verdad que los demócratas pueden haber sido reacios a reconocer las buenas noticias económicas durante el mandato de Donald Trump. Sin embargo, la actitud negativa de la derecha en este momento es tan absurda como las valoraciones de los republicanos según las cuales la economía actual es peor que la de junio de 1980, cuando el desempleo era casi el doble y la tasa de inflación estaba en el 14%. Esta locura podría explicar en buena parte la falta de confianza de los consumidores.

Ahora bien, ¿de dónde viene esta locura? Hasta los medios de comunicación convencionales han hecho hincapié en lo negativo. Un análisis de un centro de estudios liberal concluyó que, en noviembre, la CNN y la MSNBC habían dedicado un 50% más de tiempo de emisión a la inflación que a todos los demás temas económicos juntos.

Sin embargo, a lo largo de los dos últimos años, Fox News ha dedicado casi tres veces más tiempo de emisión a la inflación que la CNN, ilustrando sus reportajes con fotos de estanterías vacías hechas en otros países y en otros años. No es de extrañar que las bases del Partido Republicano opinen que la economía está fatal. ¿Qué nos dice esto del futuro, en particular del futuro político? Cuando la inflación baje, si es que baja, como los analistas, el mercado de obligaciones e incluso los consumidores prevén que acabe ocurriendo, el estado de ánimo general de estos últimos debería empezar a reflejar la fortaleza real de la economía. Pero, como hemos visto, una parte importante del electorado tiene percepciones económicas bastante alejadas de la realidad. Incluso si las cosas mejoran, probablemente no les llegarán las buenas noticias, o serán obsequiados con otras historias negativas.

Por lo tanto, los demócratas van a necesitar mucho más que una economía en alza para superar las elecciones de mitad de mandato. Tendrán que conseguir que los votantes receptivos perciban la mejora, y que un número suficiente de ellos acuda a las urnas para compensar la considerable minoría decidida a creer que los Estados Unidos de Joe Biden son un páramo al estilo Mad Max.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía. © The New York Times, 2022. Traducción de News Clips

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