Las exportaciones han mejorado las posiciones fiscales de productores de materias primas, pero los efectos positivos se ven contrarrestados por la inflación, una menor confianza y el alza de las tasas de interés, dice la multilateral
El producto interno bruto (PIB) de Latinoamérica y el Caribe crecerá 2,5% este año, de acuerdo con un pronóstico del Banco Mundial, un 0,2% más que lo que la multilateral estimó hace dos meses. Para 2023, se espera que el crecimiento se desacelere a 1,9 %, y para 2024 repuntará un 2,4%. La proyección para la región es inferior al estimado para los mercados emergentes a nivel mundial, de 3,4%, promedio impulsado por China e India en donde se espera el mayor crecimiento.
“La desaceleración regional refleja el endurecimiento de las condiciones financieras, el debilitamiento del crecimiento de la demanda externa, la rápida inflación y la alta incertidumbre política en algunos países”, dice sobre Latinoamérica el comunicado publicado el martes. El Banco espera que el PIB per capita de toda la región aumente solo un 0,6% entre 2019 y 2023.
Factores externos e internos han impulsado la inflación muy por encima de los objetivos de los bancos centrales en muchos países, lo que ha impactado fuertemente a los hogares, explica la organización. Los precios de los alimentos y los combustibles se han acelerado rápidamente, por lo que autoridades monetarias han aumentado significativamente las tasas de interés, como un intento de limitar un rápido calentamiento de la economía. Además, a pesar de que los brotes de la covid-19 se han contenido, en gran medida, en estos países, China ha sufrido nuevos brotes que han llevado al cierre de plantas y fábricas, generando cuellos de botella en el suministro global.
La ofensiva rusa en Ucrania ha limitado, además, el suministro de granos y fertilizantes, por lo que los precios de estas materias primas han subido en mercados internacionales. Esto ha beneficiado a algunos países productores en Latinoamérica. “Se espera que los precios de las principales exportaciones de la región sean sustancialmente más altos en 2022, pero los beneficios para el crecimiento se verán frenados por una respuesta lenta de la producción de algunos productos básicos y por el aumento de los costos de los insumos, incluidos la energía y los fertilizantes”, dijo el Banco en su reporte.
“Se espera que las políticas fiscal y monetaria se inclinen en general contra el crecimiento a corto plazo, ya que las autoridades monetarias endurecen la política para combatir la inflación y continúa el retiro del apoyo fiscal relacionado con la pandemia”, asegura la institución.
A nivel mundial, el Banco Mundial estima un crecimiento económico de 2.9% este año. “A pesar del impacto negativo en la actividad global en 2022, esencialmente no se proyecta un repunte el próximo año: se pronostica que el crecimiento global aumentará solo levemente un 3% en 2023, ya que muchos vientos en contra, en particular, los altos precios de las materias primas y el endurecimiento monetario continuado—se espera que persistan”, dice el reporte. “Además, la perspectiva está sujeta a varios riesgos a la baja, incluida la intensificación de las tensiones geopolíticas, los vientos en contra crecientes de estanflación, el aumento de la inestabilidad financiera, las continuas tensiones en la oferta y el empeoramiento de la inseguridad alimentaria”, agrega el Banco.