Hay detenidos, pero muchas respuestas sin resolver. La desaparición de los 43 jóvenes de la normal Raúl Isidro Burgos el 26 de septiembre del 2014 corre a gran velocidad para los padres de familia. Son ocho años y medio en los que persisten dudas sobre el destino de los jóvenes a pesar de que investigadores expertos y autoridades mexicanas dicen que todos los indicios indican que los estudiantes están muertos. Pero a los padres les incomoda que luego de casi nueve años de indagatorias, dos gobiernos federales y cientos de declaraciones de testigos se sepa poco o nada de dónde están los cuerpos de sus hijos.
La Fiscalía General de la República y la Secretaría de Seguridad Pública de Guerrero dieron a conocer el 22 de marzo que fueron detenidos siete elementos de la policía estatal y dos policías preventivos del municipio de Iguala. También están en la cárcel 4 militares.
La detención más notable es la de Jesús Murillo Karam, quien encabezó la primera investigación, mientras que su brazo derecho, Tomás Zerón de Lucio sigue en Israel, pero con un revés de un tribunal que revocó el amparo que tenía contra su captura. Para los padres todo esto está bien, menos que los cuerpos de sus hijos no aparezcan a pesar de la intensa búsqueda en la sierra guerrerense.
Los padres marchan cada mes en las calles de la capital mexicana, a veces solo con grupos de estudiantes de la normal Isidro Burgos y muy pocas personas de otras organizaciones civiles. A pesar de esto, no se dan por vencidos ni conformes.