Tres mil militares norcoreanos equipados con uniforme ruso pueden parecer pocos soldados, pero se trata del primer despliegue de un ejército extranjero en la guerra que Rusia libra contra Ucrania. La inteligencia ucraniana dice que después de recibir formación en campos de entrenamiento del este de Rusia, esos 3.000 hombres van a ser enviados en las próximas horas a combate en la zona fronteriza de Kursk, donde las tropas ucranianas controlan parte del territorio ruso.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, calificó el inminente despliegue de combatientes norcoreanos de “escalada evidente” por parte de Rusia, al tiempo que reclamó “una reacción contundente” de la comunidad internacional: “El mundo tiene que ver con claridad lo que en realidad quiere Rusia, que es la continuación de la guerra”.
Miguel Ángel Benedicto, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, considera que este movimiento ruso “es un paso peligroso, porque lo que hace es fortalecer uno de los dos ejes de potencias y que haya dos bandos es lo que suele suceder siempre antes de un conflicto a nivel global”.
Miguel Ángel Benedicto, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, considera que este movimiento ruso “es un paso peligroso, porque lo que hace es fortalecer uno de los dos ejes de potencias y que haya dos bandos es lo que suele suceder siempre antes de un conflicto a nivel global”.
De similar opinión es Antonio Herrera, militar en la reserva y profesor del Máster de paz, defensa y seguridad internacional de la Universidad Europea, para quién “lo más importante de este nuevo movimiento de fichas es el riesgo de una guerra global. Está claro que pasamos a una escalada de la tensión que puede llevar a una guerra de más extensión”.
Herrera recuerda que Vladimir Putin viajó en junio a Pyongyang, capital de Corea del Norte, para sellar un acuerdo bilateral de seguridad (Tratado de Asociación Estratégica Integral) con el líder norcoreano Kim Jong Un. Aunque ya antes había comenzado el apoyo de Corea del Norte a Rusia con el envío de armamento y munición, el despliegue de hombres es el siguiente paso, vinculado a un acuerdo que insta a ambas potencias a prestarse asistencia mutua en caso de que uno de los dos países resulte atacado, escenario que se habría abierto tras las incursiones de Ucrania en las regiones rusas de Belgorod y Kursk.
Pyongyang se habría comprometido a aportar hasta 12.000 soldados para la guerra de Rusia en Ucrania, según la inteligencia surcoreana. Por cada uno de ellos, Rusia habría pagado unos dos mil dólares a Corea del Norte, además de comprometerse a ayudar a perfeccionar y robustecer el programa de fabricación de misiles norcoreano.
Herrera considera que los tres mil hombres llegan en un buen momento para Rusia, “donde la población está empezando ya a preguntarse hacia dónde va el país en relación a Ucrania. Son ya tres años de conflicto y, aunque hay mucha desinformación, Rusia ha perdido entre 130.000 y 200.000 hombres. Por tanto, necesita personal, además de armamento”, explica este militar que participó cinco años en una misión de inteligencia en países de este de Europa, entre ellos Ucrania.