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La mayoría de las encuestas indican que Andrés Arauz es favorito para ganar las elecciones del 11 de abril, en las cuales se enfrentará a Guillermo Lasso. Sin embargo, existe un elemento de mucho peso: casi un tercio de votos blancos y nulos que arrojan incertidumbre sobre el resultado final.
Las campañas de los dos candidatos presidenciales en Ecuador terminaron el 8 de abril. Andrés Arauz, quien se presenta por la Unión por la Esperanza, realizó los actos de cierre en Manabí y en Quito, dos puntos centrales, en la costa y en la sierra, donde están en juego grandes caudales de votos para el 11 de abril.
“Esta elección es histórica, un pueblo que decidirá por el Ecuador por sobre la banca, es el momento de la renovación generacional, con innovación, fuerza y ganas de cambio, me he preparado para esta responsabilidad histórica”, afirmó Arauz, luego de realizado el acto de cierre, con la bandera del Ecuador en las manos.
Guillermo Lasso, candidato de la alianza CREO y Partido Social Cristiano, realizó, por su parte, el cierre de campaña en primer lugar en Quito, y luego en Guayaquil, lugar donde se construyó como banquero y figura política.
Ambos candidatos se encuentran ahora a pocas horas de la votación que definirá entre dos caminos diferentes para el país. Por un lado, el proyecto de Lasso, de carácter neoliberal con preponderancia del capital financiero, y en consonancia con la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina. Por otro lado, el modelo de Arauz, progresista y con vocación de integración continental.
Las encuestas indican que la mayoría de los votantes se inclinan por Arauz. Pero existe un factor central que arrojan todas las casas encuestadoras: la existencia de un elevado porcentaje de votos nulos y blancos.
La ventaja de Arauz
“La mayoría de las encuestadoras no se ponen de acuerdo en función de los datos que están arrojando, no porque discrepen, sino porque los porcentajes son muy volátiles”, indica Diego Paúl Zaldumbide, consultor político ecuatoriano.
Dentro de ese escenario, “la mayoría marcan como ganador a Andrés Arauz, con porcentajes que van desde el 35% en la encuesta más baja, hasta otras que están en alrededor del 42 y 43%”, explica. Esa ventaja del candidato del correismo ha estado presente desde el inicio de la campaña por el balotaje: resultó ganador en la primera vuelta del siete de febrero con 32.72%, mientras que Lasso obtuvo 19.74% y se mantuvo siempre por debajo de Arauz.
La excepción a ese conjunto de datos son los que arroja la encuestadora Cedatos, “que marca que el ganador sería Guillermo Lasso, casi casi en empate técnico y debajo está Arauz para esa casa encuestadora”. Cedatos ha sido señalada en varias oportunidades como cercana a Lasso y parte de su campaña que consiste en posicionarlo en primer lugar, de la misma manera que sucedió en el 2017, cuando se enfrentó a Lenin Moreno, el actual presidente.
Según Zaldumbide, parte del por qué Arauz encabeza las encuestas está relacionado a la forma en la cual ha llevado la campaña, marcada por la situación de pandemia: “las campañas se han encerrado muchísimo en elementos de redes, más Guillermo Lasso que en los eventos públicos que ha tenido, en diferentes partes del país, han sido con formatos cerrados, de entrevistas, con formato controlado, y eso llegó a limitar el contacto con la población”, analiza.
Arauz, a diferencia de Lasso, “sí ha tenido una agenda más activa con actividades en territorios con diversos grupos de la población, ahí podría haber un quiebre interesante”. El candidato de la Unión por la Esperanza, recorrió el país, con, en algunas ocasiones, la visita de hasta tres provincias en un solo día.
En ese marco de centralidad de las redes, el consultor destaca la importancia que tuvo la “campaña sucia”. Se trata de una práctica que, “trata de afectar al candidato opositor, es decir, cuando yo como campaña ya no puedo ganar cierta cantidad de votos, lo que hago es tratar de bajarle a mi adversario y lamentablemente es lo que hemos visto sobre todo en las dos últimas semanas”, explica.
“Ahora mismo que estamos en silencio electoral, las redes a través de mensajes de watsap, publicaciones en Facebook, Twitter, Instagram, siguen vinculando todo el tema hacia una campaña de ataque y de menosprecio en lugar de tener una posibilidad de comparación de ideas, de proyectos, de modelos ideológicos, de gobierno, qué es lo que están planteando los dos candidatos”.
El factor voto nulo y blanco
“Lo que marcan todas las encuestas es un alto nivel de gente que estaría votando nulo o blanco, es decir que no marca su decisión por uno de los dos candidatos, y ahí está el gran nicho, que además hace que todas las encuestas tengan esa variación de datos”, analiza Zaldumbide.
El porcentaje de votos nulos y blancos suele ser bajo en Ecuador: “normalmente llegamos al día de la elección con entre 10 y 12%”, afirma. En cambio, en esta elección “hay porcentajes que van desde 36% de votos nulos y blancos hasta un 16% las que más bajo están marcando”. Eso significa casi uno de cada tres votantes ecuatorianos “no se está pronunciando por ninguno de los dos candidatos”.
La existencia de ese alto porcentaje puede explicarse por varios factores. Uno es, por ejemplo, el hecho de que aún no parece haberse decantado a quién votará el electorado que en primera vuelta le dio su voto al tercero, Yaku Pérez, y al cuarto, Xavier Hervas.
Otro factor es el llamado al “voto nulo ideológico” realizado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y su instrumento electoral Pachakutik. Zaldumbide resalta, al analizar ese aspecto, la amplitud y diversidad del movimiento indígena: “estamos hablando de diversas nacionalidades y pueblos que evidentemente no tienen por qué tener un pensamiento único”.
En ese contexto, señala si bien el llamado “podría tener influencia, finalmente estamos hablando de electores, y como electores también estamos hablando de individuos, y por lo tanto van a pronunciarse de diversa manera, no necesariamente existe esa estructura organizacional que va a definir únicamente el voto por uno o por otro”.
Esa situación cuenta a su vez con dos elementos más. En primer lugar, que Jaime Vargas, presidente de la Conaie, llamó a votar por Arauz. En segundo lugar, la memoria histórica negativa del movimiento indígena hacia Lasso y su aliado Jaime Nebot, quienes en el levantamiento de octubre del 2019 contra el gobierno de Lenin Moreno apoyaron la represión y trataron con desprecio a quienes se movilizaban.
Ese elevado porcentaje de nulos y blancos significa que una gran cantidad de persona “se decidirá ya prácticamente en la urna“. En ese contexto el analista resalta la importancia para ambas candidaturas de no cometer errores en estas últimas horas: “aunque estamos en silencio electoral, aunque no hay una campaña abierta, sí es importante la tranquilidad, la calma, la proyección de liderazgo que puedan dar los dos candidatos, precisamente para no asustar a este porcentaje alto”.
El número de votos nulos y blanco podría mantenerse o reducirse a favor de uno de los dos candidatos. “Dentro de eso parecería que la inclinación de estos votos nulos y blancos tiene una dispersión, se dividiría entre los dos candidatos de manera proporcional. Con estos antecedentes lo que tenemos es que, si se hace caso a la mayoría de encuestas, parecería que Arauz sería la persona que va adelante en las elecciones”.
Si bien Arauz, según encuestas y probabilidades tiene mayores posibilidades de ganar las elecciones, el resultado del 11 de abril es aún incierto. No solamente por el factor del voto blanco y nulo, sino porque se trata de un proceso electoral marcado por irregularidades que comenzaron desde el inicio, por la fragilidad democrática y las alertas que aún se mantienen, como la que emitió la Unión por la Esperanza el 8 de abril ante amenazas de fraude, exigiendo que el 11 de abril tenga lugar “un proceso electoral democrático y transparente”.