El también vicecomandante de la ofensiva en Ucrania conocía los planes de rebelión de Prigozhin, según ‘The New York Times’ y estaba en paradero desconocido desde el pasado sábado
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha acometido su primera gran purga en el ejército desde la rebelión de la compañía de mercenarios Wagner el pasado fin de semana. El general Serguéi Surovikin, uno de los grandes exponentes de una de las facciones críticas con el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y próximo al empresario Yevgueni Prigozhin, ha sido arrestado por su presunta vinculación con el motín.
La información ha sido difundida tanto por el diario independiente The Moscow Times, que cita dos fuentes diferentes, como por un bloguero proguerra ruso conocido, Vladímir Románov. Según este bloguero, Surovikin está encerrado en el centro de detención preventiva de Lefórtovo, en Moscú. El director de Eco de Moscú, el reconocido periodista Alexéi Venedíktov, también ha informado de que la familia del militar desconoce cuál es su paradero desde la rebelión. “El general Surovikin no ha estado en contacto con su familia durante tres días. Tampoco responden sus escoltas. Solo tengo esos hechos”, ha señalado el veterano jefe de la radio, liquidada por el Kremlin al principio de la guerra.
Serguéi Vladímirovich Surovikin (Novosibirsk, 56 años) había sido designado comandante único de las fuerzas rusas en Ucrania en otoño del año pasado para recomponer el frente tras los reveses de Járkov y Jersón, cuya capital evacuó de forma ordenada. Sin embargo, fue sustituido en enero por el delfín de Shoigú y jefe del Estado Mayor ruso, Valeri Guerásimov, también gran rival del dueño de Wagner. Fue una decisión por sorpresa, lo que provocó decepción entre las propias filas del ejército, después de haber logrado estabilizar el frente en la orilla opuesta de Jersón.
El diario The New York Times publicó este miércoles que Surovikin conocía los planes de rebelión de Prigozhin. El pasado sábado apareció en un vídeo grabado dentro de un pequeño cuarto en el que conminaba a los mercenarios a dejar las armas y retirarse. Surovikin puede no ser el único general ruso que haya podido apoyar el alzamiento de Prigozhin, según aseguraron algunos cargos estadounidenses a The New York Times, pues consideran que el líder de Wagner no habría lanzado su sublevación a menos que creyera que otros en posiciones de poder acudirían en su ayuda. Otro medio estadounidense, The Wall Street Journal, publica que los planes de Prigozhin iban dirigidos a capturar al ministro de Defensa y al jefe del Estado mayo rusos para ganar el control del ejército, pero que tuvo que adelantar su movimiento al ser descubierto, indican fuentes de inteligencia occidentales. Sin embargo, un portavoz del Kremlin calificó este miércoles la información del Times como “rumores y especulaciones”.
“En el contexto de Prigozhin, aparentemente [Surovikin] eligió su lado [de Prigozhin durante la rebelión] y lo agarraron por las pelotas”, dijo una de las fuentes a The Moscow Times. Preguntado dónde se encuentra el general, no dio detalles. “Ni siquiera comentamos esta información a través de canales internos”.
Surovikin había sido recibido en octubre entre aplausos por el sector más belicista ruso, incluido también el presidente checheno, Ramzán Kadírov. Veterano de Chechenia y Siria, los primeros muertos a sus espaldas fueron rusos: en el golpe de Estado comunista de agosto de 1991 dirigía el batallón que acabó con la vida de tres manifestantes en el centro de Moscú, las únicas víctimas de aquella protesta.
Son múltiples las despiadadas acciones de este general ruso a lo largo de su carrera, pero destaca aquella por la que se ganó el sobrenombre de El carnicero de Alepo. Surovikin supervisó los bombardeos sobre la ciudad del mismo nombre durante la brutal batalla de Alepo que allí tuvo lugar y en la que milicias rebeldes y grupos yihadistas tomaron al inicio de las revueltas, en 2011. Muchos recordaron entonces el inmisericorde asedio de Grozni, en Chechenia.
Su último nombramiento se produjo hace pocas semanas, cuando en la última crisis abierta entre Prigozhin y Shoigú fue designado como el enlace de Wagner con el alto mando ruso.