El presidente ruso acorrala ante las cámaras al alto cargo que sugería negociar por última vez antes de intervenir en Ucrania. Si hubiera un guionista tras los vídeos del Kremlin, se lo rifarían las plataformas
La escena destacaría por su intensidad dramática en cualquier película o serie de ficción, pero es real, ocurrió el pasado lunes y el vídeo ha dado la vuelta al mundo. Vladímir Putin reúne a su consejo de seguridad y pide a sus miembros que se mojen sobre el reconocimiento de la independencia de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, un nuevo paso en el desmembramiento de Ucrania. Es el turno de Serguéi Naryshkin, jefe del servicio de inteligencia exterior, a quien se le ocurre sugerir que se dé una última oportunidad a los países occidentales, mediante un ultimátum a muy corto plazo, para volver a los acuerdos de Minsk.
Putin le interrumpe muy seco: “¿Qué quiere decir? ¿Pretende que abramos negociaciones o que reconozcamos la soberanía?”. Y llega el momentazo: Naryshkin balbucea, no sabe qué decir, sus labios murmullan un sí y un no, se queda en blanco unos segundos que se hacen eternos. “Hable claro”, le aprieta Putin. Y el jefe de inteligencia da un giro y va incluso más allá de lo debido: dice que apoya la incorporación de las dos repúblicas a la Federación Rusa. A lo que Putin le responde con otro toque de atención: “No estamos hablando de eso, sino de reconocer su independencia”. El pobre jefe de espías rectifica otra vez: sí, sí, lo apoya. “Bien. Gracias. Puede sentarse”.