El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, debía recibir el lunes un mandato oficial para intentar formar un Gobierno de coalición tras no haber logrado la mayoría absoluta en las elecciones del domingo.
El partido de Mitsotakis, Nueva Democracia, obtuvo el 40,8% de los votos, frente al 20% del izquierdista Syriza.
El resultado fue un espaldarazo para Mitsotakis, cuya administración tuvo que lidiar con un escándalo de escuchas telefónicas, la pandemia del COVID-19, la crisis del coste de la vida y un accidente ferroviario mortal en febrero que desató la indignación pública.
Sin embargo, con el nuevo sistema de votación, no logró la victoria absoluta, ya que obtuvo 146 escaños en el Parlamento de 300 miembros, por debajo del umbral de 151 legisladores para gobernar el país en solitario.
Se espera que la presidenta griega, Katerina Sakellaropoulou, invite a Mitsotakis el lunes y le dé un mandato de tres días para dirigir las negociaciones con otros partidos a fin de intentar formar una coalición.
Si las conversaciones fracasan, el segundo y tercer partido —Syriza, seguido del socialista PASOK— recibirán también un mandato de tres días cada uno.
Si ningún partido logra formar una coalición, Sakellaropoulou nombrará un Gobierno provisional que llevará al país a una nueva votación aproximadamente un mes después.
Mitsotakis dijo el domingo que el pueblo le había dado un mandato de “gobernar fuerte y autónomo”, sugiriendo que era improbable que uniera fuerzas con ningún otro partido.
Sus objetivos estaban puestos en la segunda votación, que se celebrará bajo un sistema de representación semiproporcional, con una bonificación de escaños según una escala móvil, lo que aumenta las posibilidades de una mayoría absoluta de su partido.
“La dinámica del resultado era más que clara: los ciudadanos quieren un Gobierno fuerte, con un mandato de cuatro años, (para llevar a cabo) reformas más audaces”, declaró Mitsotakis tras su victoria el domingo.