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El regreso de Bachelet a Chile causa un revuelo político en medio de la campaña rumbo al plebiscito de la nueva Constitución

El anuncio del regreso de la expresidenta Michelle Bachelet a Chile, después de haber ocupado durante cuatro años el cargo de alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, desató una fuerte expectativa sobre el papel que desempeñará a partir de ahora, con una coalición de izquierda en el poder y en vísperas del histórico plebiscito que decidirá si habrá o no una nueva Constitución.

Bastó que Bachelet confirmara que dejará el puesto internacional y su residencia en Ginebra, Suiza, para que estallaran las especulaciones sobre una posible incorporación al Gobierno, el futuro de su relación con el presidente Gabriel Boric y el rol que asumirá en la vida pública del país que ya gobernó en dos ocasiones (2006-2010 y 2014-2018).

“Mi familia me necesita ahí y mi país me necesita ahí, no me han pedido algo específico, pero quiero estar porque creo que Chile está viviendo un momento muy importante en su historia”, dijo al confirmar que no buscaría la reelección como alta comisionada.

Bachelet volverá al país a fines de agosto, es decir, a escasos días del plebiscito del 4 de septiembre en el que la ciudadanía deberá votar si aprueba o rechaza el borrador de una nueva Constitución que fue elaborado durante un año por 155 convencionales y que pretende sustituir a la actual Carta Magna, que es una herencia de la dictadura de Augusto Pinochet.

El triunfo del ‘Apruebo’ es fundamental para el Gobierno, ya que forma parte del proceso político que enfrenta Chile desde el estallido social de 2019 y que permitió que Boric ganara la presidencia.

Hasta ahora, las encuestas le otorgan una leve ventaja al ‘Rechazo’, por lo que la participación de líderes como Bachelet en la campaña por el ‘Apruebo’ podría inclinar la balanza e influir en la decisión de los votantes. Por lo pronto, la expresidenta ya anticipó su voto a favor.

Recibimiento

Boric celebró de inmediato la noticia del regreso de Bachelet. La relación entre ambos se fortaleció durante la campaña presidencial, ya que la alta comisionada respaldó al actual mandatario e incluso viajó a Chile y se reunió con él. Por eso, la reacción del Gobierno en general fue favorable.

La presidenta del Partido Socialista, Paulina Vodanovic, reconoció que la presencia de Bachelet puede ser “un gran aliciente” para que se apruebe la nueva Constitución, aunque en términos formales volverá para continuar con su trabajo en Horizonte Ciudadano, la fundación que creó después de ser presidenta y que está encabezada por Xavier Altamirano, quien recordó que la exmandataria abrió el camino para poder cambiar la Carta Magna.

“Está lejos de ser indiferente frente a la posibilidad que Chile tenga una nueva Constitución, su compromiso es conocido. Cómo aportará y qué papel desempeñará específicamente, eso es algo que ella tendrá que decidir”, explicó.

Pero no todo son bienvenidas. La oposición, que está en plena promoción del ‘Rechazo’, lanzó advertencias a Bachelet para que no haga ningún tipo de campaña.

“Queremos pedirle a la alta comisionada que respete este proceso, y recordarle que su cargo le impide formar parte de campañas electorales”, aseguró la diputada del partido conservador Renovación Nacional, Sofia Cid.

En el mismo sentido se pronunció el presidente de la Unión Demócrata Independiente, Javier Macaya, quien consideró que el plebiscito constitucional debe ser encabezado por la sociedad civil, no por los políticos tradicionales como Bachelet.

Más dura fue aun la posición de José Antonio Kast, el excandidato presidencial de la ultraderecha que perdió las elecciones frente a Boric. “Digan la verdad: Michelle Bachelet no vuelve voluntariamente, en la práctica la echaron. Luego de su desastrosa visita a China no tenía opciones de reelegirse”, acusó en un mensaje en redes sociales.

De esta forma anticipó el recibimiento que la oposición le dará a la expresidenta, y que se basará en cuestionar el papel que desempeñó como alta comisionada, en particular por la polémica que desató su visita a China en mayo pasado, ya que organizaciones no gubernamentales consideraron que no investigó debidamente las denuncias de violaciones a derechos humanos.

Bachelet asumió como alta comisionada en septiembre de 2018, seis meses después de dejar la presidencia de Chile, y se fue a vivir a Suiza, lo que fortaleció su papel como una líder política latinoamericana con influencia en el plano internacional. Y aunque tenía la opción de seguir en el cargo hasta 2026, a sus 71 años decidió regresar a su país, que está inmerso en un proceso de profunda transformación política y social.

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