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El Rey encarga a Feijóo una investidura abocada al fracaso

Felipe VI prioriza la “costumbre” de que el candidato del partido con mayor número de escaños sea el primero en ser propuesto ante la falta de mayorías absolutas

El rey Felipe VI recibe al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (d), en la última de sus siete entrevistas con dirigentes políticos, este martes en el Palacio de la Zarzuela.SEBASTIAN MARISCAL MARTINEZ (EFE)
ELSA GARCÍA DE BLAS

Ante la inédita situación en democracia de que dos candidatos se ofrecieran a ser investidos sin tener aún los apoyos suficientes, el Rey Felipe VI ha priorizado la “costumbre” de que se presente primero la lista más votada en las elecciones y ha encargado al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que intente una investidura. El presidente del principal partido conservador cuenta hoy con 172 apoyos ―los 137 de PP, los 33 de Vox y el diputado de UPN y de Coalición Canaria― y, según lo que han manifestado el resto de fuerzas políticas, no tiene más potenciales aliados, así que lo más probable es que esta primera investidura sea fallida. Pero aunque el presidente en funciones y líder socialista, Pedro Sánchez, transmitió a Felipe VI que creía posible “articular una mayoría parlamentaria en torno al PSOE”, como, dijo, demostró la votación de la presidencia del Congreso (que la izquierda ganó con 178 votos, dos más que la mayoría absoluta), el Rey ha optado por permitir un primer intento a Feijóo.

La celebración de la investidura, que todavía no tiene fecha, pone en marcha el reloj para una convocatoria electoral: en caso de que ningún candidato lo consiga, las elecciones se convocarían automáticamente en el plazo de dos meses naturales desde la primera votación.

En opinión de los juristas, Felipe VI tenía tres opciones sobre la mesa: encargar la investidura a Feijóo, como ganador de las elecciones; hacerlo a Sánchez, por sus mayores probabilidades de ahormar una mayoría parlamentaria; o conceder más tiempo y emplazar a los grupos a una nueva ronda de consultas sin hacer un encargo a ningún candidato, como le pidió el PNV. El Rey, que se enfrentaba a una decisión difícil que le colocaba en una posición comprometida, ha optado por la práctica más frecuente desde la entrada en vigor de la Constitución, y la que también presentaba menos riesgo político. Desde la noche electoral del 23 de julio, el PP venía martilleando con el derecho de Feijóo a postularse a una investidura por su condición de fuerza más votada, así que de no haber hecho ese primer encargo al líder del PP, el Rey podría haberse expuesto a las críticas de la derecha.

En un comunicado hecho público pasadas las ocho de la tarde, la Casa del Rey explicó el encargo de la investidura a Feijóo porque el PP fue “el grupo político que ha obtenido mayor número de escaños en las pasadas elecciones del 23 de julio” y la “costumbre” en democracia es que el candidato de la fuerza más votada reciba el primer encargo. “Conviene señalar que, salvo en la Legislatura XI, en todas las elecciones generales celebradas desde la entrada en vigor de la Constitución, el candidato del grupo político que ha obtenido el mayor número de escaños ha sido el primero en ser propuesto por Su Majestad el Rey como candidato a la Presidencia del Gobierno”, enfatizó La Zarzuela en el comunicado. “Esta práctica se ha ido convirtiendo con el paso de los años en una costumbre. En el procedimiento de consultas llevado a cabo por Su Majestad el Rey no se ha constatado, a día de hoy, la existencia de una mayoría suficiente para la investidura que, en su caso, hiciera decaer esta costumbre”, remachó la Casa del Rey.

Felipe VI contaba además con la certeza de que, aunque en un primer momento La Moncloa y el PP se enfrentaron por quién debía ser nombrado candidato, en las últimas horas socialistas y populares habían dado marcha atrás y habían subrayado que respetarían en todo caso su decisión.

Lo dejó claro el presidente en funciones, Pedro Sánchez, tras su audiencia con el Rey. Aunque el líder socialista defendió que no ve sentido a que el líder del PP se someta a una sesión de investidura fallida, también dijo que él no se opondría a ello si el Rey lo decidía. Sánchez descalificó ese intento de Feijóo como “un trámite de exhibición” y no un auténtico debate de investidura, que “tiene como única finalidad reunir el respaldo necesario” para ser designado presidente del Gobierno. Pero Sánchez no reclamó su derecho a ir primero. “Sea cual sea la decisión que tome el jefe del Estado, cuenta con el respeto y el respaldo del PSOE. El PSOE se mantiene fiel a lo que decida el jefe del Estado”, remarcó Sánchez, que en todo caso ya ha iniciado las conversaciones con los partidos nacionalistas e independentistas para lograr su apoyo ―este martes ha llamado ya al PNV―, dando por hecho que la intentona de Feijóo no prosperará.

El presidente en funciones explicó al Rey que, pese a que él aún no tiene los respaldos suficientes garantizados, está convencido de que los logrará, y como prueba de que puede hacerlo aportó la votación de la semana pasada para formar la Mesa del Congreso, en la que la candidata socialista, Francina Armengol, obtuvo 178 apoyos, dos por encima de la mayoría absoluta. “Creemos estar en condiciones desde el PSOE de aunar el respaldo para la investidura, como quedó acreditado la semana pasada. Ofrecemos estabilidad política y económica para hacer frente a los desafíos del momento”.

El rey Felipe VI (i) recibe este martes al presidente del Gobierno en funciones y líder del PSOE, Pedro Sánchez (d), durante su ronda de consultas con los dirigentes políticos antes de proponer candidato a la Presidencia del Gobierno, este martes en el Palacio de la Zarzuela.
El rey Felipe VI (i) recibe este martes al presidente del Gobierno en funciones y líder del PSOE, Pedro Sánchez (d), durante su ronda de consultas con los dirigentes políticos antes de proponer candidato a la Presidencia del Gobierno, este martes en el Palacio de la Zarzuela.CHEMA MOYA (EFE)

En cambio, el líder del PP reconoció que no puede presentar opciones reales de conseguir que su investidura prospere, pero aun así reivindicó su derecho a postularse. “Yo no puedo asegurar ni siquiera ser el que reciba el encargo del Rey”, aceptó con realismo en su comparecencia en el Congreso tras la audiencia con Felipe VI, después de haber argumentado su paso adelante sobre la base de “tres avales”: que es el candidato que ganó las elecciones del 23 de julio, que tiene el apoyo de 172 escaños, y que postularse sería, en consecuencia, cumplir con su “deber”. “Mi propuesta tendría como pilares básicos la defensa de la Constitución, el impulso del Estado autonómico y el respeto escrupuloso a las sentencias judiciales”, enfatizó el candidato, en lo que sonó como un mensaje a los independentistas que reclaman una amnistía para todos los implicados en el procés.

El encargo del Rey a Feijóo fue posible por la rectificación in extremis de Vox, que había amagado con retirar su apoyo al líder del PP después de que los populares le negarán los votos necesarios y les dejaran fuera el pasado jueves de la Mesa del Congreso. Los dos partidos de la derecha firmaron su reconciliación tras el desencuentro de la Mesa al aceptar Feijóo las condiciones que le impuso Abascal para volver a poner a su disposición los 33 diputados de Vox.

El líder de Vox había pedido al PP una “muestra inequívoca de respeto” a su partido y que los populares pusieran en valor de forma pública sus acuerdos de Gobierno conjuntos en cinco comunidades autónomas y decenas de Ayuntamientos. Y Feijóo cumplió con el pago. En su comparecencia tras la audiencia real, el político gallego subrayó que le une “una relación de normalidad democrática” con Vox y el “objetivo compartido” de “proteger” la “Nación y defender la Constitución”. Y reconoció también que ambos partidos gobiernan conjuntamente en comunidades autónomas y en ayuntamientos, y que esa relación se mantendría, dijo, “en la defensa de un Gobierno constitucional del PP en solitario” en caso de que él lograra ser investido. Feijóo también emplazó a Vox a mantener la “relación de colaboración” que les une. Con esas palabras, Abascal se dio por satisfecho: “Celebro que el señor Feijóo haya cumplido las justas peticiones de Vox”, reconoció después en un mensaje en la red social X (antes Twitter). Ambos habían hablado en privado para reconducir su “malentendido”, según contó a los periodistas el líder popular.

La reconciliación con Vox permitió a Feijóo recibir el encargo del Rey, pero opera al mismo tiempo como un obstáculo insalvable para que el líder popular pueda atraer otros apoyos, como el del PNV, que con sus cinco escaños podría darle la mayoría absoluta. El portavoz peneuvista en el Congreso, Aitor Esteban, volvió a reiterar este martes que su partido no entrará en ninguna ecuación con la extrema derecha. “Lo dijimos durante la campaña electoral”, recordó Esteban en La Sexta, “que cualquier combinación en la que entrara Vox y en la que Vox fuera necesario, y desde luego para mantener esa legislatura hacia delante los votos de Vox serían necesarios, y también para la investidura; no íbamos a entrar”.

Con la negativa del PNV y de los partidos independentistas, Feijóo, como le recordó Sánchez, tiene, salvo sorpresa, un “techo” en los mismos 172 diputados con los que parte. En cambio, el líder socialista sostuvo que sus 152 escaños de partida ―los 121 del PSOE y los 31 de Sumar― son su “suelo” y cuenta con otros 26 potenciales apoyos de los nacionalistas e independentistas, como demostró la votación de la Mesa del Congreso, en la que la socialista Francina Armengol recabó el apoyo de 178 escaños (dos más que la mayoría absoluta).

Pero Feijóo pretende iniciar, a partir del próximo lunes, una negociación con todos los grupos, para la que pide tiempo a la presidenta del Congreso, encargada de fijar la fecha de la investidura. El líder popular defiende que no puede contar solo con un plazo de “horas o días” para esas conversaciones, lo que sugiere que no quiere que la fecha del debate de investidura se sitúe la semana que viene. El problema es que si la sesión parlamentaria se fija para más tarde del 1 de septiembre, una eventual repetición electoral caería en plenas fiestas navideñas. Fuentes del equipo de Feijóo calculan por tanto que habría que retrasarla como pronto hasta el 27 de septiembre, con el objetivo de que las elecciones, en caso de convocarse, se celebraran después de la Navidad. Armengol no quiso este martes adelantar ninguna fecha, y emplazó a tener primero una conversación con Feijóo para fijar el Pleno en el que el líder del PP defenderá, con pocas probabilidades de prosperar, su candidatura a la presidencia del Gobierno.

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