La derecha portuguesa trata de asimilar su fracaso en el intento de cortar la continuidad del socialista António Costa como primer ministro gracias a una mayoría absoluta incontestable. Las esperanzas conservadoras puestas en el liderazgo de Rui Rio, histórico alcalde de Oporto, para aglutinar en torno a su figura una alternativa sólida al PS no se han concretado para lograr el cambio, entre otras cosas por la irrupción en Portugal de Chega, un partido asimilable a Vox. Según los análisis en torno a los resultados, Costa ha demostrado hablilidad con un adelanto movido por el bloqueo presupuestario que ejercieron sus propios socios de Gobierno, al tiempo que ha sabido rentabilizar en las urnas una política posibilista caracterizada por la introducción de recetas económicas de corte liberal para limitar a la vez la agenda ideológica a su rol de candidato.