En el año nuevo, China tiene la intención de profundizar “la cooperación mutuamente beneficiosa” con Rusia y corregir el rumbo de las relaciones con Washington, declaró el miembro del Politburó del Partido Comunista Chino y nuevo director de la Oficina de la Comisión de Asuntos Exteriores, Wang Yi, en su nuevo artículo publicado en una influyente revista del Partido Comunista, Qiushi, este domingo.
Amistad con Rusia
En el artículo, en el que repasaba la política exterior de Pekín durante 2022 y esbozaba los principales objetivos para el año nuevo, Wang afirmó que ante los grandes retos a los que se enfrenta la comunidad internacional, las grandes potencias deben dar ejemplo al mundo. En este sentido, señaló que el año pasado, “la asociación estratégica de cooperación chino-rusa de la nueva era” ha mantenido un alto nivel de desarrollo y que “se han intensificado los intercambios y la cooperación en diversos ámbitos entre ambos países”. También destacó que “se ha fortalecido aún más el fundamento de la amistad y la opinión pública”.
“Las relaciones chino-rusas se construyen sobre la base de la no alineación, la no confrontación y el no ataque a terceros, y están aun menos sujetas a interferencias y provocaciones por parte de terceros”, declaró, subrayando que independientemente de cómo cambie la situación internacional, ambos países “mantendrán e impulsarán la asociación de cooperación estratégica integral en la nueva era”. También aseguró que Pekín pretende profundizar “la confianza mutua estratégica y la cooperación mutuamente beneficiosa” con Moscú.
Necesidad de evitar repetir los errores de la Guerra Fría
Mientras tanto, en referencia a las palabras del presidente chino, Xi Jinping, en las que incide en que el mundo del siglo XXI debe evitar los errores de la Guerra Fría, Wang destacó que China y EE.UU. deben adoptar una visión correcta de sus políticas internas y externas, así como de sus intenciones estratégicas, estableciendo “un tono conciliador en lugar de la confrontación, y de compromiso en el que todos ganen en lugar de sumar cero”. Confirmó la disposición del gigante asiático de corregir el rumbo de las relaciones con Washington.
Al mismo tiempo, destacó que la cuestión de Taiwán, que se encuentra en el centro de los intereses de China, es “la base política de las relaciones chino-estadounidenses y hay una línea roja que no puede cruzarse”.
Añadió que, aunque EE.UU. y algunos otros países insisten en la puesta en marcha de “la llamada ‘estrategia Indo-Pacífica’ y de diversos ‘pequeños círculos’ cerrados y exclusivos”, Pekín “se opone firmemente a cualquier mentalidad de la Guerra Fría y a la confrontación divisiva”. También destaca que apoya a los países vecinos para que “pongan firmemente su destino en sus manos y resistan conjuntamente a las contracorrientes que socavan la paz y la estabilidad regionales”.
El alto funcionario también señaló que, durante la última década, la diplomacia china logró “constantes saltos ideológicos y filosóficos”, adhiriéndose a la vía del desarrollo pacífico y abandonando la vieja idea de que “si un país es fuerte, será hegemónico”. “Al promover la construcción de un nuevo tipo de relaciones internacionales, ha explorado una nueva forma de interacción entre las naciones en términos de respeto mutuo, equidad y justicia, y cooperación beneficiosa para todos. La protección de valores comunes para toda la humanidad trasciende el sesgo ideológico de los “valores universales” occidentales”, concluyó.