El rey Mohamed VI celebra sus 25 años en el trono, habiendo asumido el poder en el verano de 1999, en un momento crítico para Marruecos. Enfrentado a diversos retos sociales, con movimientos islamistas, incluso radicales, ganando terreno, y una economía dependiente de la agricultura y, por ende, de la lluvia, el país parecía estancado. La famosa frase del residente general francés en Marruecos, Théodore Steeg, “En Marruecos, gobernar es llover”, aún resonaba con fuerza. Además, el nuevo monarca heredó el conflicto regional del Sahara, un problema que obstaculizaba el desarrollo en una nación con escasos recursos naturales.
El perfil discreto y dinámico del rey Mohamed VI no revelaba sus intenciones al principio, pero pronto demostró su voluntad de efectuar cambios profundos sin comprometer la estabilidad del país. Con un conocimiento detallado de las debilidades económicas de Marruecos y las necesidades de sus regiones, el rey trazó una visión clara para convertir al país en una potencia regional. En los últimos 25 años, Marruecos ha experimentado una notable diversificación económica, transformándose en una plataforma industrial y tecnológica de importancia en África.
En relación con la libertad de expresión, el monarca siempre ha sido tolerante con la prensa, intentando que el agua vuelva a su cauce. Por ello, la celebración de los 25 años de su reinado ha tenido un sabor diferente, marcado por una reconciliación histórica con la prensa marroquí. El rey Mohamed VI ha indultado a varios periodistas y activistas de derechos humanos encarcelados por diversas razones. Esto ha puesto de manifiesto la buena voluntad de la monarquía para garantizar la libertad de expresión en el país y facilitar así las reformas políticas e institucionales tras la constitución de 2011. La decisión real se ha convertido en una fiesta para el sector periodístico, que cambia de piel desde hace muchos años debido a las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías.
Durante la llamada primavera árabe, Marruecos ha sido uno de los pocos países árabes que supieron cruzar la tormenta gracias a las reformas anunciadas por el rey Mohamed VI. La prensa marroquí, incluso la más crítica, elogió la iniciativa real que salvó al país de lo peor, llevando a Marruecos a buen puerto. No cabe la menor duda que Marruecos es un país clave para la seguridad de toda la parte occidental de Europa y particularmente España, por lo cual su estabilidad no es un tema menor para Occidente.
Esto me da pie a hablar del tema del Sahara, que ha sido un escollo para el desarrollo y la estabilidad de toda la región del Magreb durante muchas décadas. Esta cuestión ha sido la segunda gran noticia de la fiesta del trono debido al anuncio del presidente francés Emmanuel Macron de un cambio en la política de París hacia el Sahara. El presidente francés reconoció en una carta enviada al rey de Mohamed VI la soberanía de Marruecos sobre el Sahara, considerando así el plan de autonomía como la única solución para zanjar ese conflicto que tanto ha durado. La nueva postura de París ha causado una crisis diplomática automática con Argelia, algo que se esperaba, especialmente después de la carta amenazante que había enviado la diplomacia argelina a los dirigentes franceses. En resumen, el rey Mohamed VI ha logrado, en esa ocasión, abrir nuevas ventanas para facilitar un abanico de reformas y, además, empujar a Francia a mover ficha en un momento decisivo dentro de un contexto regional e internacional en pleno cambio.